—No puedes creer que ella sea tu prometida —papá frunce el ceño molestó —estoy muy seguro que es una vividora, aprovechada.
—Padre —levantó la mano para que callé —respeta a Salomé, mis compañeros de trabajo fueron los que me dijeron lo del compromiso.
—Es que si conocieras al tipo de mujer con las que sales, créeme que entenderías a lo que me refiero.
—Por favor no sigas con el tema —él respira agitado y en un momento decide acercarse.
—Piensa lo que te digo Renzo, pienso que debes terminar el compromiso y cuando recuperes la mente retomarlo —niego y la sonrisa en el rostro de papá se ha borrado.
—¿Crees que si yo no fuera importante para Salomé estaría aquí? No a dormido ni un minuto desde anoche
—Piensa lo que te dije, si realmente te ama,esperara que recuperes la memoria.
—No nos casaremos, aún no habíamos fijado la fecha así que no te preocupes papá —él no responde sólo se limita a sentarse frente a mi.
—¿Tu madre ha venido a verte? —Frunzo el ceño y niego, tenía recuerdos de cuando era niño, la manera como mamá me abrazaba y depositaba aquel beso en mi mejilla. No venían más recuerdos de cuando era joven.
—No —papá sonríe cinicamente
—Era de esperar, para Mercedes sólo ella existe.
—¿De qué hablas? —él mueve la mano en señal de aburrimiento
—No tiene importancia Renzo ¿Cuándo te dan de alta?
—Creo que en un par de días pero igual no puedo ejercer, hasta que mi mente recuerde.
—Entiendo, creo sería lo mejor, tienes excelentes trabajadores en tu clínica así que no dudó que alguien te ayudará.
—Así me comentaron que la clínica es mía pero bueno creo que el seguir mi rutina diaria me ayudará a recordar.
—Esperemos resulte Renzo
Salomé
Doy un golpecito en mi estómago, me sentía satisfecha. Caminó rápidamente hacia los ascensores y cuando voy a entrar me detengo para contemplar al hombre que amablemente se detuvo para que yo entre primero.
Era muy guapo y amable, sonrío cuando entro, cuando la puerta se cerró, se centró en su móvil. Yo me preguntaba donde salía tanto espécimen humano.
Recorrí el pasillo lentamente ya que sentía extraño andar por la clínica sin trabajar. La jefa de enfermera me miró y me saludo muy alegre. Aún me sentía en una dimensión desconocida con ella.
El hombre guapo se detuvo a conversar con ella, yo seguí mi camino.
—Salomé —me llama, la miró y ella viene hacia mi con el hombre guapo —por favor lleva al señor a la habitación del Dr. D'Luca
—Claro —el hombre era imponente —vamos —murmuró.
Ambos nos dirigimos hacia la habitación.
—Disculpa no me he presentado —el sonríe —Soy León Amoretti, primo de Renzo —extiende su mano.
—Soy Salomé —los nervios se han apoderado de mi, otro familiar que podía conocer la verdad, podía saber que yo no era la prometida de Renzo.
—La enfermera me ha comentado que eres la prometida de mi primo —espere la misma mirada que la del padre de Renzo, pero él no me miró de arriba hacia abajo, su sonrisa parecía auténtica —me alegro mucho por mi primo ¿no recuerda nasa? —la tensión se apoderó de mi ¿y si había una novia? ¿alguien que estaba preocupada por su novio?
—Creemos que los últimos años no recuerda pero aún no sabemos bien
—Irá recordando, mi cuñada perdió la memoria totalmente en un accidente y recuerda todo.
Asiento y tocó la puerta escucho la voz del padre de Renzo, respiro profundo, pensé tendría la dicha de que ya no estaría.
Al entrar Renzo me sonrió desde la cama, mi corazón se calentó ese hombre me volvía loca, bastaba que me sonríera para que mi ser entero diera una voltereta, mi corazón estaba alterado y estaba segura que mi presión arterial había subido.
—Renzo —León se acercó a él, ambos se vieron por un instante, sabía que Renzo estaba tratando de reconocerlo con los recuerdos que tenía.
—¿León? —este asintió y estrechó su mano.
—El mismo, tu prometida me ha comentado que perdiste la memoria pero no total.
—¿Estuviste con mi novia? —la voz de Renzo ha cambiado, su mirada se volvió fría
León soltó una risa
—Por Dios Renzo —murmuró molestó el padre de él —¿Cómo se te ocurre tal cosa?
La verdad no sabia que rayos estaba pasando.
—Mira a Salomé papá —no evité sonrojarme, tres pares de ojos estaban sobre mi —es una mujer preciosa y León...
—Entiendo que estés celoso pero ya no soy el mismo hombre de antes Renzo, acabo de conocer a tu prometida, es una mujer preciosa pero yo estoy felizmente casado y soy padre de una preciosa niña.
Mi rostro ardía de la vergüenza, Renzo se había metido en el papel de novio ¿cómo se le ocurría que su primo se fijaría en mi? El único que había puesto los pies sobre la tierra había sido su padre.
—¿Casado? —su primo asiente
—Tú atendiste a Fiorella —León se sentó a los pies de Renzo —ella estuvo en tu clínica cuando no sabíamos lo del embarazo.
—Lo que recuerdo de ti era que no te casarías nunca y si lo hacías sería por los negocios pero tu sonrisa es de felicidad cuando la mencionas.
—Me casé por amor Renzo.
—Si, con tu secretaria —murmuró despectivo el padre de Renzo, honestamente este viejo era una molestia total.
—Así es Piero, me casé con mi secretaria, no con la heredera que siempre esperé y puedo asegurarte que es lo mejor que ha pasado en mi vida.
—Raúl debe estar devastado por tu decisión.
—Al contrario, papá es inmensamente feliz con las mujeres que elegimos, quiere a Fiorella y a Lana.
—¿Lana? —yo me he acomodado en un rincón para escuchar la historia, me sonaba romántica.
—La esposa de César, una modelo —sonreí al notar que León se dirigió al padre de Renzo. El viejo había hecho tantas caras al enterarse que estos hombres no habían desposado a ninguna heredera —tienen un hijo.
—Vaya, son noticias increíbles, los Amoretti rompieron con las exigencias de Raúl.
Editado: 16.12.2021