Una esposa para el alfa

45. Ella es una gama.

Siete meses de embarazo, era el tiempo que ella tenía y Alexander no podía creer siquiera que dentro de ella había tres bebés creciendo de manera sana y que, de paso, ellos también tenían ese tiempo de casados… llevándose bien en lo que cabe.

Se pasó la lengua por los labios, viéndola en esos vestidos de embarazada que le quedaban muy bien… demasiado pegados al cuerpo que les gustaba verle puestos.

— Lo sé, mi cuñada es hermosa —dijo Bahir, colocándose delante de él—. Cocina, limpia, es madre de cuatro niños y es millonaria.

— Quítate del medio, que me interrumpes mi maravillosa visión y eres la cosa más molesta de todas —lo hizo a un lado—. Mi esposa hará una presentación y tú obstruyes mi vista.

— Vaya, mi querido primo anda más enamorado que nunca —se burló Bahir—. Es un poco extraño verte de este modo, luego de que me dijiste que nunca estarías enamorado de una mujer y menos de alguien como la chica de la cafetería.

— Dahiana se me confesó primero —espantó las palabras—. Me dijo que me quería, que soy el único en su vida…

— El único en su vida es Owen, no te creas la gran cosa —Bahir golpeó su brazo—. Nunca te consideraré eso, los dos estamos de acuerdo en eso.

— Imagínate cuando nazcan los otros dos, ahí sí estaré más desplazado que nunca —chasqueó la lengua, enojado—. Ella sigue diciéndome que se alejará de mí en cuanto termine el contrato. 

— ¿Y tú quieres que ella se aleje de ti? —ladeó la cabeza su primo—. Porque estás enamorado hasta el culo de ella y no tienes pinta de dejarla de lado.

— Dahiana tomó su decisión, ella quiere conocer muchas cosas en el mundo —suspiró—. No soy capaz de decirle que no, no la voy a detener. Es dueña de su vida.

— ¿Y si ella solo lo está diciendo para que la detengas? —preguntó Bahir, negando—. Mira, eres mi primo, pero ella es mi mejor amiga también y se nota que los sentimientos que tiene por ti son fuertes y ella quizás está esperando a que le digas que no se vaya, porque hay unos bebés en camino que no los van a dejar dormir por mucho tiempo.

— ¿Seguro que es eso?

— No seas estúpido, que te estoy hablando de algo serio y me sales con tus mamadas —le dio un golpe en el brazo—. Dahiana te está diciendo esas cosas para que tú le digas que la quieres y la amas.

Iba a decirle algo, pero se quedó callado cuando la presentación de su esposa inició y él tuvo que alejar esos pensamientos. Dahiana se encontraba dando una de las tantas presentaciones sobre el sistema de contabilidad que se estaba implementando. Lo que Bahir le dijo tenía mucho sentido, por el hecho de que Dahiana siempre buscaba la manera de decirle las cosas, pero con otras palabras.

Movió un poco la cabeza, ella se veía muy confiada, más de lo que él en algún momento lo estaría. Ella continuaba usando el anillo que compraron hace meses, también la cadena y la pulsera a juego… bueno, él por igual porque nadie le iba a quitar de la cabeza el hecho de que ambos estaban casados, con un hijo adoptivo y tres en camino.

La presentación terminó después de una hora y los aplausos no se hicieron esperar.

«— ¿Cuándo se lo vas a decir?» preguntó su lobo, cuando se le quedó mirando a Dahiana.

«Todavía no es el momento de decirle, ella está en su momento, se lo diré después que termine el contrato. No quiero que piense que la estoy usando para algo más o que la quiero amarrar»

«— Ya la amarraste por tres, con esto solo te matará como lo prometió y eso es todo. Te sugiero que busques la manera de decirle lo que es realmente y que esas pastillas que tu madre le dio y que cambiaste, es para mantenerla a salvo, porque de lo contrario, se alejará y buscará la manera de romper el lazo».

«— En este momento, lo único que deseo es nunca haber sabido esto y que tú no te hayas atrevido a marcarla por eso».

«— Quedan muy pocas como ella, solo están los alfas y omegas y los betas, ¿qué opinas de las gamas? ¿Por qué no están en los libros?»

«— Tengo que hablar con mi madre sobre esto, porque ella debe tener más conocimientos…»

— ¿Estuve bien? —Alexander asintió, hacia Dahiana, cuando apareció de repente delante de él—. Estás como si hubieses visto un fantasma.

— Estaba hablando con mi lobo, tranquila —la abrazó—. Veo que estás muy bien, te fue excelente en esto, esposa.

— Tú me ayudaste con la presentación —le correspondió el abrazo. —Hoy los bebés se han estado comportando muy bien, supongo que también quieren comer un poco de chocolate.

 — Es porque su querida madre anda haciendo las cosas como se deben —le dio un leve apretón a sus mejillas—. Mi madre vendrá en un rato, ¿quieres verla?

— Me gustaría, sin embargo, recuerda que es el último día de escuela de Owen, tengo que irme temprano —entraron al elevador—. ¿Por qué Rebecca viene? ¿Qué hiciste?

— Es unas preguntas que tengo que hacerle, no es nada malo —sonrió hacia ella—. Mi madre necesita también un respiro, ya que volvió al trabajo.

— Ella es la asistente de tu papá…

— Sí —le dio un beso en la frente—. Iré a la escuela para la presentación de fin de curso de Owen, esperen por mí. Terminaré todo el trabajo antes de tiempo.

— Claro, te quiero.

Dahiana tuvo la osadía de darle un beso en los labios, antes de que el elevador bajara hasta su piso y ella fuera a su oficina para celebrar con sus compañeros. Esperó a su madre, la cual parecía estar más fresca que una lechuga, porque ella caminaba con mucha calma y saludando a algunos empleados que anteriormente trabajaban con ella en esa oficina.

— Alex —la saludó su madre, dándole un beso en la mejilla—. ¿Cómo está, mi pequeño alfa?

— Estoy bien, mamá —sonrió Alexander—. La vida me está dando unos buenos golpes actualmente que ya no sé qué hacer ni con mi vida —la llevó hasta el sofá—. ¿Qué tienes?

— Hay algo que quiero decirte, mamá. No te vayas a enojar conmigo, por favor —la ayudó a sentarse—. Es sobre Dahiana.




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