MARK
Estoy recostado en la puerta de la habitación de hospital de Eva.
Estoy estático. Mirándola. Atento a cualquier cosa que pueda suceder, al mínimo movimiento.
Lo que sea.
Después de varios minutos, suspiro y entro del todo a la habitación, cerrando la puerta y sentándome al lado de la cama.
No se si puede escucharme, pero debo soltarlo, decir lo que llevo dentro.
-Eva, ¿recuerdas ese día en el que discutimos y luego desapareciste? -preguntó- Puedo jurar que ese día luego de decirte lo que te dije, quería disculparme, por ser un idiota, pero al entrar en tu cuarto y no verte, ni ver tus cosas. Empecé a buscarte por todas partes, pero no te encontré. -lloró fuerte.
Me paso las manos por la cara y me recuesto en la silla, quedándome estático de nuevo, mirándola .
Esperándola, divagando en mis pensamientos.
Narrador externo
{5 de septiembre de 2013...( 18 años de Eva)}
La chica entró llorando a su habitación, su madre era una persona cruel, siempre había sido así y descargaba toda esa crueldad con su hija, por parecerse al hombre que la abandonó.
Su padre. Nunca lo había conocido, lao había abandonado, cuando ya no podía soportar más estar con aquella mujer. No la quería y simplemente se fue, y Eva había sido "el saco de boxeo" con el que su madre descargaba su ira y amargura.
Su mejilla picaba, seguramente comenzando a ponerse roja con la marca de la mano de la mujer que le dio la vida, IRÓNICO, era esa misma mujer la que estaba acabando con ella.
Empezó a llorar y susurró un casi inaudible "Te Odio".
Se encerró en su cuarto y al oír el ruido de la puerta bajó con sigilo al salón, para encontrarse con la persona que más cariño le da, aunque no sería así esa noche.
-Mark...-susurró ella con sigilo.
-Cállate- le dijo con tono duro.
Asintió con lágrimas en los ojos y se fue a su cuarto.
Una hora más tarde, Eva estaba en su cuarto cansada pero sin poder dormir.
Se levantó y afrontando el posible rechazo de su hermano, fue con él.
Con cuidado se metió en su cama e intentó que la abrazara como cuando tenía pesadillas.
Pero lo único que recibió fue un empujón, que hizo que cayera al suelo.
-¿Qué haces aquí? -preguntó de mal humor.
-No puedo dormir.
-No me importa, vete.
-¿Qué te pasa? -intentó no llorar.
-Me cansé de ti, siempre es lo mismo contigo, siempre llorando y buscando la atención de todos, eres un maldito estorbo.
-Mark...- susurré, ya estaba llorando abrazándose a mi misma.
-No, me da igual, diré todo lo que me de la gana.
>>TE ODIO. No te soporto más, ojalá, ojalá...-no dijo nada más, solo la miraba.
-Ojalá ¿qué? ¿ojalá no existiera? Si eso es lo que quieres bien. Lo haré porque no quiero ser un estorbo para ti. -dijo sollozando.
Su hermano siempre había sido su apoyo.
Pero esto es demasiado. Él nunca había sido así con ella.
Salió rápidamente del cuarto, para ir al suyo y preparar una maleta para irse de esa casa.
Se iría y dejaría de ser un estorbo para su madre, para su hermano.
Nadie la detuvo, nadie hizo nada por detenerla.
Y salió de la casa, sin saber lo que le esperaba.
Fin del recuerdo.