Lo que está destinado a ser, ni la fuerza negativa más grande que exista, hará que eso se destruya.
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ELLIOT CARTWRIGHT
Lentamente en estos días y gracias a los gestos generosos y nobles de Emilia hacia el pueblo y la corte, Margot, mi madre, comenzó a aceptar que esa joven era la compañera ideal para mí, su hijo.
Ya por fin, en la víspera de Navidad, bajo un cielo iluminado por miles de luces, Emilia y yo nos prometimos amor eterno. Frente al pueblo y a la corte.
—Yo declaro que: La Navidad es un tiempo de milagros, y tú, Emilia, eres el mío.
Esa noche, mientras la nieve caía, ambos compartimos un beso bajo el muérdago, sellando un amor que había desafiado todas las barreras, incluso las que mi madre creía hacer, aunque fuesen invisibles, pero que dañan nuestro amor.
En el fondo de la sala, la reina observaba con una sonrisa pequeña pero sincera. Quizás, pensó, el verdadero regalo de la Navidad era permitir que yo, como su sucesor, siguiera mi corazón.
De inmediato, el anuncio del compromiso de ambos recorrió Snow Hill como un rayo. Para los habitantes del pueblo, era un cuento de hadas hecho realidad: una humilde joven conquistando el corazón del príncipe. Eso escuchaba entre los suburbios de Snow Hill; sin embargo, para la nobleza, la noticia era un insulto a las tradiciones y una amenaza al equilibrio del reino.
El consejo real, encabezado por el duque Alaric, insistió en que el matrimonio era un error. Como siempre, haciendo las contrarias hacia mí.
—Emilia no tiene títulos, ni tierras, ni conexiones —argumentó el duque frente a la reina Margot y de mí—. Un matrimonio con ella debilitaría nuestra posición frente a otros reinos.
Mientras, me mantuve firme, sentado junto a Emilia; decidí ponerme de pie a confrontar estas opiniones absurdas y obsoletas.
—El reino no necesita alianzas políticas vacías. Necesita líderes que lo gobiernen con amor y justicia. Emilia es fuerte, inteligente y compasiva. Tiene todo lo que una reina debería tener.
La reina Margot, aunque más suave hacia Emilia, se mantenía callada. Sabe que el amor entre ambos es genuino, pero también entendía que aceptar a Emilia significaba romper siglos de tradición.
Cuando la reunión terminó, Emilia tomó mi mano, totalmente preocupada.
—No quiero que pierdas tu reino por mi culpa —dijo ella con tristeza.
La observé con ternura y proseguí a tomar su rostro entre mis manos.
—Prefiero perderlo todo antes que perderte a ti.
A medida que la boda se acercaba, las tensiones crecían. En secreto, el duque Alaric comenzó a conspirar con nobles descontentos. Planeaban derrocarme y poner en el trono a su primo, el arrogante lord Cedric, quien estaba dispuesto a casarse con una princesa extranjera para fortalecer el reino.
Emilia, ajena al complot, trabajaba duro para ganarse el corazón del pueblo y la corte. Visitaba las aldeas, ayudaba a los pobres, e incluso aprendió las costumbres de la nobleza para cumplir su rol como futura reina. Poco a poco, sus esfuerzos comenzaron a dar frutos, y muchos nobles empezaron a respetarla, justo como pensaba que hiciesen con ella. Por eso es merecedora de estar a mi lado, porque lucha.
Ya nuestra unión es infinita y nunca será quebrantada.
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NARRADOR OMNISCIENTE
Era una noche helada, la Navidad cada vez estaba más presente en cada rincón del castillo a manos de Emilia y sus dotes artísticos. Mientras ella paseaba por los jardines del castillo, Emilia escuchó una conversación entre el duque Alaric y el lord Cedric. Su sangre se heló al escuchar que planeaba envenenar a Elliot durante la cena de compromiso.
Corrió al salón principal, donde Elliot y la reina Margot estaban discutiendo los preparativos de la boda.
—¡Elliot! —gritó, entrando sin aliento—. Alaric planea… planea hacerte daño. Tienes que detenerlo cuanto antes.
La sala quedó en silencio. Elliot frunció el ceño, no obstante, antes de que pudiera hablar, la reina Margot se levantó con autoridad.
—Si lo que dices es cierto, Emilia, no podemos actuar sin pruebas.
—Sé lo que escuché, Alteza —respondió Emilia, con valentía—. Si tengo que demostrarlo, lo haré. Ahora mismo están conversando sobre ello en uno de los salones previos al jardín. La cena es en un rato, así que ya verá que saldrán al descubierto.
Elliot, Emilia y la reina idearon un plan para exponer a Alaric y sus conspiradores.
—Ya es hora de que hagamos lo que planeamos, que no se te olvide entrar en papel, Emilia. Si esto resulta ser mentira, irás al calabozo.
—Lo acepto, reina Margot, verá que ellos son unas escorias y quieren lastimar a mi Elliot, nunca mentiría con algo que respecta al futuro rey.
Justamente suenan las campanillas para ir a cenar, así que, con mucha cautela, los tres se sientan esperando tener el control de lo planeado.
Durante la cena de compromiso, Emilia fingió tomar una copa que, sospechaba, estaba envenenada, colapsando de forma dramática frente a todos.
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Editado: 26.12.2024