Una Extraña en mi vida [saga Italianos #3]

Capítulo 21

Salomé

¿Estas bien? —Luka estaba en el umbral de la puerta, un mechón de su cabello caía en su frente, se le veía cansado.

—Lo estoy —cerré el libro que estaba leyendo y lo coloqué a un lado junto a mi.

Está noche, había cenado sola, mi esposo no había podido estar conmigo, él entro a la habitación y se acercó a mi.

—Nuevamente perdona que no te acompañe a cenar, tuve una reunión de ultimo momento.

—No te preocupes —sonreí y lo mire por un momento, él era un hombre demasiado atractivo, siempre que lo veía me quedaba sin aliento.

—Los de seguridad me dijeron que tuviste una visita —se sentó a mis pies, su mano recorrió la planta de mi pie haciendo que me estremeciera, dio suaves masajes en el pie.

Mordi mi labio inferior, aún me parecía increíble que mi padre estuvo aquí, desde que tuve uso de razón, creí lo que mi madre me dijo, que él había muerto antes que yo naciera.

—¿Que vino a hacer el Sr. Baruzzo?

Mire a Luka, su mandíbula estaba presionada, veía un nervio saltar.

Solté una carcajada y él frunció el ceño

—¿Crees acaso que ese señor me esta pretendiendo? —él se puso de pie y me dio la espalda, esta se veía tensa —Por Dios, mírame, yo no soy del tipo de un hombre millonario —mordi mi labio, quería escuchar que Luka admitiera su estatus.

—Eres el tipo de cualquier hombre, eres bellísima, cualquiera estaría muy orgulloso de tenerte en su vida —se había girado, su mirada era oscura, llena de deseo, desde que nos casamos, en varias ocasiones él me miraba con deseo, con ansias de saltar encima y retrocedía cuando veía que yo me encogia llena de nervios

—Luka —no me sentía lista para decirle que él era mi padre —¿Tú alguna vez supiste quién era tu padre?

El soltó el aire y desvió el rostro hacia otro lado, él no hablaba de su madre, la mujer que lo abandonó siendo muy niño, no habló acerca de la vez que huyó buscando a su madre y que pasó para que dejara de buscarla para siempre. Era muy reservado en su vida privada.

—Nadie interesante, un hombre como muchos que se aprovecho del amor de una jovencita —sonrió con burla — aunque no sé si realmente mi madre lo amaba —se encogio de hombros

—Entonces si sabes quién era tu padre —él no respondió, sólo estaba ahí de pie en medio de la habitación —¿Has hablado con él?

Luka paso su mano por su mandíbula, está ya tenía la sombra de su barba, las mangas de su camisa estaban arremangadas, su corbata estaba floja, él me atraía como la polilla se sentía atraída hacia la luz... sabia que era peligroso.

—Él no importa —se acercó y llevo un mechón de mi cabello, detrás de mi oreja —debo dormir.

Se giró pero sujete su mano

—Voy a servirte la cena, debes estar hambriento —él me miro a los ojos por unos instantes, llevó su mano a mi mejilla, la acaricio con ternura y luego la apartó, sonrió y se soltó de mi mano.

—Estoy hambriento pero no precisamente de comida—mis mejillas se calentaron ante su comentario —descansa pequeña —salio de la habitación, dejándome ahí, temblando.

Él y yo nos deseábamos, estaba clara que entre nosotros había una gran química, pero era consciente que él me amaba y yo a él no y Luka merecía que lo amaran.

Apague la luz de la lámpara en mi mesita de noche, cerré los ojos.

Narrador

Piero D'Luca se sentó y miró alrededor con aburrimiento, pidió una bebida y espero a su amigo, al verlo llegar se puso de pie y con mucha alegría se saludaron con un abrazo.

Ambos se sentaron y conversaron de todo, Piero se sentía relajado y con mucha atención escucho la buena noticia de su amigo.

—Encontré a mi hija —llevo la copa a sus labios, mientras su amigo seguía contándole acerca de los años que sufrió buscándola hasta que al fin había dado con ella  —seré abuelo también —levanto su copa en señal de brindis por las buenas noticias de su amigo.

—Te felicito Bruno— puso su copa en la mesa y solto un suspiró.

—Yo quisiera darte buenas noticias de tu ahijado pero no es así —Bruno frunció el ceño —Renzo se acaba de casar con una mujer que realmente no ama.

—¿Se caso? —el asintió y apretó con fuerza la copa, realmente esperó hasta el último minuto que su hijo se diera cuenta de su error pero no desistió y siguió adelante con el deseo de Zia.

—Hace un mes

—¿Por que dices que no la ama? Puede que el muchacho si este enamorado de su esposa —Piero dio un golpe seco en la mesa, haciendo que Bruno diera un salto y que muchas cabezas de los que estaban en el restaurante se girarán hacia ellos.

—Ama a Salomé, ¿sabes lo peor? que yo me oponía a esa relación pensando que ella estaba con mi hijo por su dinero pero no es así, esa chica se gano mi respeto y por supuesto un lugar en mi corazón.

—¿Salomé? —Bruno soltó una carcajada —así se llama mi hija

Piero miró a su amigo y sintió escalofrío

—¿Cuál es su apellido?

—Salomé Marini —Piero bebió de una vez el trago.

—Mencionaste que ibas a ser abuelo,¿es por uno de los chicos?—Bruno negó y él sintió aquella tristeza en su corazón.

—Mi hija Salomé es la que me dará a mi primer nieto

Piero asintió y maldijo en su mente a su hijo y a Luka por haberla embarazado, sus esperanzas de que su hijo se quedara con una buena mujer se desvanecían, estaba seguro que Zia no era la mujer que decía ser.

Renzo

Frunci el ceño al ver entrar a Zia a la habitación molesta, ella tiró algo a la cama y se puso en medio de la habitación.

Por curiosidad tome lo que tiró, encontrándome con la prueba de embarazo, la cual había dado negativo.

—Si me tocaras más seguido, estuviera embarazada —Suspire y pase una mano por mi cabello.

—Relajate, tenemos toda una vida para ser padres —ella puso sus manos en forma de puños

—Quiero regresar a Italia, embarazada

—Vamos Zia, desde que nos casamos te has obsesionado con tener un hijo.




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