Una esposa para el alfa

34. Su verdadera alma gemela.

Dejà vù, eso era lo que sentía al ver a esa mujer delante de ella. Owen agarrándose de su vestido, de la misma manera en la cual hizo cuando Jonathan se casó, olvidándose de ellos. Ella estaba muerta, ese bastardo le dijo que esa mujer había muerto luego del nacimiento de Owen.

— ¿Puedo tocarlo? —preguntó la mujer, ella negó rápidamente con la cabeza—. Entiendo…

— Disculpa, es que esto es…

— Extraño, lo sé —sonrió la omega que se encontraba delante de ella—. Ni siquiera pude mucho tiempo con él. Se nota que es muy apegado a ti.

— Yo soy madre ahora —la humana dijo con mucha seguridad—. ¿Naisha, cierto?

— Sí, ese es mi nombre.

— Vengan, esperemos a mi hijo en la sala —indicó Rebecca, con su hija en brazos—. Están asustando a Owen.

Dahiana bajó la mirada hacia el pequeño alfa, el cual no dejaba de temblar y de ver a esa mujer. Deseaba que Alexander llegara rápido, porque no entendía bien qué estaba ocurriendo. Se sentó en uno de los sofás individuales, frunciendo el ceño en el proceso cuando notó que ella tenía una marca en el cuello, de paso, ese sujeto coreano o chino, estaba muy al pendiente de ella.

— Mami —Owen llamó su atención—. Me quiero ir a casa, llama a papá.

— Él vendrá pronto, tuvo que salir para resolver unos problemas —besó su mejilla—. No tienes por qué estar asustado, ellos también son tu familia.

— Yo no sé… —los ojos de Owen comenzaron a llenarse de lágrimas—, por favor, vámonos.

— Pequeño alfa, te dije que debemos esperar a que llegue tu padre, que hable con los señores y luego podremos iremos.

Owen se removió en sus piernas, estaba inquieto, ansioso y ella no sabía qué hacer.

— ¿Desde hace cuanto estás con él? —preguntó Naisha, para romper el silencio incómodo que se había puesto entre ellos—. Digo, te dice mamá y esas cosas.

— Si no mal recuerdo, conocí a Jonathan después de que Owen cumpliera un año o dos —limpió las mejillas de su pequeño alfa—. Él me dijo que estabas muerta.

— No, nunca morí, todo lo contrario —Naisha entrelazó sus dedos—. Él me dejó con muchas deudas, se llevó a Owen poco tiempo de nacer, mejor dicho, me hizo creer que estaba muerto y ya no supe nada.

— Ese sujeto debe morir de una manera lenta y horrible —dijo Rebecca, desde su asiento—. ¿Es tan bonito como para que las mujeres caigan en sus garras?

— Bonito no es, pero sabe a cuáles mujeres usar para engañarlas —Naisha sonrió amargamente—. En la India, las mujeres tenemos que pasar por muchas cosas horribles, desde dormir en la calle, hasta que nuestros padres nos venden como mercancía barata a los hombres que tienen más dinero —ella comenzó a temblar—. Yo no quería eso, así que supuse que por un golpe de suerte, Jonathan, un extranjero, apareció en mi vida.

— ¿Por qué se llevó a Owen?

— Porque Owen es un alfa con sangre milenaria, como yo —la omega miró a Dahiana—. Yo no soy una milenaria completa o no era, hasta que conocí a Kang.

— No entiendo, ¿cómo es posible que no seas una milenaria completa?

— Eso ocurre cuando en cierto modo algún lobo te dona su sangre sin haberte marcado —informó—. Es complicado, porque ni yo sé cómo es que sigo viva.

— Pues se debe a que es gracias a mí —Kang le pasó un jugo—. Esta familia me tienen haciendo el bien, el abuelo estaría considerando que yo ando dejando por el suelo su legado.

— Mi padre sigue teniendo problemas por cualquier cosa, no te creas mucho —farfulló Marco, dándole un golpe en la cabeza—. Es bueno verte aquí en Alemania.

— A mí no me gusta venir, mis padres me molestan mucho, Corea está mejor —Kang se sentó al lado de Naisha—. Ese niño se parece mucho a ti.

— Un niño que tiene un hermoso apego con otra persona que no soy yo.

Dahiana se sentía extraña, tener a esa mujer ahí de frente no era bueno. Alexander llegó antes de que alguno de los presentes dijera algo más, se veía cansado y la mirada que le dio a la madre de Owen fue mucho más de lo que ella pudo leer.

— Papá —le susurró Owen, sacándolo de sus pensamientos—. Ven, por favor.

— Hola, pequeño alfa —Alexander lo cargó—. ¿Cómo estás? ¿Te duele algo?

— Me quiero ir a casa, pero mamá dice que no —Owen hizo un puchero—. Vámonos.

— Espera un momento, nos iremos después de hablar con el tío Kang —el alfa se sentó al lado de Dahiana—. Padres, buenos días.

— Buenos días, hijo —dijo Marco, tomando a su hija en brazos, para que Rebecca descansara un poco—. Hablen, porque me imagino que están aquí por un mismo motivo.

— Matar al sujeto que se hace llamar un buen alfa, porque ya es un enorme grano en el trasero —dijo Kang, rodando los ojos—. Investigué a fondo todo lo relacionado con ese alfa, no fueron las únicas mujeres a las cuales utilizó para pagar sus deudas y huir, solo que al andar con Owen, los cobradores tenían un poco de piedad y podía usarlo para ciertos sacrificios.

— Espera —Dahiana lo detuvo—. Cuando conocí a Jonathan, Owen era un bebé, literalmente y tenía un trabajo…

— Y una novia, la cual fue engañada por él para vender videos sexuales en el mercado negro y de ese modo, lograr hacer que ellas se queden…

— Supongo que conmigo no pudo hacerlo, grabó un video, pero él conoció a una omega con mucho dinero y ahora quiere a Owen para cobrar una herencia —Dahiana se encontraba temblando—. Siento sonar brusca, pero todos ustedes me incomodan.

— Es entendible, ver a una persona que se supone que está muerta y lo único que hizo fue pasarla realmente mal con el bastardo que le tocó como pareja —Naisha suspiró—. No vine hasta aquí para buscar a Owen, tampoco quitaré el que nos veamos en el futuro, lo digo porque él está bien con ustedes y nosotros sería peligroso.

— Cuando le mostré la foto de Owen, ella supo que era su hijo, el mismo niño que fue alejado de ella —Kang ladeó un poco la cabeza—. Te ve como su padre, un ejemplo a seguir y eso es asombroso, porque ni siquiera tienen la misma sangre.




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