¿una Engreída Enamorada?

¿Soy tu prisionera o qué?

Se había despertado más temprano que antes, a las cinco de la mañana se fue a bañar, cuando pasó de repente por el espejo se tuvo que devolver a mirarse; no se había agarrado el pelo en una coleta el día anterior y parecía que se había peleado con alguien cuerpo a cuerpo, tenía aún los ojos rojos de tanto llorar y el maquillaje negro, y eso sumado más sus ojeras de pandas le dejaban ver que tuvo una noche muy larga. Rodando los ojos se metió a la regadera y se bañó tratando de no mojar su pelo, ya que se lo había lavado el día anterior.

Cuando salió del baño se vistió como todos los días y se maquilló escondido su larga noche y sus ojeras de la vista del público, después de maquillarse se tiró algunas fotos mirándose al espejo mientras hacía algunas muecas con la cara subiéndolas a sus historias de Instagram, y de WhatsApp añadiendo "lista para las clases, que aburrido". Y mientras respondía algunos mensajes sentada en su cama pensó en llamar a Daisy cuando un golpe en la puerta seguida de una voz tomó toda su atención.

—Samantha despierta. —llamó Dylan del otro lado de la puerta.

La chica se paró de la cama y al abrir la puerta dejó sorprendido al chico envuelto en la cintura para abajo en una toalla.

—Realmente aquí no parece que vive una bebé, porque todos los días estás gritando a las seis de la mañana. —dijo y le mostró la pantalla de su celular para que viera la hora.

Dylan se quedó mirándola vestida y maquillada con el pelo arreglado, le recordaba a los programas estadounidenses donde las chicas amanecen maquilladas y arregladas sin ni siquiera tener mal aliento, pero realmente no sabía que le sorprendía más, si que Samantha estuviera lista mucho más temprano o que se preocupara por Zoey.

—Buenos días para ambos. —saludó su padre subiendo los escalones con una radiante sonrisa—. Dylan, ve y ponte algo de ro.. —se paró en secó y miró a su hija de arriba a abajo—. Wow, huele a muchas ganas de estudiar por aquí.

Y sólo faltó eso para que Samantha respirara hondo, cerrara la puerta detrás de ella y fuera a la planta baja. Cuando un olor impregnó toda la casa, al entrar a la cocina pudo ver a Madison caminando de un lado para otro haciendo panqueques, huevos revueltos y bacon por otro lado, por otro lado estaba la pequeña Zoey en una silla para bebes cerca de una mesa riendo cada vez que su mamá se movía apresurada para que no se le quemara nada. Cuando Samantha vio en dirección a la bebé esta abrió sus grandes ojos mirándola mientras babeaba y de repente tiró una gran carcajada y alzó los pequeños brazos, Samantha no pudo evitarlo y sonrió, al parecer toda la alegría que ella reprimía su hermanita la había heredado.

—Ah, Hola Samantha, no te había visto. —dijo Madison mientras traía consigo un plato grande lleno de panqueques dejándolo encima de la mesa—. ¿Vas a desayunar con nosotros hoy?

Samantha sólo asintió con la cabeza, mientras que Madison buscaba más platos y ponía la mesa la invitó a sentarse, esta cedió a sentarse. Cuando estaba en su asiento empezó a ver cosas en Instagram pero la risa de aquella bebé claramente tenía más su atención, así que se quedó viendo a la bebé Zoey con los ojos entrecerrados.

—Esa bendición es la criatura más risueña y adorable que existe. —comentó Madison mientras llevaba el huevo y bacon ya listo a la mesa, al darse cuenta de que Samantha no despegaba la mirada de Zoey.

Samantha aún no abría la boca para decir nada, sólo miró a Madison y rodó los ojos, restándole importancia a lo que dijo.

—Chicos, vengan a desayunar. —gritó desde la entrada de la cocina—. Entonces... Pues quería pedirte perdón por no haberte dicho nada acerca del embarazo ni del nacimiento de Zoey yo...

—Sí, ya me explicó Aarón. —la calló tratando de ser lo más cortante posible.

En ese momento entraron su padre con la corbata sin ajustar y Dylan ya listo. Ambos se sorprendieron una vez más al ver a Samantha allí pero esta vez ninguno dijo nada, su padre se dirigió a Zoey jugó con ella un rato y le dio un beso en la frente para luego acercarse a la mesa.

—Pero que bueno huelen esos panqueques. —dijo Dylan para luego sentarse y empezar a servirse.

Samantha guardó su móvil e hizo lo mismo mientras que su padre y su madrastra se sentaron también, Aarón en la cabecera de la mesa y Madison a su lado con Zoey en medio de ambos como una familia feliz. Aquel desayuno no fue tan callado como la cena de bienvenida de Samantha, todos hablaban y reían de cosas que Samantha ignoraba y seguía concentrada en su móvil y en desayunar. Al pasar aquel rato tan incómodo para ella se fueron a la escuela y su padre al trabajo, ya presentía que aquel día iba ser muy aburrido con todo y lo que había pasado el día anterior.

Pero al entrar a el gran césped verde se encontró con varias personas saludándola y llamándola a la distancia, era diferente que el día anterior ya que esta vez todo el que la reconocía era porque habían visto lo del día anterior y ya sabían de que era capaz. Ella sonrió, pero no inocentemente sino con carácter de diva; con la cabeza bien alta, la espalda recta, caminando firme tal cual una estrella de Hollywood en la alfombra roja, y con una sonrisa media, cuando los amigos de Dylan lo llamaron a la distancia la chica se acordó de algo, así que lo detuvo antes de irse.




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