Capítulo 29

La cena fue un poco incómoda, la felicidad de Piero se había opacado aunque no conocía la razón.

Mercedes estaba encantada con mi hijo y por supuesto por estar rodeada de sus hijos, antes de que llegaran, Piero me había contado su historia y de como el orgullo lo había separado de la mujer que había amado toda su vida.

Lo mire con tristeza por que él la miraba a ella como si fuera el tesoro más preciado pero le había hecho daño a Mercedes, así que estaba consciente que la había perdido para siempre.

Sentía la mirada de Renzo sobre mi pero me negaba a verlo, aún mi corazón latía apresurado al recordar que me dijo que me amaba.

Lleve un poco de agua a mis labios ya que sentía seca mi garganta.

La conversación se centró en el trabajo de los tres hombres, aproveche en observarlos, se notaba el cariño que existía entre ellos y sobre todo el respeto. Mercedes no dejaba de sonreír, ella se veía feliz.

En cambio la novia de Giovanni tenía una expresión de molestia, no dejaba de pedir que le llenaran su copa una vez estaba vacía.

No sé si era impresión mía pero ella miraba a Mercedes con molestia y hacía muecas de desagrado cuando ella comentaba algo  y Piero respondía con admiración, ya que ella tenía mucho conocimiento de arte y Giovanni era un artista.

Al terminar la cena, Piero, se puso de pie y le pidió a sus hijos y Mercedes que lo acompañaran a la biblioteca, sabia que todo saldría bien, ya que sus hijos no fueron groseros en ningún momento con su madre.

—Si gustas, vamos a la sala —Giana no dijo nada, solo me siguió al gran salón.

Observo por aquí, por allá y luego colocó sus brazos en jarra y me miró con frialdad.

—Una casa muy bonita, me doy cuenta de la atención que te presta Piero, supongo un regalito de él —enarco una ceja y realmente está mujer era antipática.

—Un regalo de bodas de parte de mi esposo — ella sonrió.

—De igual manera es dinero de la familia D'Lucas

—No, mi esposo no es Renzo —me encojo de hombros y la verdad no me daba la gana de explicarle mi vida.

Ella siguió en el mismo lugar por unos instantes, quizás esperando una explicación, la cuál no iba a llegar nunca de mi parte.

—¿Qué será lo que hablan ahi dentro?—mira sus uñas pintadas de un rojo oscuro y luego me mira esperando que le diga

—No lo sé —sabia lo que estarían hablando pero no lo diría, era algo que me había confiado Piero y no era mi costumbre andar contando.

Miré mi celular por un momento, le había enviado un WhatsApp a Luka preguntando como estaba pero no le había caído aún, su última conexión era de un día antes de irse de viaje, sentía angustia al no saber nada de él pero según mi primo era algo normal.

Escuchamos voces y risas acercándose, sonreí por que eso era señal de que Mercedes había recuperado a sus hijos, el mal entendido se había aclarado.

Giovanni entró primero a la sala, miró a Giana y sonrió, él era un pintor y al parecer estaba teniendo éxito según lo que escuché en la cena, aunque era el único que se hacía cargo del negocio familiar de Piero, ya que Renzo había optado por la medicina pero el control del negocio aún estaba en las manos de Piero.

—Nos vamos —anunció con una gran sonrisa, era un hombre muy guapo, con una sonrisa a mi parecer de niño, la verdad no era de extrañar  que los hermanos D'Lucas fueran tan guapos, Mercedes era una mujer muy bonita e igual Piero.

—Querido descansa, tu igual Giana —Mercedes se les acercó y despidió a su hijo con un beso en la mejilla, miró a Giana con una sonrisa pero no fue recíproco.

—Buenas noches mamá —la estrechó entre sus brazos, eso me emocionó al oír a Mercedes reír de felicidad absoluta.

—También me retiró, debo ayudar a Lana con los preparativos de la fiesta de cumpleaños de Rafaello

—¿Cómo están?

—Muy bien, Cesar y León son inmensamente felices con sus familias, deberías visitarlos Giovanni.

Él asintió

—Si, haré una visita antes de marcharme.

Todos se abrazaron y se fueron de la casa.

Piero se despidió, prometiendo que regresaría al día siguiente.

—Salomé —Renzo me miraba con ternura mientras se acercaba a mi, yo di un paso atrás cuando estuvo cerca —fue una velada agradable, tenerte cerca toda la noche, me hizo feliz.

Lo miré a los ojos y sentí que mi mundo giró, hacia meses atrás, antes que lo nuestro se acabara y él recuperara la memoria que él me miraba de esa forma, como si yo fuera su todo.

Desvíe la mirada

—Debes retirarte, ya es tarde y debo dormir.

—Salomé ... —sentí la punta de sus dedos rozar mi mejilla y un delicioso escalofrío recorrer mi cuerpo ante su toque, extrañaba eso

—No... —murmure cuando me atrajo hacia su pecho, coloque mis manos como barrera para que no me pegara a a él —Tu esposa te espera en casa y esté es mi hogar con Luka.

La mirada de Renzo se volvió tormentosa, me soltó y pasó una mano por su cabello

—Lo siento —declaró pero esta vez me tomo de improvisto y me abrazo con toda su fuerza,sentí sus besos en mi cabello, escuchaba el palpitar acelerado de su corazón —Perdóname por haber sido un total idiota y no haber luchado por ti, la mujer que amo con locura, con pasión

Con mucha dificultad me separé de él, se sentía tan bien estar en sus brazos pero no era correcto.

—Vete — se giró y salió con la cabeza baja pero no podía cambiar la situación, ambos teníamos un hogar hecho con otras personas.

Renzo

—¿Dónde estabas?

Zia estaba ya acostada pero al escucharme llegar se había sentado en la cama

—Te dije que tenía una cena con mi padre, mi madre y Giovanni —me quité los zapatos y me dirigí al cuarto de baño para darme una ducha.

—Es verdad ¿será que está noche si me hagas el amor?—me detuve y me giré hacia ella

—Estoy cansado

—¿Cansado? —gritó furiosa —¡No me tocas desde hace un par de meses! ¡Por un milagro quedé embarazada, en la India tomabas una botella entera de vodka para poder hacerme el amor! ¿Crees que no lo notaba? ¡Apestabas a alcohol y llegando a Italia, nuestra intimidad ha sido nula! ¿No te parezco atractiva como mujer? ¿Qué rayos nos pasó? Antes de mi viaje a la India, nuestra vida sexual era más activa que la de un conejo ¿Dime?