Corría, no paraba de correr.
Si lo hacía él llegaría a mi, me atraparía y sería mi fin.
No recuerdo nada de lo que pasó anoche, todavía sigo bajo los efectos de la droga que él me inyecto cuando me encontró, y solo sé que necesito escapar de él.
Llego hasta la plaza y consigo ubicarme para poder llegar a casa, así que cojo aire y sigo corriendo.
Necesitaba llegar lo antes posible a casa de mi hermano.
Él me ayudaría, a pesar de haber discutido la noche anterior él me ayudaría.
¿No?
-¡EVA!- escuché su grito a lo lejos- ¡Te atraparé maldita!.
Sabía perfectamente que se estaba acercando. Miré hacia atrás rápidamente para ver cuánta distancia nos separa y al ver que no era mucha, aceleré el paso, e intenté sacar el móvil del bolsillo para llamar a mi hermano.
Marqué el número de emergencia que le tengo asignado y tras tres tonos contestó.
-¿Si?-su voz estaba adormilada.
-¡MARK!
-¿Eva? ¿Qué ocurre?-ya sonaba más despierto.
-Ayúdame Mark...Él me esta siguiendo...¡AYÚDAME!- grité histérica.
-Cálmate.¿Dónde estas?- preguntó y pude escuchar algo de ruido a través del teléfono.
-Estoy en...en...
Pero no pude contestar, tropecé a causa de las lágrimas y perdí el control de mis piernas, haciéndome rodar por el pequeño barranco que estaba al lado de la carretera.
Solo podía oír los gritos de desesperación de mi hermano a través del teléfono, pero yo no sentía nada, no veía nada.
-¡¡¡EVA!!!
Negro...Todo estaba negro.