Una Era Extraordinaria: Elizabeth Artemis

“RECUERDOS”

En el año 515 (calendario Arconte) hubo un problema que encaró una gran guerra de los 10 reinos que existían en ese entonces, se volvieron uno, para luchar contra la rebelión malévola que quería apoderarse del planeta. En ella, se encontraban los seres más malvados, sanguinarios y despiadados, en especial un ser infernal, terrorífico e inmortal… quien era su comandante, su líder, su rey llamado Dikrot “el devastador”. 

En ese entonces los Dioses reinaban en esa época. Al enterarse de la revuelta que ocasiona uno de sus siervos, combinaron sus fuerzas para crear un arma milagrosa que ayudaría a acabar con el ser infernal e inmortal, para ello se las entregaron a los arcontes, seres celestiales que ayudaban a mantener el equilibrio en la tierra, ellos fueron los encargados de buscar al ser de la profecía que portaba ese artefacto cósmico con una fuerza divina.

Los 10 reinos mandaron a sus mejores guerreros a la batalla, era una inmensa masacre por la paz en la tierra. La mayoría portaban armas legendarias y fuertes, también se encontraban los arcontes que lucharán a su lado, juntos con el “Héroe” quien era el de la profecía, le hicieron frente a Dikrot y a sus guerreros. Parecía que los arcontes y los diez reinos tenían la batalla ganada, pero los comandantes demoniacos tenían un ideal malévolo, en exterminar a todo aquel que osara intervenir. El devastador mostró su temible fuerza infernal y despiadada, dando un giro inesperado en la batalla, exterminando al instante a tres arcontes y llevándose con ello… a dos reinos enteros. 

Al percatarse de la temible fuerza de Dikrot, los Dioses que solo observaban la guerra, decidieron transformarse en mortales para intervenir en la guerra terrenal, esto para tener un mejor control de su fuerza en la batalla y para ello portaban consigo armas especiales que les ayudaría a controlar su divinidad, superiores a cualquier arma del planeta. Tres dioses en particular quienes usaban una hacha, un arco y una espada, pudieron repeler el temible poder abismal del enemigo, conteniéndolo y debilitándose para que el Héroe portador de la lanza celestial, le diera el golpe final. 

Y así sucedió, lo derrotaron y lo encerraron para siempre, acabando con la rebelión que estaba exterminando el planeta. Todo llegó a su fin, la guerra había terminado y llevándose consigo a incontables guerreros por los dos bandos, esta guerra la llamaron “la guerra de la perdición”.

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AÑO: 915            DIA: 87         HORA: 10:15 h.                                                                                                                                                                       

– ¡Oh bueno!, eso dicen las historias del mundo –terminaba con un gesto burles hacia sus alumnos.

– ¡Profesor!, ¿usted cree en esas historias? –Preguntaba un alumno con algo de asombro en su rostro, alzando muy alto su mano. 

– ¡Escuchen!, hoy en día hay ocho reinos, ¿verdad? –miraba a todos alrededor asentando la cabeza –los cuales, cuatro pertenecen a nosotros los humanos, uno es de semihumanos el más pequeño, otro pertenece a los elfos y los últimos dos son los más grandes, el primero es el más grande que ahí viven toda clase de seres sean humanos, elfos hasta demonios, por lo tanto, el segundo más grande pertenece a los demonios y seres malvados. Indicaba el profesor señalando un mapa –apréndaselos porque ya no se los voy repetir. 

¡Vaya! ¡Es muy grande el mundo! ¡Existen muchos reinos! ¡Increíble! –se escuchaban muchos murmullos en todo el lugar. 

– Además, niños –replicaba el profesor –los sirvientes del rey nos dicen que contemos estas historias y que sean parte de las enseñanzas, en cierta forma puede que sean ciertas, pero, no del todo, ya que en la actualidad el reino demoníaco ha estado tranquilo 150 años, no ha habido ningún tipo de invasión en ese lapso... –alzaba la mirada muy pensativo, pues recordaba certeramente lo que en realidad sentía con esas historias desde que era niño.

– ¡Oh! ¡Qué bien! 

– ¡Pero, pero!, hoy en día, es poco probable que existiese ese ser infernal, ¿no creen?, nunca en mi vida lo he visto y los demonios que he visto, en su sano juicio no son capaces de destruir dos reinos con su propia fuerza, además si en un futuro son aventureros o se dedican a algo similar, puede que se encuentren con uno y si están solos despidanse de este mundo. Daba unos movimientos muy drásticos, sorprendiendo a sus alumnos.

– ¡Qué horrible! ¡Yo, no voy hacer aventurero! ¡Ni yo! –se escuchaban voces temerosas.

– Al menos que tuvieran habilidades extraordinarias o logren escapar, –agregaba firmemente –créanme un orco o un minotauro es más fácil de matar que un demonio –terminaba de explicar el profesor.

– ¡Eso no es verdad! –se escuchaba una voz aguda y tenaz, y con algo de molestia hacia su profesor.

– ¿Cómo? –expresaba rápidamente el profesor buscando a quien había dicho eso.

– ¡Hum!, no todos los demonios y monstruos son malos, –replicaba molesta –a pesar que hace mucho hubo guerras y muchas pérdidas, todos luchaban para sobrevivir y en ese caso, nosotros los humanos también seríamos los malos, ya que… ¡matamos a muchos de ellos! 

– ¡Ha! ¡ha! ¡ha! –miraba con una sonrisa a la pequeña que había externado su sabiduría. –Ahora la que sabe más de historia eres tú y no tu profesor, ¿y cómo sabes?, qué existen demonios buenos, ¿quién te contó esas falsedades?, ¡eh!, dime niña.

– Me lo contó mi hermana mayor –gritaba firmemente sin tartamudear. 

– Con que tu hermana, y porque dejas que te llene de falsedades la cabeza, ahora me dices que ella sí ha visto demonios buenos, ¡eh!




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