Selena
Ahora mismo mi cabeza está en blanco, mis pensamientos se han esfumado y he eliminado la voz de mi cabeza que me decía que todo estaba mal, lo hago por los niños, y por mi abuela, con lo que conseguiré de todo esto ella estará bien y los pequeños estarán con su tío, todo al final quedará bien, el final, bueno, mejor no pensar en él. Levanto la mirada al escuchar un carraspeo, frente a mí están los dos pequeños con su abuela, los tres me observan haciéndome ver demasiado pequeña, es algo intimidante debo decirlo y me encojo en mi silla, la señora niega.
—No, para —me señala —nunca hagas eso Selena, jamás te encojas, jamás sientas miedo, a los hombres les gusta una mujer segura de sí misma y debes transmitir eso, seguridad —asiento con lentitud
—Lo siento señora
—Aurora —habla con seriedad —a partir de hoy soy solo Aurora.
—Entiendo
—El físico es lo primero que debemos arreglar —comenta Chiara sobando su barbilla —no eres fea pero necesitas arreglos
—Al tío le gustan las chicas rubias —dice Dante sonriendo, Aurora se tensa un poco y Chiara asiente —debemos cambiar tu cabello —toco este, hasta ahora no pensaba que estaba mal.
—También debes dejar de trabajar en la cocina —habla Aurora pero niego
—Seguiré trabajando —miro sus ojos —amo lo que hago, amo cocinar
—Lorenzo jamás se fijará en una chica que friega platos —dice con dureza haciéndome sentir peor de lo que ya me siento
—¿Y qué hay de una chef famosa? —miro a Chiara, la niña me está mirando sonriendo —dijiste que sabías cocinar —asiento
—Y sé hacerlo —ella se acerca a mí
—Entonces vas a demostrarlo, hoy tendrás la cocina para ti sola —demanda mirando mis ojos —has que la comida quede perfecta, que quedemos encantados y no solo seguiremos adelante con este plan, también serás la Jefa de cocina —mi sonrisa aparece de la nada, frente a mí está justo la oportunidad que quería y me pongo de pie aceptando el reto, no pienso echar a perder esto porque posiblemente de todo, lo mejor que saque sea un buen trabajo.
Parezco tener los pies pegados al suelo, el silencio me aterra, los tres prueban la comida y se miran entre sí, es lo único que hacen y yo solo siento como mi corazón late desbocado, de aquí saldré en una camilla porque está a punto de darme un infarto, cuando la señora deja los cubiertos sobre la mesa y me mira siento como corre el sudor por mi frente, por Dios, jamás había estado así.
—Si no hubieras estado sola en la cocina —comenta poniéndose de pie —pensaría que los mismos dioses han hecho esta comida —sus palabras son buenas, pero la sonrisa que forma es mucho mejor, los niños prueban el dulce que hice y los ojos de Dante se abren como platos, Chiara me mira más que asombrada y luego sonríe.
—Tendrás que cocinar de nuevo —comenta Aurora —a nosotros nos has enamorado Selena, ahora solo falta que enamores a Enzo —mi corazón sigue acelerado.
—¡Harás su plato favorito! —Chiara se pone de pie sonriendo —y su postre favorito —trago en seco sin conocer los gustos del jefe y cuando la pequeña me dice cuáles son esos platos siento mucho más miedo.
—Y es un plan arriesgado —miro a Aurora cuando habla —Lorenzo ha despedido a muchos empleados cuando han hecho su comida favorita y a él no le ha gustado —¡ahora estoy peor! —¿Vas a arriesgarte Selena? —miro a los niños que me miran ilusionados, luego a Aurora y por último mis manos, he estudiado para ser chef y desde que nací estoy en la cocina con mi abuela, de ella he aprendido todo lo que sé, gracias a ella sé cocinar como lo hago y ahora rechazar esto sería fallarle y no pienso fallar a la única persona que he tenido siempre en mi vida.
—Lo haré —el grito de los gemelos diciendo un sí superalto me hace reír.
—Pues prepara todo, Lorenzo llega en una hora —siento un escalofrío por todo mi cuerpo cuando escucho a Aurora y luego solo corro hacia la cocina, la cual hoy está totalmente vacía, todos fueron mandados a casa, estoy sola y debo hacerlo todo, respiro hondo antes de mentalizarme y sin dejar de repetir que si puedo comienzo a moverme, casi nunca he hecho lo que ellos piden, pero aprendí de la mejor.
★★★
Chiara
Con un buen plan cualquiera cae y el tío Lorenzo no es la excepción, dicen que el amor entra por la cocina y Selena tiene en sus manos una bendición, cocina a la perfección, en ese punto es perfecta, ahora falta cambiar un poco su físico y todo estará resuelto porque el amor también entra por los ojos y aunque los hombres enamorados lo nieguen, es claro que lo primero que ven es el físico y eso es lo que los atrae, al menos así funciona mi hermano Charles, un claro ejemplo de que el cerebro de los hombres es bastante sencillo, son predecibles, manipulables y de cierta forma un poco tontos.
—Pero quien —Enzo se calla sin dejar de mirar el plato que acaba de probar, luego nos mira a nosotros —quien a —al parecer ha quedado literalmente sin habla y se levanta de la mesa —quiero ver a quien ha cocinado hoy —exige como si se le fuera a hacer algún caso, Dante y yo nos miramos.
—La persona que lo hizo ya se fue tío —su ceño se frunce
—Dije que quiero verlo
—Verla —digo simple mirando sus ojos —es una chica joven y bonita —pongo mi mejor sonrisa —la abuela la puso a prueba para ver si sería la próxima jefa de cocina, pero no le dio respuesta.
—¿No qué? —Lorenzo bufa —debió decirle que se quedara, ahora podría verla, lo que ha hecho hoy es —se sienta y mira su plato —es simplemente magia —murmura con la mirada perdida, nunca entendí por qué al tío le gusta tanto este plato y siempre está pendiente de que lo hagan como él quiere.
—Mañana vas a verla —digo y Dante me mira algo confundido, yo me pongo de pie —y podrás contratarla tío —le sonrío, él solo asiente y me alejo.
—Pero Selena ya trabaja aquí —reclama Dante siguiendo mis pasos y respiro hondo
—Trabaja fregando Dan —bufo —no podemos decirle eso al tío o ni siquiera se fijará en ella, ahora antes de que la vea mañana Selena debe ir a un Salón de belleza —detengo mis pasos y mira a mi hermano —el tío debe enamorarse no solo de su trabajo, también de su físico.