Ebrio
Es la única palabra que podría describir a Eliot en ese momento.
Se encontraba vagando por la orilla del puente,perdido,solo y con un sentido de la orientación lamentable.
El simplemente caminaba pensando en la gran fiesta a la que había asistido,lo mucho que se había divertido, lo tontos que eran sus amigos y lo estupido de sus acciones. Sin embargo sentía que algo le faltaba a su noche.
Lo llamarían loco pero tenía un presentimiento que algo pasaría.
Algo grande.
Observaba el lago que se encontraba a unos pasos de él.
Todo en ese lugar era hipnotizante: la forma en la que el agua iba a su propio ritmo,el reflejo de la luna llena,el olor tan puro y refrescante.
Se perdió entre sus propios pensamientos y su reflejo en el agua.
Cayo
Sin delicadeza,ni aviso previo se vio batallando con el abrasador sentimiento del agua helada colarse entre su ropa y arrastrarlo a un lugar desconocido.
No sabía si ese era su final.
Si lo llevaría a un nuevo destino o se perdería en las profundidades de aquel lago.
Nada era seguro.
Solo se dejó llevar.
No pidió ayuda,no grito, ni se movio.
Parecería que era su final pero no lo fue.
No lo fue porque alguien lo rescato.
Los largos y tonificados brazos de la muchacha sostuvieron el robusto cuerpo del ebrio y lo dirigieron hasta la orilla.
Una vez que estaba en tierra firme, al ver que no reaccionaba practico la respiración boca a boca.
El reacciono.
Seguía estando sin una pizca de senstaez, ni nada relacionado con cordura y análisis.
Era como si su cerebro se hubiera tomado un descanso y no quisiera regresar al mundo real.
La chica no dijo nada, se limito a retomar su camino original hasta que el la detuvo.
-Gracias- sono como una interrogante,pero en ese momento fue todo lo que pudo harber salido de él.
-Denada- ella no flaqueo ni perdió en ningún momento la seguridad en su voz.
Y después se miraron.
No hubo palabras de por medio.
Solo una conexión .
Fue como un click.
Rápido y eficaz.
En esa mirada hubo una promesa y aunque no lo dijeron con palabras habían abierto una brecha.
Y con una última pregunta y respuesta concluyeron con la noche.
Sin embargo nació algo más.
-¿Cuál es tu nombre?
-Zya Lincon
El destino sello el momento.
Trato hecho.