Una Familia para navidad

Un deseo que vale doble

En la noche del primero de Diciembre todos nos reunimos ante el pastel.

—Jesse eres muy afortunado—me dice el doctor—cumples años el primero de Diciembre, eso significa que tu deseo tendrá el doble de magia. Como deseo de cumpleaños y como deseo de navidad. Así que piensalo bien, campeón.

Miro las llamas de las velas que bailan ante mí. La hermana Edith ha puesto diez velas, y eso en combinación con lo que me acaba de decir el doctor Andrew me hace creer en la magia.

Cierro los ojos y me concentro en mi deseo. En él veo al doctor y a Dallas abrazados con un arcoíris sobre sus cabezas y yo a su lado.

Soplo muy fuerte esperando que Santa y quienquiera que conceda los deseos de cumpleaños hayan escuchado mi petición.

Más tarde comemos pastel y yo me siento cerca de Chloe.

—¿Crees que estén enamorados?—pregunto chupándome los dedos. 
—¿Quién?—me mira pizpireta y con chocolate en la punta en su  nariz.

Yo pongo los ojos en blanco.

—¿Qué pasa?—pregunta Benito, levantando el rostro lleno de chocolate también.
—Chloe dice que el doctor está enamorado de la señorita Dallas— explico.
—¡El doctor está enamorado de la señorita Dallas!—chilla Sandy sorprendida y también con chocolate en la cara.

Yo me rasco la cabeza y miro a Chloe.

—No sé—admito—. Pero escuché que la señorita Dallas quiere adoptarme y no puedo hacerlo porque le falta un esposo—me encojo de hombros—. El doctor es muy bueno. Y si es su esposo, la señorita Dallas podrá adoptarme.
—Parece un buen razonamiento—dice Benito achicando los ojos.

Benito siempre usa palabras complicadas.

—¿Verdad que sí?—digo entusiasmado—Ese es mi deseo de cumpleaños y de navidad. Mi propia familia para navidad.
—Dudo que en la bolsa de Santa quepan la señorita Dallas y el doctor.
—¡La bolsa de Santa es mágica!—repuso Sandy arrugando el rostro.

Benito asintió acomodándose sus lentes.

—La magia de Santa es buena pero no sé si funcionará con los adultos. Yo, que tú, Jesse me aseguraría el éxito con un buen plan.

Todos nos quedamos viendo a Benito y después de un rato de rascarnos la cabeza me atrevo a preguntar lo que nadie sabe:

—¿Qué  es un plan?

Dallas

Después de la decepción del 30 de Noviembre con el intento fallido de adopción  de Jesse mi ánimo se vino al piso. Juro por Dios que ese niño me robó el corazón desde que lo vi la primera vez, tenía dos años y un bracito roto. Perder a sus padres en un accidente , qué  calamidad. Yo hice mis investigaciones y dispuse todos los informes pertinentes para encontrar algún familiar que pudiera hacerse cargo de él pero la búsqueda fue infructuosa.

Soy trabajadora social y he visto muchas cosas a mis veintisiete años. Pero elegí estudiar esta carrera para poder apoyar a los niños más necesitados y ayudarlos a encontrar un hogar cálido y maravilloso para florecer.

Cada pareja que busca un niño para adoptar le falta una pieza del rompecabezas de la vida. Y esa valiosa pieza es un niño que está  deseando encajar y ser querido.

Por eso me rompe el alma Jesse.

Miro la foto en mi repisa. Mi ex novio: Jefrey, abogado y  adicto al trabajo. Nunca tenía tiempo para ninguna de mis cosas, las cuales no calificaba de importante. Tomo el portarretratos y lo guardo en la gaveta de la cómoda.

Tres años perdidos, pff.

Tengo experiencia con los patanes, tal vez sea mi exceso de empatía o mi incapacidad total para la conquista. No me malentiendan soy atractiva, o eso espero. Tengo una abundante cabellera pelirroja y ojos azul cielo... Aunque la abundante callejera termina envuelta en un gran moño con aspecto de nido y mi rostro tiene más pecas que arena en una playa. Pero no le doy tantas vueltas, soy feliz en mi trabajo y siempre me he sentido afortunada de tener a mi familia, mis niños y mis gatos, Pelusa y Emperador. Pelusa se enrrolla a mis pies cuando voy saliendo haciéndome trastabillear y por poco me rompo la crisma contra la puerta.

—¡Pelusa, no!

Ella se lame la pata con actitud indiferente. No sé ni para qué me molesto en corregirla. Subo a mi volkswagen que llamo Jesusito. En el asiento del copiloto está el regalo de Jesse. Toco el lazo con los dedos invadida de cariño. Es lo único que puedo darle a mi niño, espero que le guste. Enciendo mi carro y se queja como vieja con reuma.

—Vamos Jesusito, enciende—imploro moviendo la llave en el contacto.

Jesusito enciende para la gloria del Señor y yo tomo un respiro. Antes de pasar por la casa hogar tengo una misión. Pedirle ayuda al doctor Andrew Garfield con la decoración navideña de la casa hogar. El doctor me saluda al llegar a su consultorio, que está a pocos metros de la casa hogar. Es un hombre rubio, de ojos inteligentes y muy alto y delgado. Se da un poco a un aire de nerd tímido.

—Hola Doc, cómo ...¡ay!

Me he tropezado. Y he caído en los brazos del Doc.

—Hola Dallas, menos mal que estaba para atraparte—dice con una sonrisa muy mona—. Si te amarras las agujetas no te caerás.




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