Observé a la chica y me quedé pensando, necesitaba de ella, quizás si le enseñaba a mi hija que se podía querer lo que estaba roto algún día ella llegara a quererme nuevamente. Me quedé observándola desde allí, pero temía acercarme y ser rechazado entonces la seguí, fue hasta un puesto donde estaba un señor mayor que debía ser su padre vendiendo hortalizas.
—¿Dónde estabas? Llevo horas buscándote—le reclamó con voz ronca.
—Encontré este perrito lastimado y lo llevé con el doctor...
—Te he dicho que no debes alejarte del puesto ni hablar con extraños, que no debes alejarte de mí, la gente es muy mala por aquí—le reclamó como si se tratará de una niña pequeña, cosa que me sorprendió bastante, pues esa chica ya debía tener unos 19 o 20 años.
—Pero papá todos fueron amables conmigo—reprochó ella y él la Miró furioso como si hubiese cometido un delito, qué tipo de gente era esta tan rara. Por su ropa parecían de campo y ella aunque bonita, no traía ningún tipo de maquillaje, ni siquiera su cabello estaba arreglado ni sus uñas pintadas.
—Ya vamos a casa—afirmó el señor empacando lo que le quedaba.
—Pero no hemos terminado de vender todo...
—La próxima vez que venga te quedarás en casa, ya no me obedeces. —le reclamó como si se tratara de una niña, ese hombre tan sobreprotector debía estar loco, esa chica ya era una mujer bien formada para que él la tratara de esa forma. —Y ese horrible perro déjalo ahí.
—Papá usted prometió que me compraría lo que quisiera cuando vinieras al pueblo...
—Menos un teléfono, ¡Dije que no! ¡No tendrás esa porquería! —recalcó él señalándose con el dedo índice
—No le pediré un teléfono, igual sé que no me lo permitiría, solo quiero llevar este perrito a casa para no estar tan sola cuando usted salga...
—Puedes hacerlo—suspiró él—ya entra al auto—agregó y la chica obedeció con una enorme sonrisa en su rostro como si se llevará un tesoro a casa. Cada vez esta gente me intrigaba más, no solía escuchar conversaciones ajenas, incluso criticaba eso, pero esta vez lo había hecho y lo que escuché había despertado mi curiosidad. ¿Por qué ese hombre trataba a su hija adulta como una niña? ¿Por qué no le permitía tener teléfono? Si es que incluso mi hija tenía uno desde los 7 años y donde vivían para que una chica joven usará esos vestidos anchos y opacos y se interesara por un perro lastimado. Mi teléfono comenzó a sonar y se trataba de Astrid, quien además de ser mi mejor amigo trabajaba en mi compañía, pues además de poseer una de las más productivas minas de diamantes tenía una empresa de diseño de joyas y varias joyerías a mi nombre por todo el continente.
—¿Qué sucede? —respondí.
—Eso me preguntaba, solo quedan 10 minutos para la reunión con los chinos y no estás aquí.
—Cancélala—respondí mirando a la chica que ya estaba dentro del auto de su padre y entré también al mío que estaba allí cerca.
—¿Qué te sucedió? ¿Estás bien?
—Choqué un perro y quedó desfigurado y una chica lo salvó y es rara...
—Y eso que tiene que ver con la reunión —preguntó.
—Que ahora voy a seguirla...
—Uf no Sebastián, mejor vemos a tu psicóloga, no puedes estar acosando a la gente así o vas a terminar convirtiéndote en un asesino serial.
—Llama a Julián y dile que me cubra—exclamé haciendo caso omiso a sus bromas habituales, Julián era el esposo de mi hermana y era mi otro mejor amigo, es que incluso él y mi hermana se habían conocido por mí.
—Seb, sé que Julián es tu cuñado, pero sabes que no lo soporto—comentó Astrid.
—No es algo nuevo, pero trabajo es trabajo y Julián es bueno en lo que hace.
—Es un engreído—reprocho—pero lo llamaré, el jefe habló.
—Te cuento luego que ya están arrancando el auto—respondí colgando la llamada y los seguí, luego de conducir dos horas el auto se detuvo en una finca que quedaba alejada de todo el mundo, no había ni una sola casa en las proximidades, solo una casona grande bastante solitaria y los terrenos alrededores estaban bien sembrados, también parecían tener algunos animales, pues se escuchaban sonar vacas y ovejas. Me quedé allí durante un rato y vi que ella salió de la casa, bajé del auto y la seguí desde cierta distancia mientras alimentaba a los pollos con el alimento que traía en un pequeño cubo. La observé desde lo lejos y el padre estaba dentro de la casa, cuando terminó miró hacia todos lados, imagino que miraba que su padre no estuviera cerca, pues no había nadie más por todo el lugar y no puedo negar que aquel ambiente no me gustaba para nada, parecía un lugar de esos en el que se desarrollan las películas de terror. Entonces dejó el cubo allí y caminó alejándose mientras miraba hacia atrás seguidamente, introduciéndose en el bosque, caminó casi 15 minutos y entonces se detuvo, la observé desde detrás de unos árboles mientras ella miraba algo fijamente que no sabía que era, hasta que se arrodilló en el piso, había una tumba allí, tenían a alguien enterrado allí, me quedé absolutamente sorprendido, esa chica parecía noble y tranquila ¿habría matado a alguien? ¿Sería por eso que su padre no la dejaba acercarse a la gente? ¿De quién demonios era esa tumba? Quizás estaba loco por haberlos seguido, pero no iba a detenerme ahora hasta aclarar todas mis dudas.