Una Extraña en mi vida [saga Italianos #3]

Capitulo 38 [Final]

Mire hacia mi lado derecho, la mujer me observa en ese momento, enarca una ceja y luego dirige su mirada hacia el frente. Estamos a una cuadra, según ella de donde esta Salomé.

Era un lugar desolado, suspiró y luego veo a los dos hombres que están ya fuera de la camioneta, ellos están revisando el lugar y luego se acercan a la camioneta.

-Me informan que ya el lugar esta despejado, solo hay diez hombres en el lugar - ella asiente y no dice nada, le hace una seña y él se retira, se gira hacia mi, puedo ver el brillo de sus ojos.

-Renzo D' Lucas, salvaremos a la mujer y al hombre, nuestro trato llega hasta aquí. Me he dejado ver por ti por que Luka me dijo que eras un hombre confiable y se que él no miente, si me vuelves a ver, has de cuenta que no me has visto, nunca en tu vida.

Asiento, ella suspira y la veo tomar el pasamontañas para colocarse en su cabeza.

-Por un tiempo o quizás toda la vida, Salomé estará en peligro.

-Dime quién es, para atraparlo.

Su risa fue un poco fuerte, sujeto mi brazo con fuerza.

-No puedes tocarlo, tiene comprada a casi toda la policía, sólo entregarias tu vida y la de los tuyos en sus manos. Toma -me entrego un arma -Está cargada, no dudes en disparar, los hombres que están ahí dentro, tienen órdenes de matar y no dudarán en hacerlo, es tu vida la que vas a defender.

- ¿Has sabido de Luka?-ella desvió la mirada hacia la oscuridad de la noche

-No, pero algo me dice que esta noche esta cerca, por si lo llegamos a necesitar.

-Está de viaje -ella sólo sonrió

-Vamos -se ajusto los guantes negros y abrió la puerta con cuidado, cerré los ojos por un momento, tratando de dominarme, tenía miedo, de que algo saliera mal y perdiera a Salomé.

Baje del auto y coloque el pasamontañas, la mujer estaba revisando, una vez más el arma.

-Vamos -los hombres no dudaron en obedecerla, caminamos a través del espeso monte, íbamos sigilosos. De vez en cuando nos detenemos para revisar el área una vez más, al estar cerca, puedo vislumbrar el gran almacén, a fuera hay dos hombres armados, la mujer hace una seña y podemos ver en la segunda planta otro hombre con su arma, tiene una gran linterna con la que alumbra todo el lugar, al sentirse satisfecho la deja a un lado y camina de un lado a otro.

-No me dijeron de él -susurra ella, los hombres no dicen nada y los veo colocar el silenciador en su arma.

-Vamos a disparar -ella toca uno de los hombros de uno de ellos.

-Espera que este lejos del borde -lo señala -si disparas ahora, caerá desde el segundo piso y alertará al resto, algo que no quiero aun, debemos entrar.

Los hombres asienten y nos quedamos quietos unos momentos, el hombre de la segunda planta, estaba alerta, no se apartaba del borde. Los otros dos que estaban en la entrada, estaban alertas, pero la aparición de aquella mujer frente a ellos, los distrajo. La mujer menuda, vestía bien sensual, los hombres reían y trataban de tocarla.

-Le dije que Luka estaba cerca -me dijo mi interlocutora -Yo no la contrate para que los distrajera

-¿Por que no pensó en eso? -me sentia en pánico al pensar que ella no tenía un plan y estaba arriesgando a Salomé.

-Yo no trabajo así, yo asesino sin darles tiempo -la vi tomar su arma y disparar hacia el hombre de la segunda planta, sus compañeros, no lo vieron caer muerto hacia atrás, estaban muy encantados con la voluptuosa mujer -quédate acá un momento -ella y los dos hombres avanzaron hacia los vigilantes, la vi acercarse a uno de ellos y tomar su cabeza entre sus manos y girarla con fuerza para luego el hombre caer inerte al suelo, el otro hombre corrió la misma suerte en manos de uno de los acompañantes que andaba conmigo, me acerque a ellos -Puedes irte -le decía a la mujer que los distrajo.

-Por supuesto, la persona que me envió, me pagó solo para distraer a estos dos hombres -nos mira un momento -buenas noches señores -se gira y se va rápidamente.

-Vamos -abren la puerta con sigilo y logramos entrar al lugar. Ella me indicó con señas que la siguiera a ella, tenia miedo y mucho, temía por Salomé, mi padrino.

Escuche el golpe de algo al caer, moví un poco mi cabeza y vi al hombre unos metros más adelante de nosotros, la sangre saliendo de su cabeza y manchando el piso y ella... solo me miró sobre su hombro y continuó, acababa de matarlo y seguía como si nada. Ese era su mundo.

Ya no me moleste en ver cuando escuchaba un quejido o algo, los hombres y ella, estaban limpiando el camino.

Cuando se detuvo frente a una puerta, ella hizo señas, los hombres se movieron para protejer el área, ella de varias patadas abrio la puerta, me hizo señas para que esperara afuera, con toda la agonía del mundo, me quedé ahí, esperando.

Los minutos se hicieron una eternidad pero sabía bien que no habían pasado mucho, ella venía apresurada.

-Siganme -traia a mi padrino,casi arrastrándose, lo sostenía de un brazo.

-Yo lo llevo -susurre

-No, cuida a Salomé -asenti y la busque con la mirada, ella estaba asustada, sus ojos se veían llenos de pánico, miraba hacia todos lados y luego a mi.

-No temas -le dije y ella al escuchar mi voz, soltó un suspiro de alivio.

-Renzo, mi padre está mal, tengo miedo que no salgamos de aqui-sin pensarlo la atraje hacia mi pecho y bese su cabeza.

-Lo lograremos -susurre.

La seguimos a ella, me preocupa mi padrino, arrastraba sus pies, se que luchaba para mantenerse en pie.

Luego casi chocamos con ella, uno de los hombres se había adelantado para revisar el perímetro pero regresaba corriendo y ella se detuvo.

-Alguien tuvo tiempo de avisar, están llegando más hombres, conté veinticinco.

Ella se giró hacia nosotros.

-Vayan con él -hizo señas a uno de los hombres -llévalos por las alcantarillas, yo los distraere.

Negué pero ella me pasó a mi tía.

-Es la única manera de salvarlos, si vamos todos, nos alcanzarán.




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