Una Extraña en mi vida [saga Italianos #3]

Capítulo 25

Luka

Dante dio un sorbo a la bebida y luego me miró con curiosidad, seguí en silencio mientras observaba por el cristal del gran ventanal, la noche había caído.

—Así que no es tu hijo —no respondi, seguí dándole vuelta al vaso en mi mano, no había probado una sola gota de la bebida —honestamente tenía mis sospechas.

Me giré y caminé hacia el buró, coloque el vaso y desabroche el botón de mi saco.

—¿Qué harás con mamá? Ella cree que el bebé es tu hijo y ahora aparece la familia de Renzo.

—No lo sé —paso mis dedos por mi cabello desordenado y miró a Dante una vez más —Necesito hacer un viaje

Él asintió y dio un sorbo a su bebida

—No dejaras de insistir —no preguntó, él afirmó.

—Me conoces —mis manos se volvieron un puño.

—¿Qué le dirás a tu esposa? — Dante me observaba

—Estará ocupada con el bebé —miré el espacio sin mirar nada realmente, mi mente era un caos total — La enfermera se mudará mañana a casa, no estará sola.

—Luka —frunci el ceño molesto por que sabia lo que Dante diría... una vez más

—Ya me sé de memoria el discurso y una vez más te digo que no desistire

—¡Eso te ha amargado! —Dante cambió su expresión a una de tristeza —olvida el pasado.

Hice una mueca de burla, mi hermano se sentó frente a mi en silencio, su mirada estaba fija en mi, podía ver su preocupación pero nada de lo que dijera me haría desistir.

—Hoy recibi una visita inesperada —tomé el vaso olvidado y di un sorbo a la bebida, Dante estaba en silencio esperando, de mis dos hermanos con él era que tenía confianza, conocía una parte de mi, me quedé en silencio por un instante —Bruno Baruzzo —miré a Dante —Quiere que hable con Salomé para que lo dejé entrar en su vida.

—¿Por qué? —sonreí con burla absoluta

—La quiere al frente de sus negocios

—¿Qué? —asiento y desvió la mirada

—Es mujer, supongo piensa estará a salvo —Dante niega

—Ambos sabemos que no lo estará, la engullira de un solo bocado

—No subestimes a mi esposa— doy otro sorbo a la bebida —es fuerte

—¡Pero el enemigo de los Baruzzo es fuerte¡ tiene a sus malditos hijos que ellos se encarguen del imperio.

No respondo y avanzo hacia el ventanal

—Se lo dije pero me doy cuenta que Bruno es astuto aunque de una manera idiota, piensa que sus hijos estarán a salvo si Salomé está al frente del negocio.

—¿A salvo?—asiento —que ellos cuiden su maldita fortuna, mi prima no debe ser expuesta ante ese tiburón.

—No puedo exigirle a ella que no haga las cosas, Salomé es la que decidiría si acepta la dirección del imperio, si acepta llevar el apellido Baruzzo.

—¿Y el maldito enemigo? —sonreí y decidí no responder, no por ahora.

Renzo

¿De qué hablas?—papá me mira con molestia

—No lo volveré a repetir, ya te dije por que Salomé te acuso de querer asesinar a Alessandro

—Zia no es capaz de hacer algo asi, llevo años de conocerla y ella no mata ni una cucaracha por que respeta su vida —miró a papá —debe existir algún malentendido.

—¿Malentendido? Por favor deja de ser tan imbécil, si tu no le dices nada, yo lo haré

—No papá, ella está embarazada, no alteres a mi esposa por favor.

Papá abre los ojos como plato, se pone de pie y mete las manos en sus bolsillos

—Te felicito por la llegada de tu hijo

—No te agradó la idea —lo veo molesto —también es tu nieto es un D'Luca igual.

—No lo estoy negando

—Tu rostro fue de molestia absoluta al saber la noticia.

—Perdona que no me alegre al saber que esa serpiente lleve en su interior un ser indefenso.

—¿La juzgas al igual que a mamá? —papá palidecio ante mis palabras.

—Tienes razón en recordarme que juzgue a tu madre de una manera cobarde —lo miré atónito —lamento que dejé pasar tantos años para averiguar la verdad

—¿De qué hablas? —él sonrió con absoluta tristeza

—Mercedes jamás me fue infiel, todo fue un malentendido,  hace unos días di con el paradero del hombre y hablé con él —papá bajó el rostro —esa noche ella estuvo en el lugar equivocado, a la hora equivocada sólo por tratar de ayudar.

—Papá...

—Le fallé a Mercedes, a Giovanni, a ti — su voz se quebró era la primera vez que miraba a mi padre tan vulnerable —destrui mi hogar por mis malditos celos, para eso los cité el proximo sábado, deben saber que su madre es inocente

—Giovanni sabe de que trata la reunión —él niega y desvía la mirada

—No tiene muchos recuerdos de su madre, temo que el daño que hice sea irreversible Renzo.

—¿Aún la amas? Supongo que sí, nunca te casaste, ni conocí a alguna mujer en tu vida.

Papá asiente pero suelta un suspiró

—Llevo un par de años viéndo a alguien —lo veo asombrado —la amo pero no con la intensidad del amor que le he tenido a Mercedes.

—No sé que decir papá —él no responde.

—Debo irme Renzo, piensa en lo que te he dicho de Salomé, ella no miente.

—Ya lo hizo una vez —papá suspiro

—¿Sabes algo? Estas cometiendo mi mismo error, perderás a esa gran mujer, ahora creo que Luka Marini la merece por que él ha luchado por ella— sin decir más se dio la vuelta y salió de casa.

Me dejé caer en el sillón y sujete mi cabeza con ambas manos.

—¿Estás bien?—Zia estaba junto a mi

—Si —ella sonrió —¿cuándo es tu cita con tu ginecóloga? quiero acompañarte para saber cómo va el bebé.

—En veinte días —me puse de pie

—Lo agendaré, te estaré acompañando

—Imagino que deseas que tu primer hijo sea varón —ella colocó sus manos en su vientre —Todos los hombre eso desean

—Mi deseo es que nazca sano, si es una niña será amada igual —me acerque y le di un beso en la frente —Debo ir al hospital.

Tome mi maletín y me dirijo hacia la puerta.

—¿Nunca me engañarias verdad Renzo? —me detuve y no me giré

—¿A que te refieres?

—No serias capaz de engañarme con otra mujer ¿verdad?




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