El miércoles había sido el purgatorio. El infierno puro en todo el sentido de la palabra excepto por el calor que uno normalmente le atribuiría. Estaba helando. Eso no ayudó a mi humor para nada.
Había dado una larga caminata fuera de mi camión, casi esperando que allí hubiera otra rosa en algún lugar. Nop. El día pasó normal, sólo mis clases habían sido terribles. Tal vez todos los profesores se aliaron la noche pasada y conspiraron para cogerla contra mí. Sin falla, parecería que siempre me llamaban cuando mi mano no estaba arriba. Y todas mis respuestas habían estado mal.
Entre con furia a la cafetería, lista para tumbar de un golpe al siguiente infeliz que se me cruzara hoy. Mi paciencia estaba corriendo peligrosamente corta.
"¡Oye, Bella!" ah, mierda. Me giré para ver como Eric se movía furtivamente hacia mí. Traté de sonreír por su torpeza.
"Hola Eric," dije de paso, aún dirigiéndome hacia la mesa en al comedor. Eric mantuvo el paso conmigo.
"Me estaba preguntado que vas a hacer el viernes…" ¡No esto de nuevo! Gracias al cielo por Ángela.
"Oh, lo siento Eric. Hice planes con Ángela. Tendremos una noche de chicas," dije, tratando de sonreír. La cara de esperanza de Eric cayó. Traté de no dejar que mi culpa se disparara por eso, pero no lo pude evitar. Le di una palmadita a su hombro.
"Ta bien," dijo, "Nos vemos." Se giró y se alejó. Hice muecas. Necesitaba trabajar en esa cosa del tacto. Suspiré y levanté mi mirada al techo. ¿Qué más podría pasarme hoy?
Me di la vuelta y caminé entre la línea del almuerzo, escogiendo un emparedado y una manzana con una soda. Hice mi camino entre la multitud de gente, buscando mi grupo de almuerzo. Entonces los encontré.
Noté que la mayoría de nuestro grupo de almuerzo estaba ya sentado en la tabla. Algo no estaba bien. Todos tenías sus cabezas juntas, susurrando, y en una ocasión mirándome. Mierda. ¿Qué había hecho ahora?
Dubitativamente me acerqué a la mesa. Mientras lo hice, sus voces se acallaron por completo y eventualmente cada par de ojos se centró con expectativa sobre mí. Ángela apartaba sus ojos, una sonrisa jugando en sus labios. Jessica se veía como si estuviera a punto de atacarme o algo. Mike se veía enojado. Entonces vi el porque.
Había otra rosa roja. Estaba tendida en mi lugar en la mesa. Jessica fue la primera en romper el incómodo silencio.
"¿Así qué? ¿Quién es él, Bella? No sabía que estabas viendo a alguien"
"Tampoco yo," mascullé.
"¿No te vas a sentar? Te ves asustada de ella," dijo Jessica. En verdad, lo estaba, un poquito. Pero nadie aquí necesitaba saber por qué. Me reí suavemente –creo que mi voz se rompió- y cuidadosamente me senté antes de levantar con cuidado la rosa entre mis dedos.
"Así que… ¿quién la puso aquí?" pregunté como casualmente, mirando alrededor de la tabla, esperando que alguien decidiera confesar. Esto se estaba volviendo agotador.
"¡Eso es!" Exclamó Jess. "¡Nadie aquí lo hizo! Estaba esperándote cuando todos llegamos." Bajé la rosa cuidadosamente.
"Entonces, ¿Cómo saben que era para mi y no fue dejada aquí?" pregunté despreocupada. No creía mis propias palabras –no con otras dos rosa idénticas descansando en agua en mi cuarto. La rosa era para mí. Pero si eran de Mike, él estaba jugando al mudo. Bastante bien, realmente.
"Bueno, no había nadie dentro primero que nosotros. Y si fue dejada desde ayer, entonces el conserje la hubiera recogido. ¿Qué no ves, Bella? ¡Es para ti!" Palmeó y soltó una risita tonta, claramente complacida con la situación. Senté nauseas verdaderamente.
Bajé la rosa cuidadosamente y abrí mi soda en un intento de actuar normal.
"¿Vieron quién la dejó?" deje por encima de la lata, tomando otro sorbo para tratar de calmar la mariposas en mis estómago. Jessica simplemente se quedó mirándome.
"¿Quieres decir que no sabes de quién es?
Sacudí mi cabeza. "Ni idea."
"¡Bella tiene un admirador secreto!," gritó, incluso más excitada. Me atoré con mi soda. Mike me ayudó palmeándome la espalda. Estaba demasiado ocupada mirando mal a Jessica para prestarle atención a él.
"¡Eso no es divertido!"
"¿Quién dijo que fuera divertido? ¡Creo que es fabuloso! ¡Sólo piénsalo! En algún lugar, dentro de estas paredes, alguien está interesado en ti pero es demasiado penoso para decírtelo. ¡Quería mostrarte su afecto de una manera dulce, romántica y misteriosa! ¿No es eso intrigante?" Simplemente me quedé mirando a Jessica.
"Estás en serio." No era una pregunta. Ella realmente estaba más emocionada sobre esto que yo.
"¡Por supuesto que lo estoy! ¡El amor lo logra todo!"
"Jess. Si algo, es probablemente una broma pesada," expliqué, aún cuando estaba comenzando a dudarlo. Sólo Lauren me odiaría tanto para hacer algo como eso… mi estómago se retorció. Ella podría.
"Difícilmente," dijo Jess. Levanté la rosa y la miré silenciosamente, entonces agité la rosa color sangre hacia ella, luego a cada persona en la mesa.
"Así que honestamente, bajo palabra, ¿nadie aquí tiene idea de quién dejó esto?" Mientras apuntaba la rosa a cada persona, cada uno sacudió su cabeza. Excepto Ángela. Ella sacudió la cabeza pero estaba sonriendo débilmente. Me pregunté si sabía algo. Le preguntaría más tarde. Después de todo, tenía todo el viernes con ella.
"Dejé la rosa delicadamente. De modo que no era Mike Newton. No podía ser. Él habría saltado ante la oportunidad de alegar las rosas para él. Mi corazón se trabó un poco. La posibilidad de Edward estaba aún apelando a mi masoquista corazón. Suspiré suavemente.
Después de mirarme por un rato más, todos volvieron a sus comidas, aún meditando sobre quién podría ser mi 'admirador secreto'. Eché chispas. Me di cuenta que estaba enojada con quienquiera que fuera porque me estaba arrojando dentro del centro de atención. Miré mal mi emparedado, mi estómago lleno de mariposas de repente no estaba más hambrienta. Bebí mi soda pensativamente.
Editado: 27.08.2023