Una esposa para el alfa

49. ¿Mi mamá se va a morir?

Ver a su esposa caminar como pato, le daba algo de risa, porque ella estaba de lo más calmada llevando un embarazo que en cualquier momento podría terminar en una desgracia y él sabía que ella lo estaba haciendo apropósito para molestarlo y que la dejara en la manada…

Sí, eso no pasará. Porque no iba a permitir que ella se quedara viendo a todos esos alfas correr de un lado a otro sin camisa y ella con sus hormonas por doquier.

— Papá —Owen jaló su pantalón—. ¿Voy a quedarme con mamá más tiempo? —preguntó ladeando la cabeza—. El abuelo me dijo que es posible que mis hermanitos nazcan pronto y que no puedo quedarme en la casa.

— ¿Por qué no te quedarías en la casa?

— Porque mi mamá te matará.

Contó hasta diez mentalmente, porque sus padres, en lugar de apoyarlo, se estaban burlando de su desgracia. Es más, Dahiana ni siquiera tenía por ser una gama si antes era una humana al cien por ciento y todo por su descuidado lobo que se andaba marcando a todo el mundo. Cargó a Owen sin mucho esfuerzo, y caminaron hacia dónde se encontraba su esposa sonriéndoles a varios socios.

— Mami —Owen la llamó, e hizo que se alejara de esas personas—. ¿Qué estás haciendo aquí? 

— Estaba conversando con ellos sobre algo —Dahiana se estiró un poco hacia dónde se encontraba su hijo para darle un beso—. ¿Por qué tienen esa cara? ¿Qué hice?

— Verte hermosa, mamá —Owen la abrazó—. ¿Verdad que sí, papá?

— Sí, tu madre se ve hermosa con ese vestido puesto —Alexander también la abrazo—. Tus pies están hinchados, y no quieres estar sentada en ningún lado.

— ¿Me darás licencia médica?

— ¿Te quedarás a vivir en la ciudad?

— No.

— Entonces, te quedas sin esa licencia, querida esposa —la llevó hasta la mesa para que se sentara—. Ya estás por cumplir los nueve meses, mejor dicho, en unas semanas y te la pasas caminando de un lado a otro cómo si nada. ¿Por qué lo estás haciendo?

— Porque me aburro estando detrás de un escritorio —su esposa se encogió de hombros—. Además, no todos pueden tener a una mujer embarazada y bonita como yo a su lado.

— El embarazo te está haciendo un pequeño mal, porque ahora dices cosas para hacerme enojar —sacó la silla para que ella se sentara, y luego, sentó a Owen a su lado—. No sé si te han dicho algo, pero Jonathan no está en el país.

— ¿Cómo dices?

— Mi primo —le recordó—. Él se está encargando de todo lo relacionado con él. Kang no se quedaría de brazos cruzados sabiendo que su pareja también sufrió mucho por él —Owen volvió a treparse en su cuerpo, y solo pudo dejarlo sobre sus piernas—. Ya quedan unas pocas semanas para terminar todo y tres meses para que termine nuestro contrato.

— Tres meses en los que me quedaré con todo tu dinero —Dahiana estiró su mano para acariciar su mejilla—. Owen te ama mucho, y estos bebés ya son una parte de nosotros.

— Y pensar que todos creen que yo casi te mato, según tus palabras —masculló el alfa, tomando su mano y besándola—. Y la acosadora eres tú, porque todo inició debido a que no te quise dar un beso.

— Es que lo sentí de ese modo —Dahiana arrugó la nariz—. Sin embargo, usaste tu dinero para hacerme la vida imposible y no es justo.

— Es que no tengo la culpa de haber nacido en una familia llena de amor —se burló de ella—. No te pongas de ese modo, porque te aseguro de que durante el tiempo que nos quede juntos, los dos vamos a salir adelante.

Al encontrarse en una cena de negocios, ella no podía estar moviéndose de un lado a otro, puesto que sería la última antes del parto, por el hecho de que él se tomaría ese tiempo para quedarse con ella y los bebés en casa. 

Owen se estaba apegando mucho a él, casi no dormía en su habitación y por más que él intentaba cerrar la puerta con seguro para tener un poco de privacidad con su esposa, parecía ser un caso imposible de su parte, así que ya descartó esa idea hasta luego de que nacieran los bebés.

Un rato más tarde, ya se encontraban despidiéndose de los invitados.

Owen se encontraba dormido en sus brazos, la noche había sido un poco agotadora para él y al estar todo el día en su forma de lobo, primero necesitaba controlarse y luego seguir.

— Quiero hacer un viaje —dijo Dahiana, a su lado—. A la playa.

— ¿Ahora?

— No, después de que nazcan los bebés —se pasó las manos por el vientre—. Quiero hacerlo después de todo, cuando cumplamos el año. Sería el día de nuestra despedida y es algo que nos merecemos, por todas las cosas que hemos pasado.

— Entiendo, haré lo necesario para ese viaje —Alexander miró a Owen dormir en el asiento trasero—. Naisha me pidió que le diéramos la oportunidad de quedarse con Owen durante un tiempo. Al parecer, las cosas van bien entre ella y mi primo.

— No lo sé, no me gusta eso de dejarlo con otras personas —susurró, haciendo una mueca—. Owen debe volver a la escuela y lamentablemente el viaje que haremos, él no estará aquí.

— Puedo decirle a Naisha que venga y se quede un tiempo con él en lo que todo pasa —detuvo el auto en un semáforo—. Tal vez Kang pueda permitir el venir a pasarse unos días.

— Los dos sabemos que no la dejará salir de ahí y menos sola —Dahiana hizo una mueca, cuando una contracción se instaló en su vientre—. Ay, eso duele. Joder.

— ¿Estás bien? ¿Quieres que vayamos al hospital?

— No, es normal —Dahiana espantó las palabras—. La doctora me dijo que durante estas semanas, iba a sentir algunas contracciones —hizo una mueca—. Estos tres bebés me odian, creen que su madre los abandonará.

— ¿Por qué dices eso?

— Porque nos escuchan hablar acerca de que en tres meses, ya no seremos pareja —dijo como si fuera la cosa más obvia de todas—. Owen pasa más tiempo contigo por eso, puesto que también te tiene mucho cariño y te ve como su padre.

— Owen todos los días se le escapa a tu madre y se mete en mi oficina, la última vez, solo le faltó orinar sobre los documentos que dejé en mi escritorio —bufó el alfa, fijando su vista hacia el frente y conduciendo nuevamente—. Dice que es el hijo del dueño.




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