IX
La hora de ir a la fiesta había llegado esperaba a Miranda en la sala de estar, algo oprimía mi estómago desde la mañana, me estaba volviendo loco, está noche intentaría que algún joven se interesase en cortejar a mi prima, sabía que no fallaría ella era hermosa, bastante educada cuando no abría la boca, Eva me había aconsejado no intentar con Lords de buena reputación pero no veía a Miranda junto a un calavera, no, ella lo mataría si le llega a serle infiel o mataría a la amante de este, a quien engaño los mataría a los dos y se largaría a hacer su vida de antes no, ni hablar intentaría con los que mantienen un perfil bajo y no eran propensos a los escándalos.
- Lista dijo frente a mi
- Hermosa como de costumbre, espero está noche alguien se atreva a pedirte un paseo por lo menos
- No sucederá tú madre se encargó de arruinarme algo la reputación y yo me encargo de espantar a los demás
- Tú reputación no está dañada y como sigas espantando a todos los que intentan acercarse a ti, te casaré con él que yo elija
- Sueña, vamos quiero conversar con Be y ver como se comporta Maxwell
Escolte a Miranda al carruaje subimos y nos dirigimos al baile, ella iba concentrada en la calle, no prestaba atención, era hermosa una diosa, pero no la podía tener por dos razones, mi madre me detestaría y la rubia que ahora sería de mi amigo no salía de mi mente, llegamos al baile y al entrar como era costumbre las miradas se posaron en nosotros, bajamos al salón y en pocos minutos Miranda había llenado su carnet de baile, el vals era algo que ella había reservado para mí, ahora sí que lo bailaríamos ya no podría enviarme con Lady Fritz debido a que se encontraba del brazo de mi amigo dando vueltas por el salón, la velada avanzaba sin contratiempo, el compromiso fue anunció y Miranda bailaba sin descanso, me encontraba conversando con un grupo de caballeros cuando un sirviente llego con una nota para mí.
“No me siento bien me encuentro en balcón del ala este”
M
Me disculpe y fui a buscarla, me pareció extraño que enviase una nota, en fin quien la entiende, al llegar al balcón una silueta femenina se encontraba apoyada en el barandal me acerque y al ver quien era esa mujer todas las alarmas se encendieron en mi interior.
- Lo… siento, creí que era Miranda
- Buenas noches Lord Brishell, ya ve que no soy Miri
Debí marcharme, en cuanto lo note pero mis pies no respondían- ¿qué hace aquí fuera tan sola?- pregunte sin siquiera pensarlo
- Sir Maxwell me pidió que viniese, supongo que a pedirme matrimonio la tristeza se reflejaba en su voz
- Él, no es malo, la hará feliz
- Tal vez ella se giró hacia mí y sonrió, la tenue luz de las antorchas realzaban su belleza, di un paso hacia ella, levante una de mis manos y acaricie la piel de su mejilla ella no se inmuto no rechazo mi toque o aparto la mirada, a pesar de ser consciente de lo incorrecto que era todo, acerque mi rostro al suyo y la bese, ella correspondió aquel beso con el impropio conocimiento de una debutante, un grito nos obligó a separarnos, de inmediato me coloque frente a la dama pero era demasiado tarde la mayor cotilla de Londres nos había descubierto y una pequeña multitud se estaba formando, entre ellos mi prima la cual se encontraba muy pálida en compañía de La marquesa de Fritz y su esposo.
- Espero una respuesta a todo esto Duque de Brishell dijo el marques acercándose, jalando a su hija y poniéndola frente a mí- eres una desvergonzada- las lágrimas surcaban su rostro pero no emitía sonido alguno y miraba al piso
- Asumiré las consecuencias de mis actos me dirigí a mi prima la tome del brazo sin miramiento alguno y la saque de aquel lugar, si esto era obra suya no tendría compasión, mande que nos trajeran el carruaje y Miranda seguía teniendo un aspecto lastimero, la lance dentro y al llegar a casa ella se veía aún peor, no me dejaría engañar, era una excelente actriz y tenía sus mañas.
- Ga…by dijo con voz casi inaudible- no… me… siento… bien- parecía tener problemas para respirar.
- Pues tendrás que estarlo si no quieres que pierda más la paciencia la lleve al despacho y la deje en una silla frente a mí
- Gaby
- Nada ¿por qué lo hiciste, fui por ti y mira lo que ocasionas, me tendré que casar para que la reputación de esa señorita no se vea seriamente comprometida?
- Yo.. no quise… que eso… pasara… llama a…Eva su voz era casi inaudible y su cara estaba algo hinchada y morada
- No
La puerta del despacho se abrió y Eva entró precedida por Ángel- ¿qué está sucediendo?- dice molesta pasando de ella a mí
- Me ha ocasionado un serio problema y ahora finge que se encuentra enferma empieza a revisarla y de inmediato regresa a mí
- ¿Qué comió?
- Y yo que demonios se, ella me ha traído problemas desde que llego, es una desgracia para todos y lamento haberla acogido
- Cállate ya Gaby ella está muy mal grito Eva- mírala no finge, cariño ¿qué has comido?
- Vvv..ino…. Y – dijo algo inentendible un post…re…creo…. tenía… almen…dras.
- Ángel pide que vayan por el doctor, prepara una lavacara con agua llévala al cuarto
- No harás nada hasta que me digas lo que sucede
- Es alérgica a las almendras, corre muchacha
- ¿Por qué demonios me lo dicen ahora?
- No es el momento, llévatela arriba, cuando se sienta mejor reclamas lo que quieras ahora hazlo ya