Una Dulce Melodia

cap.7

Salgo del ensayo un tanto cansada, pero más emocionada que antes, lista para comerme al mundo sin dejar que me hagan de nuevo lo mismo.

Estoy lista, preparada, me siento demasiado bien.

Agarró con fuerza mi mochila donde llevo cuadernos y partituras. Espero en la entrada de la gran academia, esperando a mi chofer; veo como Aurora sale apresurada por la puerta principal. Yo solo me quedo viéndola, como ahora su cabello recogido en una cola de caballo se balancea de un lado a otro.

Aurora desaparece de mi vista cuando sube a su autobús; me quedé como diciendo que estaba fascinada por la forma tan rara de bailar de ella.

Tiene ese no sé qué que es bastante intrigante y brillante; solo me quedo ahí esperando a que mi chofer llegue.

Hasta que…

Una voz…

Esa voz...

—¿Stella? —dice mientras toma mi hombro con cierta fuerza. Yo me quedo estática; hace meses no oía esa voz, no la escuchaba en la realidad, pero sí en mis sueños. En ellos siempre los veía ahí, los escuchaba… me atormentaban. —Tanto tiempo sin verte. —Basta. —Estábamos preocupados por ti. —Mentira, no lo estaban. —¿Puedes mirarme, por favor?

No, no quiero verte, no quiero verlos, tengo miedo, mi cuerpo tenso comienza a temblar, porque ahora, después de tanto tiempo, después de tantas lágrimas, ahora se les ocurre presentarse de nuevo, como si fuera así de fácil, irse y volver, dejarme y sostenerme de nuevo.

—¿Qué estás haciendo, Julieta? —dice otra voz a lo lejos. La mano de Julieta me sigue sosteniendo con fuerza; tal vez noto mi temblor, mi miedo y hasta debe oír mis constantes murmullos, un signo de mi ansiedad.

—¿Te sientes bien, Stella? —pregunta Julieta con la voz un poco temblorosa—. Sé que algo pasó, sé que algo te pasó, necesitamos hablarlo, no te alejes más de nosotros, te fuiste y nunca nos dijiste el porqué.

¿Asi que fui yo?

Para ellos yo me aleje,yo fui el problema,no ellos…

Que graciosa que es la vida.

—Estoy dispuesta a escuchar tu versión de la historia,si deseas contarme claro,si tu fuiste culpable de que esa chica casi…

—Basta —la interrumpo—. No quiero oírte más, cállate. Vienes ahora a pedirme explicaciones, pero cuando pedí ayuda, cuando los necesitaba más que a todo, simplemente me dieron la espalda.

—¿Entonces así quieres que terminen las cosas? —preguntó seria, ya soltándome el hombro y mirándome fijamente a los ojos.

—Si,así quiero que termine todo,ahora no vuelvas a cruzarte en mi camino,ni tu ni los otros.

Digo para subirme a mi auto que, gracias a Dios, se estacionó al frente de mí.

—¿Está todo bien Srta?—Pregunta mi guardaespaldas al notar mi temblor al entrar en el auto.

—Si…llevame a casa por favor.

El sin decir nada ni preguntar comienza a conducir,miro hacia atrás por un momento y los veo mirando el auto que se aleja lentamente.

No pueden hacerme esto,desaparecer de mi vida de la nada y después aparecer como si nada hubiera pasado,encima pidiendo explicaciones,no hay nada que explicar a personas que te abandonaron.

Había sido un buen día.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.