Regresar al trabajo fue un tanto agotador para ella, más aún cuando sabía que esa omega se encontraba merodeando a su esposo… sus mejillas se pusieron rojas al recordar que le había confesado sus sentimientos a Alexander días antes y que este le correspondió. Owen estaba en la escuela, las cosas con su pequeño retoño estaban saliendo bien, nada podía salir mal esos días o eso quería imaginar, puesto que después de que se dio a conocer de que Jonathan estaba en la cárcel, la prensa estaba encima de esa familia.
— Una foto para la embarazada más bonita de todas —dijo Jolanis, entrando a su oficina, y ella sonrió, levantando dos dedos—. Es bueno tenerte, quise ir a visitarte, pero no me lo permitieron.
— Descuida, no pasa nada —sonrió hacia su amiga—. ¿Cómo estás? ¿Y Bahir?
— Por ahí anda medio mandón porque Alexander lo dejó con mucho trabajo —Jolanis se sentó delante de ella—. Supe que la pareja de Jonathan está haciendo lo posible por salir librada de todo esto.
— Alexander nunca va a permitir que ellos lleguen en algún momento hasta nuestro hijo —susurró Dahiana, recogiendo su cabello lo mejor que pudo—. Puede que yo sea una humana, pero mataré a cualquier persona que desee meterse en nuestro camino.
— ¿Y tu madre qué opina sobre esto?
— Ella está bien, no le he contado nada de lo sucedido, solo le dije que estaba pasando por un momento delicado con la familia de Alexander y que después le diría todo —encendió el computador—. Mi madre anda de lo más feliz con ese delincuente, no puedo llegar de la nada a decirle que tuve un problema con el loco de Jonathan y su esposa.
— Tienes razón…
— Algo te ocurre —la humana detalló el rostro de su amiga—. ¿Tu ex ha estado molestándote?
— Lo que pasa es que ni yo sé qué haré con mi vida ahora —la omega dejó la cámara en el escritorio—. Quiero irme lejos, estar en este país solo me traerá problemas.
— No te entiendo…
— Nunca dejé de ver a Max —confesó—. Les he mentido durante todo este tiempo…
— ¿Qué?
— Es algo complicado de decir, pero no fue mi intención mentirles, lo siento mucho, pero…
— Jolanis, ¿él te sigue obligando a verlo? ¿No se lo has contado el idiota de Bahir?
— No puedo decírselo a Bahir, la verdad es que temo por mi vida —susurró queriendo llorar—. Bahir ha sido muy bueno conmigo, me ayuda en todo, pero Max es un alfa con una manada poderosa, yo me escapé para estar con un alfa que posiblemente se aburrirá de mí cuando caiga en cuenta de que soy estéril.
— Conozco a Bahir desde siempre —tomó sus manos contra las suyas—. No es la clase de hombre que se echa para atrás en este tipo de situaciones, porque ten por seguro de que Bahir hará todo lo posible para que tú y él estén juntos.
— Me da miedo muchas cosas, habían sido unos buenos meses estando con él…
— Sigues teniendo miedo al abandono —ella asintió—. Yo estaba pasando por todo esto, hasta que conocí a Alexander, ahora él es mi vida igual que Owen. Ellos me han ayudado mucho durante los últimos meses que te aseguro que después de esto…
— Bahir puede ser medio loco, pero te aseguro que te cuidará y si hablas con él podrás…
— Cuñada… —hablando del rey de Roma—. Futura esposa, ¿qué están haciendo aquí?
— Ella me comentó que vino a escaparse de ti, porque la tienes hostigada hasta el culo —se burló Dahiana de él—. ¿Por qué no vas a molestar a alguien más?
— Porque me gusta molestarte a ti —se encogió de hombros Bahir—. ¿Ya comieron?
— Todavía falta para la hora del almuerzo y según tengo entendido, tú tienes que ponerte al día con mi esposo —por cómo Bahir puso el rostro, supo que había dado en el clavo—. Es una lástima que mis vacaciones hayan durado tan poco.
— Si me sigues molestando, le diré a mi primo que te lance desde…
— Dile que me den una licencia para que me dejen en la manada hasta el día del parto y de paso, le digo a Jolanis que me acompañe, porque hay unos hombres que están para chuparse los dedos…
— Sí, eso no pasará —se sentó en la silla vacía—. ¿Por qué no están trabajando?
— Íbamos a comenzar con el trabajo, hasta que llegaste a molestar —murmuró la humana—. ¿No que te ibas?
— Alexander está en una reunión en estos momentos —Bahir suspiró—. Lamento no haber podido ir a tu casa por culpa del trabajo. Las cosas están algo complicadas en estos días.
— ¿Por? ¿Han robado?
— Digamos que mi primo debe ir a algunas reuniones, no quiere decirte nada por qué…
— Deja de hablarme con rodeos, ¿estamos?
— Tienes que ir con él, porque eres su esposa, y esa fue una de las razones por las cuales ustedes dos se casaron —el alfa entrelazó sus dedos sobre el escritorio—. Es importante que vayas, anteriormente habías ido con Owen a una fiesta, dieron una buena imagen y en su manada te tienen mucho respeto.
—Puede ser que esas personas sean buenas ahora, pero en el pasado no lo son —le explicó—. ¿Crees que puedas ir?
— Supongo que puedo ir con él en lo que se resuelve el problema con Jonathan —se encogió de hombros—. ¿Owen puede ir?
— Sí, pueden llevarlo —Bahir dirigió su mirada hacia dónde se encontraba Jolanis—. ¿Por qué estás tú aquí?
— Pues porque quería pasar tiempo con ella, sin embargo, llegaste de impertinente —farfulló Jolanis—. ¿No tienes un trabajo por el cual velar en estos momentos? ¿Por qué sigues aquí?
— Porque quiero ver a mi esposa de forma más seguida —se encogió de hombros—. También irás conmigo, porque ahora eres mi protegida.
— Bien, iré a tomar unas fotos para la campaña —Jolanis se levantó sin muchos ánimos—. ¿Vienes a espiarme o te vas a quedar aquí?
— Iré contigo.
Para esos momentos, Dahiana había sacado su barra de chocolate, viéndolos a ambos salir de su oficina como si nada. Ella continuó haciendo su trabajo, tenía que llenar varias plantillas, ver varias cosas de su trabajo la mantuvo lejos de los problemas e incluso, se olvidó de que en las noticias andaba circulando el hecho de que Jonathan se encontraba en prisión por varios cargos.