Una dalia negra

II



Min no supo cómo terminó acompañando al castaño hasta su litera, tal vez, solo tenía curiosidad de saber con quién compartía cuarto. Frunció el ceño al ver que la mayoría de los niños, cuatro compañeros de cuarto; eran mayores, tal vez de la misma edad de él. Negó con la cabeza y tomó la almohada del castaño, dirigiendo al ojimiel a su habitación.

 

  
__ oye tú!!__ se dirigió al niño de catorce que dormía en la litera alado de ellos. __ Tu nuevo cuarto es el 123, cambiaras con este moscoso.  


Habló fuerte, mientras tomaba la almohada de su antiguo compañero de habitación. Le dio sus cosas y lo dirigió de nuevo al cuarto donde el castaño dormía, para después regresar y acostarse en su cama.  


__Yo… 


__ Bueno, supongo que ahora te cuidaremos de por vida__ rio Hoseok amablemente, a él le daba ternura la carita tímida del castaño. __ Yo soy Hoseok y tú te llamas? 


__ J-Jimin …__ susurró apenado.  


El pelirrojo lo hizo por Min, sabía que el pelinegro estaba interesado en el niño, jamás lo había visto de esa forma. Tal vez, se le hablando el corazón con Jimin. Sonrió de lado y se recostó mirando los largos y despintados tubos que eran el soporte de la litera.  



Jimin no pudo reclamar, el mismo les había pedido ayuda a los chicos. Se acurruco en las sabanas y cerro sus tristes ojos, al menos dormiría tranquilo, solo eran tres en esa habitación; ¿Qué más le podían hacer?  



Jimin despertó, con un ruidito algo molesto. Sin pensar se levanto tallando despacio su adormilado rostro. El castaño pudo notar unos penetrantes ojos negros azabache, sentía que lo observaban detalladamente, desde sus mechones hasta sus pies tímidos. Y por fin, se topó con esa mirada. 


__ Así que …Jimin. __ dijo Min __ Apresúrate. Odio que me hagan esperar. 


Hoseok rodo los ojos y sonrió de lado, colocando los zapatos cerca de los pies de Jimin. El ojimiel no pudo evitar sonreír tímido, el pelirrojo era muy amigable a comparación de Min. Feliz decidió ir tras ellos, mirando como los demás chicos del lugar lo observaban, algunos sorprendidos, otros con lastima, otros con odio, etc. Observo a Min hacer lo mismo que siempre; colarse en la fila y recibir la charola de comida primero. 


__ Toma. __ bufo Min extendiéndole su desayuno.  


Tan alegre el chico lo recibió, sin darse cuenta Min sonrió con la expresión de Jimin. Algo que a Hoseok lo dejo sin palabras. El pelinegro dejo de mirarlo para después comer de su bandeja; empezando primero por el pan, mojándolo un poco con el café realmente claro. No era la mejor comida, pero al menos de la desnutrición no debían de preocuparse, había cosas más importantes que la comida. Jimin sintió un escalofrió al sentir la mirada de Min otra vez.  


__ ¿y qué edad tienes mocoso? 


__ doce años, señor… 


Min al escuchar su edad no dijo nada más, solo asintió sin importancia. De alguna forma Jimin se veía mas chico, tal vez de unos diez. Bueno era un alivio para ellos, no se tomarían la molestia de cuidarlo tanto.  


__ Jimin __ lo llamó Hoseok __ ¿Y cómo llegaste aquí? 


__ Yo…bueno. Hace unos años vivía con mi única abuela, pero falleció, cuando la policía investigo se dio cuenta que no tenia a nadie más__ bajo la mirada __ Así que me mandaron a otro lugar como este hasta que se dieron cuenta que éramos demasiados, así que decidieron enviarme aquí junto con otros niños … 


__ Entiendo. Perdóname si te hice recordar cosas feas Jimin. _ Dijo Hoseok preocupado. 
__ no se preocupe __ respondió bajito __ bueno …y usted como llego aquí? 


Hoseok coloco su mano en su barbilla e intento recordar, al parecer el junto con Min habían llegado casi al mismo tiempo. Si. Desde tan temprana edad. 


__ Realmente no lo recuerdo Jimin, solo recuerdo que tenia como unos nueve años __ sonrió amable __ Cuando llegué también me asustaba por todo, hasta que conocí a este chico __ señalo a Min que continuaba comiendo.  


__ Y usted señor Min…__ preguntó el ojimiel valientemente. 


Min rodo los ojos y sin pensarlo se levantó para dejar su charola ahí mismo, por alguna razón, ya no tenía nada de apetito; quizás el que Hoseok sacara esos temas lo ponían de un mal humor. Odiaba escuchar historias de otras personas, le bastaba con la suya. Se acomodo bien la chaqueta color verde militar y se dirigió al patio de “juegos”, no lo sabía. Quería entender el por qué se había puesto así. Ignorando a muchos más niños que se encontraban ahí, se sentó en la banca de concreto pegada a la pared. “lo necesito” se dijo así mismo sacando el cigarrillo que antes no quiso fumar, después de todo era el único ya que lo había ganado en un juego de cartas con chicos de su misma edad.  
sonrió al ponerlo entre su dedo corazón e índice, mirando como se consumía la puntilla; le dio la primera calada. “horrible”, pensó. Que mas da, saciaba sus nervios. Y con el paso de cada calada se hacia mas chico y mas chico ese papel en rollado, hasta que solo quedo la parte amarillenta del algodón.  


__ Señor Min 




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