Una esposa para la bestia

Capítulo 4: Ocupar tu lugar.

Sebastián:
Caminé hacia ella, estaba en el medio de un campo lleno de flores con un vestido blanco, me miró fijamente a los ojos mientras me acercaba y me extendió la mano, me quedé estático dudando de si tomarla o no pero ella sonrió y se acercó a mí acariciando suavemente mi rostro con su mano. 
—Solo te haré daño si te tengo cerca de mí—pronuncié y ella tomó mi rostro entre sus manos tibias.

—Yo también te necesito—dijo suavemente acercando sus labios a los míos y entonces abrí los ojos, me desperté sobresaltado y me senté en mi cama. Solo estaba soñando. Maldición por qué soñaba con ella, por qué. Miré el reloj y eran las cuatro de la mañana, mis manos temblaban, entré al baño y tomé una ducha tibia y me vestí. 
Entré a mi auto y dudé de que hacer, pero al final terminé condiciendo hasta donde vivía aquella chica, detuve el auto bastante lejos dela casa pues no quería tener problemas con el padre de Abi, sí, creo que así es como dijo el padre que se llamaba aquella chica y salí y me quedé detrás de unos arbustos que habían cerca de la casa, hoy si hablaría con ella ya lo había pensado durante todo el camino. A las 7 salió de la casa con un cubito con el cual empezó a alimentar a unos cuantos pollos que tenían y el perrito estaba tras ella. Terminó y miró hacia todos lados, era obvio que lo hacía para no llamar la atención de su padre, la seguí y caminó hasta la tumba de su madre nuevamente y el perrito la siguió, se sentó allí cerca y el perrito comenzó a lamer su mano y ella lo cargó y empezó a cantar:

🎶Voy a sembrar girasoles
en un corazón que no sabe querer. 
Dicen que es blanco y negro
pero a quien lo dijo
le faltó el pincel. 
Ven que voy a colorear tus grietas
con amor voy a dejarla ilesas
Y esas cicatrices solo cuentan, 
La vida te quiso romper
Pero Dios abrió puertas🎶

Su voz era dulce y tierna, era el momento perfecto debía hablarle, era obvio que tenía un buen corazón y lo que decía la letra de la canción incluso a mí me había condolido. Extendí mi mano e iba a llamarla
—¡Abi! ¡Abisaday! —gritó alguien acercándose—¿Qué coño haces aquí tan lejos de casa? —reclamó su padre.

—Lo siento, solo quería ver a mamá—se disculpó bajando la mirada.

—Tu madre está muerta cuando carajos vas a entenderlo—exclamó y la chica bajó la cabeza. —Ve a casa y si te vuelvo a ver lejos no responderé—agregó tomándola rudamente por el brazo haciendo que se levantara y ella sumisamente agachó la cabeza y caminó hacia la casa y la actitud de este señor cada vez me intrigaba más. Abi era una mujer ya, por qué la trataba así, me enojaba mucho su forma con ella , pero simplemente suspiré y no dije nada y decidí que lo mejor que podía hacer era esperar otro día. Tomé mi auto y me alejé de allí. Fui a mi empresa y al llegar allí estaban todos reunidos, entré en la junta directiva y todos me miraron en silencio.

—Que bueno que llegas—pronunció Astrid, que además de ser mi amigo era mi acasesor personal.

—¿Y esto qué es? ¿Quién programó una reunión en mi ausencia? —pregunté enojado y todos se mantuvieron en silencio mientras se miraban.

—Fui yo—respondió Julián poniéndose de pie. —Estamos demasiado atrasados con el encargo de anillos  que nos hizo una joyería Europea y creí que como no estabas debía agilizar el trabajo y aapoyarte con eso, sé lo difícil que lo has tenido últimamente.

—Gracias Juliàn—respondí—me alegro de que te preocupes por mí. Me quedaré a acompañarlos y ver que estiman conveniente en este proyecto.

—Tu eres el jefe cuñado, se hará lo que digas solo intentaba agilizar el trabajo.

—Y te lo agradezco—respondí y Astrid me miró extrañado.

*****

—Seb en serio permitirás que Julián tome decisiones importantes en la empresa sin tu consentimiento—reclamó Astrid entrando a la oficina tras de mí.

—Solo intentaba ayudar, es mi cuñado y no veo nada de malo en que intente ayudarme...

—Me parece que le estás dando demasiada potestad y que él se está atribuyendo responsabilidades que no le corresponden.

—Astrid—lo interrumpí—no tienes que estar celoso, eres mi mejor amigo y nadie nunca ocuparà tu puesto—agregué dándole en el hombro.

—Ese es el problema que creo que el puesto que quieren ocupar es el tuyo y no te estás dando cuenta.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.