*CAPÍTULO 6*

Lucas

Uno, dos, tres... cuatro malditos meses sin saber de Eva.

Desde que Mark recibió esa maldita llamada no sabemos nada de ella. La policía dice que la investigación está siendo algo complicada y Mark y yo ya no sabemos qué más hacer.

Me encuentro en el apartamento que compré para mi y para Eva. El mismo día del secuestro, Mark y yo estábamos terminando de organizar y decorar el apartamento para el día de su cumpleaños. Iba a ser nuestro regalo.

Sin embargo, cuando íbamos saliendo del edificio, mi cuñado recibió la llamada de la policía, quienes alertaban que habían recibido una llamada de una de las vecinas donde le decía que desde su apartamento se escuchaban golpes y gritos, y cuando las autoridades habían llegado ya era demasiado tarde pues no había nadie en el lugar.

Nosotros no lo podíamos creer, cuando por fin logramos volver a la normalidad, aparece él de nuevo.

El timbre suena, y esperanzado me levanto y voy a abrir. Sin embargo, al otro lado de la puerta solo pude encontrar al hermano de Eva con ojos cansados.

-La policía va a abandonar el caso- dijo entrando al apartamento.

-¿Qué? ¿ Por qué?

- Dicen que no pueden hacer nada más, que si encuentran alguna pista la seguirán pero que no pueden centrarse solo en este caso.

-Eso es una gran mierda.

-Lo sé, ¿Cómo crees que me siento yo al descubrir que mi hermana lleva cuatro meses secuestrada por un maldito hijo de perra y que la policía va a abandonar el caso por falta de pistas.

- Joder...- maldigo una y otra vez mientras me tiro del pelo.- Esta noche me voy a reunir con el investigador privado que contraté, espero que tenga alguna noticia nueva.

-Yo también lo espero.

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Son las diez y treinta y cinco de la noche y aún no sé nada del investigador que contrate para que buscara a Eva.

A las once y cuarto ya tengo todo apagado pero no me acuesto en la cama, sino que me quedo sentado en el sillón, mirando a la nada, esperando un maldito milagro.

A las doce menos cinco me sobresalto por el ruido de mi móvil.

-¿Si?

-Tengo algo.

-¿El qué? Dime ya.

-Te estoy enviando la información por correo electrónico.

-Gracias.

No digo nada más, cuelgo y me levanto rápidamente para ir en busca de mi portátil. Cuando está completamente encendido, entro rápidamente en mi correo y al abrir el archivo que mandó Kevin, un ápice de esperanza nace en mi interior.

Cojo mi móvil y marco el número de Mark.

-¿Si?- dice con cansancio.

- Creo que sé dónde está Mark.

Después de eso no escuché nada más, salvo su respiración.

-¿Estás seguro de que es ella?

-Sí, Kevin consiguió fotos del lugar, del hombre que la tiene y de ella.

-Tenemos que llevar esas fotos a la policía.

-Ya se las voy a enviar por correo al comisario.

-¿Cómo es que tienes su correo?- preguntó.

-¿Qué más da?

-Quizás sea mejor que se las lleve Kevin en persona.

-Cierto, pues le voy a pedir que vaya a comisaría.

-Está bien, nos vemos allí.

-Sí, avisaré a Kevin para que esté allí también.

-Nos vemos ahora.

-Vale.

Fue lo último que dije antes de colgar y coger las llaves del coche para ir a la comisaría.