Todo es negro.
No veo nada, sin embargo puedo sentir el horroroso dolor que mi cuerpo está sufriendo y puedo escuchar unos molestos pitidos.
Intento abrir mis ojos pero me es imposible, intento moverme pero el dolor es demasiado fuerte como para que llegue a mover un solo dedo o abrir mis ojos.
-Eva- me llaman débilmente.
Es la voz de Mark. Lo sé.
Intenté emitir algún sonido pero fracasé. No salió nada de mi boca ni siquiera llegue a separar los labios.
-Eva- sollozó-Te quiero.
Después de eso pude notar como mis pulsaciones se aceleraban.
Mi respiración se volvió irregular y desesperada. Quería contestar, quería llorar, quería abrazarlo.
El dichoso e irritante sonido se aceleraba por segundos y de un momento a otro no escuché, ni sentí nada.
Mark
El aparato que media las pulsaciones de mi hermana enloqueció de un momento a otro en cuanto dije esas palabras, así que rápidamente llamé al doctor para que pudiera atenderla.
No podía dejar de sentirme culpable por lo sucedido, si la hubiera escuchado y acompañado tal vez esto no hubiera pasado.
Ese maldito no la hubiera encontrado, no se lo habría llevado con él y ahora mi hermana no estaría en una cama de hospital, otra vez.
Pasó media hora aproximadamente y todavía no había noticias de mi hermana, mi madre ni siquiera ha aparecido por aquí, nunca se ha preocupado por ella, siempre la consideró una vergüenza para ella y lo peor es que se lo recordaba constantemente.
Recordé que debía llamar a Lucas, lo hice y en menos de 10 minutos ya estaba conmigo otra vez.
Otra media hora pasó y por fin el Doctor Rogers apareció.
- ¿Cómo está? - preguntamos.
-Lamento decirles que Eva ha sufrido un paro cardíaco y debido a sus lesiones internas ha entrado en un estado de coma.
-¿Cree que...?-dudé en preguntar- ¿Cree que se pondrá bien?- conseguí hablar.
Lucas se había quedado perplejo.
-No lo sabemos, eso ya depende de la fuerza de Eva. Debo seguir trabajando cualquier cosa avísenme de nuevo.
Y ahí fue cuando me derrumbé por completo.