Amelie
Destroce una lámpara tras recordar las palabras de mi padre.
—Padre no puedes hacer eso. Yo soy tu única heredera, soy la verdadera princesa. No puedes dejarle el trono a ella, no lo permitiré....
—No te dejaré el trono a tí Amelie. No eres digna de él.
Fue casi imposible que mis ojos no se cristalizaran luego de escuchar estás palabras de parte de mi padre.
—Es a ella a quien le pertenece. Leila es la heredera de mi hermano, del verdadero rey...
—Te vas arrepentir de esto padre. Juro que lo harás... Me marcharé de tu castillo y nunca me volvieras a ver. Hoy perdiste a tu hija.
¿Como mi padre pudo decirme algo como eso?
¿Por que no me considera digna de ser una reina?
—Amelie hija. ¿Qué sucede?
—Me marcharé madre.
Mi madre frunció el seño ante estas palabras.
—Me iré lejos y no volveré.
—¿Pero que estás diciendo Amelie?
—Mi padre no me considera digna de ser la reina. Me dijo que nunca me dejaría el trono...
Mamá se acercó a mí para abrazame.
—He hecho prácticamente de todo para que mi padre se sienta orgulloso de mí, deje de lado mi sueño para que él se sintiera orgulloso de la hija que tuvo pero, eso nunca ha sido así. Mi padre nunca ha estado orgulloso de mi madre y nunca lo estará. -solloce —Llegó la hora de ser la diva que acuartele por mucho tiempo, seré esa mujer que no le importa el qué dirán y seguiré mi sueño. Desde hoy soy Regina Wolda, la famosa diseñadora de modas. La diva que por mi padre encerré hace muchos años.
—Hija no me dejes. No te marches..
—Dejala que se marche Amelía. Y te aseguro que en menos de una semana estará aquí rogando por volver.
Solté una gran carcajada.
—Te aseguró que te llevarás una gran sorpresa padre. -inquirí mientras salía de los brazos de mi madre. —Pasara mucho tiempo hasta que vuelva a colocar en pie en este castillo.
Coloque mis ojos en mi madre.
—Madre, en cuanto pueda te llamaré. -mamá negó con la cabeza. Se que ella no quería que me marchara pero ya no podía quedarme aquí. No decidí marcharme por capricho, lo hice porque entendí que aunque me quedará aqui, no cambiaría la perspectiva que tiene mi padre sobre mi. —Nos vemos quizás para su aniversario de bodas.
—Amelie, hija...
—Dejala Amelía, deja que se marche.
—Es que no lo entiendes Leonal, ella se marchara. Y no volverá, no lo hará porque ella ya es grande. No nos necesitará para nada.
Me apresure en salir de la habitación, dejando todo lo que ellos me habían dado todo esté tiempo. Solo traje conmigo mi pasaporte y el teléfono que uso para mí trabajo. Nada más...
—Estados unidos, aquí va tu diva.
Luego de varias horas de viaje el avión privado descendió pisando suelo americano.
Me quite el cinturón de seguridad y me coloque sobre mis pies.
La azafata se colocó a mi lado y con una sonrisa en sus labios habló.
—Fue un gusto tenerla como tripulante.
Por mi parte enarque una ceja.
—No digo lo mismo querida. Para la próxima asegúrate de no darle el trasero al capitán durante un vuelo. Porque eso no dice nada bueno de tí.
—Señorita yo...
—Ahorrate tus asquerosas palabras... -la aeromoza hizo silencio. —Ah.. y otra cosa le informare a tu superior de la horrorosa atención que me diste. Prepárate para recibir un regaño querida.
—Señorita Regina por favor no...
—Eso tenías que pensarlo antes de inrespetarme como pasajera. -la mujer agacho la cabeza —El capitán que se prepare porque voy a poner una queja contra él, por cerdos.
Luego de estas palabras camine hacia la salida de la aeronave. Y justo cuando coloque mis pies en el escalón escuché varios gritos.
—“Esta aquí, Regina Wolda, ha regresado. Ha regresado nuestra diva.”
Les regale una gran sonrisas a mis fans, mientras bajaba los escalones.
En cuanto estuve sobre el suelo los reporteros se lanzaron hacia mi.
“¿Regina, con quien pasarás? navidad?”
“Regina es verdad que estás en la quiebra?”
“¿Es verdad que te alejaste del mundo por qué te engañaron?”
“Regina. Regina”
Los hombre de mi equipo de seguridad lograron sacarme del cúmulo de reporteros. Y me escoltaron hacia mi vehículo último modelo.
Andrew mi seguridad al mando me entrego las llaves del auto y yo con una sonrisa en los labios la tomé.
—Dejenme sola chicos.
—Señorita...
—Entiende lo que te digo Andrew.
Mi jefe de seguridad hizo una mueca.
—Nos vemos en unas horas en mi casa. -vi como Andrew asintió y yo posteriormente entre a mi auto.
Encendí el auto, lo hice ronronear y posteriormente salí disparada del lugar.
Extrañe ser esta persona. Extrañe mucho ser Regina Wolda, la famosa diseñadora de modas, la diva.
Encendí el estéreo e inmediatamente empezó a sonar una canción.
Tararee la canción mientras recorría la cuidad.
No existe nada más perfecto que conducir con tu canción favorita de fondo.
En cuanto llegue a mi lugar favorito, salí del auto y sin hacer ruido camine a la puerta del lugar. Toque varias veces el timbre y poco después vi a Lena.
—Lena.. te extrañe mucho abuelita. -me lancé a los brazos de ella en cuanto termine de hablar.
—Mi amor. Mi diva. Volviste.... -Lena me devolvió el abrazo. —Te extrañe mi amor. Nunca vuelvas a irte, no me dejes sola.
Me separé de ella tras escucharla sollozar.
—Ya no te dejaré abuelita. Me quedaré contigo para siempre. -Lena sonrió tras escuchar estas palabras. —Dormiremos juntas y saldremos a flechar corazónes. Tengo tantos planes para nosotras, que no se por donde empezar.
Mi abuela Lena entrelazó nuestras manos.
—Empezaremos por darte algo de comer niña, porque estás muy flaca, princesa.
Princesa. Esa palabra me rompe el corazón.
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Editado: 06.12.2024