Una DifÍcil DecisiÓn A Tomar

UNA DIFÍCIL DECISIÓN A TOMAR Por Arturo Martínez Molina

Hola, soy Enrique, un investigador de escasa relevancia en un centro privado. Por caprichos del destino, tuve la fortuna de inventar algo, que hubiera cambiado por completo el mundo. Pero desistí, por las probables implicaciones que podría haber causado en el futuro. El posible fin de toda vida sobre el planeta Tierra.

Esta es la historia de lo sucedido, espero que quien lea esto, no me culpe por la decisión que acabé tomando en nombre de toda la humanidad.

 

HACE DOS DÍAS

 

Era ya tarde, y me había quedado a trabajar en solitario en el proyecto para adelantar. El lunes podría dedicarse todo el equipo en el portal, aunque por mi parte, sí podía avanzar en el aspecto técnico nos ahorraría, quizás, algunas horas a todos la semana que viene.

  • No creo que el resto de su equipo lo valore, Enrique ¿Es consciente de ello? —pregunto el guardia de seguridad.

  • Será lo más probable, pero eso no implica que me haga ilusión el verla funcionando. Aunque veo complicado que algún día lo logremos. Quizás nos cancelen el proyecto la próxima semana. Dada su complejidad y al requerir de un nivel tecnológico, que puede que no tengamos, puede que lo convierta en un producto caro e inviable en el mercado por su excesivo coste –comento Enrique al hombre, lamentándose.

  • Usted es el científico, y sabrá mejor de lo que habla. Yo tan solo soy un humilde agente de seguridad, que poco o nada sé de su campo de investigación. Pero sí estuve en la presentación de su proyecto, y eso de poder transportarnos al instante a cualquier punto del planeta, he de reconocer que me atrajo. Supondría viajar por la esfera terrestre sin complicaciones y a precios asequibles para todos —expuso ilusionado ante Enrique —. Sigo con mi ronda, y le dejo trabajar en paz, profesor —comento al despedirse.

Sin preocuparse por la hora, continuó con lo suyo hasta la madrugada. Cuando por fin iba a darse por vencido, para volver a su casa, el aparato emitió un leve pitido, seguido de unas luces que se encendieron en el portal y se empezó a formar una pantalla líquida en el hueco circular de la máquina.

  • ¡No debería de funcionar en su estado actual!, no me explico ni como lo está haciendo —exclamo para sí mismo asombrado.

Una pequeña esfera atravesó el portal y eso lo hizo retroceder, asustado por lo que estaba sucediendo.

«No debe tener ningún miedo, Enrique. No es mi misión el acabar con su existencia, ¡puede estar tranquilo!» recibió en su propia mente.

  • ¿¡Quién es usted!? —pregunto sin dar crédito a lo que estaba viendo.

«Hace millones de años éramos como vosotros, de carne y hueso, transcendimos a un nivel superior de existencia. Esta máquina en la que trabajas, deberíais de dejarla de inmediato; si la llegáis a terminar, podría suponer el fin de la vida en vuestro planeta» aseveró con rotundidad ante el científico el misterioso ser.

  • ¿¡Es que es posible que pueda funcionar al fin!? –pregunto Enrique, sorprendido.

«Entraría dentro de lo razonable, aunque aumentan las posibilidades de que desaparezcáis. A causa de la misma, en un plazo no superior a una década de vuestro cómputo de tiempo» –informo al humano la esfera de energía.

Una visión compuesta por una serie de rápidas imágenes le fueron enviadas a Enrique, y este tuvo que tomar asiento al terminarse. Le habían mostrado el proceso que empezaría el resultado del proyecto y que acabaría engullendo toda la vida sobre el planeta.

«Lo que has visto es un futuro con un 40% de posibilidades de cumplirse, esta máquina puede suponer el fin de toda vida sobre vuestro mundo —reitero de nuevo —. Ya se les ha advertido, por lo que he cumplido con mi misión. Adiós»

La bola luminosa volvió a pasar por el portal y este se apagó.

La decisión a tomar después por mí, no fue nada complicada y viendo que la había hecho viable; procedí a deshacer mi trabajo e imposibilitar que alguien más pudiera conseguirlo.

 

UN MES DESPUÉS

 

El proyecto del portal ya es historia a nivel público, nadie fue capaz de lograr hacerlo funcionar y se terminó cancelando. Puede que aquel extraño ser me hubiera mostrado algo que en absoluto fuese a cumplirse. Pero los riesgos eran muy altos, e hice cuanto pude para sabotearlo.

El único operativo está bien seguro, en mi segunda residencia en el bosque. Anhelo volver a establecer contacto con aquel ser y lograr convencerlo de que me lleve con él, sí puede, a esa realidad de pura energía en la que dijo que vivía. Si alguien lee esta carta, ya habré logrado ese objetivo y que no espere que vuelva a funcionar la máquina al haber quemado sus circuitos al atravesarla para que no pueda volver a ser construida o reparada.

 

FIN




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