Una esposa para el alfa

47. Advertencia final.

Salir de una reunión siempre se sentía bien y más cuando se trataba de cerrar un negocio. Tomó del brazo a su primo, antes de que intentara escaparse de él, como lo ha estado haciendo los días anteriores, porque, según él, necesita un poco de espacio y porque hay un montón de cosas más.

— Voy a suponer que me subirán el sueldo, por esto —farfulló Bahir, dejando que lo guiara—. ¿No tienes que velar por el bienestar de tu hijo?

— Owen está en la cafetería y Dahiana está trabajando —entraron a su oficina—. ¿Por qué estás tan extraño estos días? ¿Sucedió algo con Jolanis?

— ¿Por qué todo tiene que ver con ella? —preguntó Bahir, ladeando la cabeza—. Se encuentra trabajando.

— Bahir, soy tu primo y sé cuándo las cosas no van bien contigo y en esta ocasión, es lo que está ocurriendo —masculló un poco enojado—. ¿Ya terminó la relación que ambos tenían?

— Mi relación con ella no pudo terminar porque, según ella, nunca empezó —bufó—. Le di su espacio, todo lo que podía darle, sin embargo, sigue aferrada al pasado y no sirvo para forzar a nadie a quedarse conmigo.

— De acuerdo, ¿y si ella está siendo forzada? Porque ya casi llevan un año largo y tendido —Alexander le indicó que se sentara—. No es fácil para una omega ser vendida por tu padre, que te obliguen a abortar a tu hijo y que, de paso, quedes siendo estéril.

— Yo he estado con ella todo el tiempo, hasta con la tía Vanessa la llevé para que se sintiera a gusto con las citas —Bahir se pasó una mano por el cabello—. Quería dejar el trabajo antes —jugó con sus dedos—. Siento que ando haciendo todo mal en esta vida y que nunca podré ser bueno para nadie.

— ¿Lo dices…?

— Hice que Dahiana y tú se casaran, literalmente me robé a Jolanis y mi padre anda más pendiente de sus otros hijos que de mí.

— Bahir, ya eres un adulto y es normal que los padres siempre estén al pendiente de sus hijos más pequeños, ¿me ves siendo celoso porque mis padres ya me ven como un cero a la izquierda desde la llegada de las gemelas? —cruzó los brazos—. Sobre lo de mi casamiento con Dahiana, no es malo que lo hayas hecho, porque los dos nos llevamos bien y de paso, me ayudaste a salvarle la vida a Owen.

— Dahiana me comentó que tuvieron que mentir en el juzgado para salvarme la vida —Bahir echó su cuerpo hacia atrás—. Supongo que después de todo, estoy haciendo algo bien con mi vida.

— Bahir, si Jolanis no quiere estar por las buenas, déjala ir y eso sería todo. No puedes salvar a alguien que no se deja —aconsejó—. Ella es una adulta, con muchos traumas y aunque sea tu alma gemela, no puedes aferrarte a algo que no se dará. No quita que en el futuro encuentres a alguien mucho mejor.

— ¿Lo dices por Kang y Naisha?

— Naisha y yo nunca podremos llevarnos bien, porque aunque la diosa nos haya puesto como destinados en un principio, mi corazón no siente eso —entrelazó sus dedos—. Naisha tiene muchos traumas encima y Kang es otro traumado que tiene miedo de que ella lo deje por alguien más.

— Bueno, tienes un punto. Ella tampoco se podía llevar a Owen, pero eso no quita que en futuro quiera hacerlo…

— Ella firmó un documento en el cual nunca intentará llevárselo, no soy estúpido para saber que cuando ella logre escapar de Kang, intentará llevarse a mi hijo. Algo que no puedo permitir —habló con seriedad—. No es porque esté siendo egoísta, es que Kang es un mafioso, Naisha es su pareja y ambos están en la mira.

— Mierda, tienes razón.

— Owen tampoco es que se haya querido ir con ella en primer lugar —también imitó la posición de su primo—. Ya dejemos de hablar de mí, y cuéntame qué harás para evitar que Jolanis se vaya.

— Me dijiste que no hiciera nada y es lo que haré —Bahir miró hacia otro lado—. Si ella quiere irse de mi lado, que lo haga. Tampoco es que le vaya a quitar su puesto de trabajo.

Alexander estudió el rostro de su primo y mejor amigo. Bahir estaba enamorado hasta el tope de esa chica, sin embargo, Jolanis estaba metida en un hoyo del cual no podía salir tan fácilmente por más que quisiera. Mientras él se desahoga, le dio más pensar que nunca todo lo que ha estado pasando durante esos meses para poder estar con ella y que al final, siga con sus traumas de no poder darle lo que tanto quiere.

Bahir se tuvo que ir una hora más tarde, puesto que tenía una reunión fuera de la empresa y no podía faltar. Él, por su parte, no pudo evitar reírse cuando escuchó a su secretaria hablar con Owen y este decirle que iba a pasar porque era el hijo del dueño.

— No importa —le dijo a su secretaria, abriendo la puerta—. Es mi hijo, puedes dejarlo pasar.

— De acuerdo.

— No sé que te ha dicho tu madre, pero tienes que dejar de hablarle mal a las personas —se hizo a un lado para que entrara—. ¿Por qué no estás con tu abuela?

— La abuela me dijo que podía venir a pasar la tarde contigo —Owen levantó sus brazos para que lo cargara—. Quiero ir con el abuelo, no me gusta estar en la empresa. Aquí no puedo ser un lobo.

— Tu madre te preguntó esta mañana a dónde querías ir y tú elegiste la empresa —lo cargó, y fue hacia el gran ventanal—. Si quieres, puedes quedarte durante las vacaciones con los abuelos y regresar antes de que inicien las clases o cuando vayan a nacer tus hermanos.

— Hermanos… mamá dijo que hará que construyas otra cosa, porque no puede estar con cuatro hombres —el pequeño estaba hablando con mucha inocencia—. ¿Mamá ya no me va a querer?

— Tu madre tiene mucho amor para dar, es que ahora mismo tiene algunos problemas de los cuales nosotros tenemos que ayudarla lo más que podamos porque no son fáciles de tratar —tomó asiento y giró la silla—. Todo lo que ves aquí ahora, también es tuyo. Tu madre también es dueña de todo esto, pero eso…

— Mamá me dijo que en unos meses se van a divorciar, porque así es que lo dice el contrato —Owen lo miró—. Es por eso que no quiero al tío Bahir. Debió de hacer eso más largo.




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