Un apuesto joven de cabello negro se encontraba sentado en la arena de una pequeña carpa de circo mirando embelesado a una linda joven pelinegra que llevaba su cabello sujeto en un moño alto, vestía un traje de gimnasia color rojo y que se encontraba haciendo piruetas con un listón al centro de un pequeño escenario.
—«Aliss, mi bella amiga, ni siquiera imaginas todo lo que despiertas en mí cada vez que te veo o que te me acercas, que me hablas, son sensaciones tan bellas que ya no quiero callarlas más, quiero cuidarte, protegerte siempre, no quiero que nadie te aparte de mí, sé que tienes muchos admiradores entre los chicos que trabajamos aquí y también hay otros que solo vienen a ver la función que presentamos por verte a ti. Cada vez que te llega algún obsequio a tu camerino ardo de celos y de temor a la vez, sí de temor, de temor a perderte en cualquier momento, de que alguno de esos fans que tienes y que tienen dinero te quieran alejar de mí, por ello cuando acabe la función de esta noche te declarare mi amor, si, ya lo decidí, no quiero callarlo más por temor a perder tu amistad, sé que tú me consideras tu amigo, pero yo ya no quiero seguir siendo solo ello, ya no, ya no, necesito que me des una sola oportunidad para demostrarte lo mucho que te amo» — pensaba el apuesto jovencito cuando alguien llego junto a él.
—Lucas, ve a dar de comer a tus amigos, recuerda que tú eres el único que puede entrar a esa jaula— decía un joven de cabello rapado, sonriendo sacando de sus pensamientos al otro jovencito.
—¡Ulises¡ — pronunció aturdido Lucas.
—Sí, soy yo, ¿Qué te pasa?, ¡Ah, ya se, déjame adivinarlo¡ Aliss — agrego Ulisse.
—¿Qué?
—Estabas pensando en Aliss — agrego en tono pícaro Ulises, haciendo que su amigo bajara la mirada, mientras sentía su rostro arderle.
—¿Cómo lo supiste? — respondió sonrojado Lucas.
—Eres muy obvio amigo — contesto Ulises, haciendo una pausa para añadir — ¿Cuándo le dirás que la amas amigo?
—Estaba justo pensando en ello — pronuncio Lucas.
—Ella tiene muchos fans y muchos de ellos ya hasta se le han declarado, pero ella los ha rechazado, pues argumenta aún no sentirse preparada para una relación pues es muy joven — acotaba Ulises.
—Sí, si se de ello, dijo Lucas, en tono celoso y a la vez nostálgico.
—¿Piensas que te rechazara si se lo dices? — agrego Ulises, preocupado al ver la tristeza en los ojos de su amigo.
—No lo sé, lo único que sé es que ya no quiero seguir siendo solo su amigo — respondió Lucas.
—¿Y por qué no aprovechas el día de hoy? — acoto Ulises.
—¡Hoy! — pronunció alarmado Lucas.
—Sí hoy, ¿a poco no recuerdas que día es hoy? —dijo Ulises.
—Claro que sé qué día es hoy, es martes — contesto Lucas.
—En efecto, es martes, pero no cualquier martes, hoy es 14 de febrero…
—Es San Valentín — pronunció Lucas interrumpiendo lo que su amigo iba a decir.
—Así es Lucas, hoy es el día del amor y la amistad, y aunque en el circo no hay tiempo para celebraciones, bien puedes aprovechar esta fecha ¿no? — añadió Ulises, haciendo énfasis en la primera palabra.
—¿Crees que hoy deba hablarle de mis sentimientos? — dijo Lucas con cierta ilusión.
—Claro amigo, anímate hacerlo, no hay mejor fecha para pasar de la amistad al amor, te lo dice alguien que se declaró a la mujer que ama en una fecha como esta hace 3 años, y mira seguimos juntos y felices, además no puedes dejar pasar más el tiempo y seguir comportándote como un amigo con ella, porque tus sentimientos de amistad hacia ella hace mucho que cambiaron, ¿no? — respondió Ulises.
—Así es, ya no soporto más estar cerca de ella sin siquiera poder decirle que me gusta, que la amo, ya no voy a callar más mis sentimientos, hoy en cuanto acabe la función se lo diré y que pase lo que tenga que pasar, pero ya no quiero seguir callando mis sentimientos, además si ella se entera que me gusta podre luchar por su amor con los demás, tal vez no tenga para darle alguna alhaja o un hermoso arreglo floral como lo hacen sus pretendientes que nos siguen a cada lugar que vamos solo por ella, tal vez no pueda darle algo así, pero la conquistare con mis acciones, con mi amor — dijo con seguridad Lucas.
—Así se habla amigo, además eres su mejor amigo, tienes su misma edad y eres muy apuesto, tal vez no le seas tan indiferente, tu también tienes muchas fans que nos siguen en cada función solo por ti — respondió Ulises sonriendo.
—¿Tú lo crees?, ¿crees que puedo gustarle? — dijo Lucas con ilusión.
—Sí, amigo, pero ahora es mejor que vayas a dar de comer a tus felinos si no quieres que el señor Bernardo, se enfade y te dé de comida a tus propios felinos — añadió riendo Ulises.
—Tienes razón, ya es la hora de su alimento, voy con ellos — respondió Lucas, mientras se ponía de pie sin dejar de mirar a su linda amiga, que giraba al centro de la pista mientras la cinta que sostenía en su mano parecía envolver su frágil, pero a la vez bien tonificado cuerpo.
—Sí, ve con ellos amigo, mientras tanto yo voy a ensayar mi número en la cama saltarina, dijo Ulises sonriendo.