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La voz del hombre se escuchaba completamente confusa y exasperada. Se movía de un lugar para el otro en círculos, sus manos se presionaban en un agarre con cada vez más fuerza, a la vez que sus pensamientos se intensificaban.
—¿Sera esto un problema grave? —Se comenzó a cuestionar a sí mismo.
Desde el nacimiento de la princesa Oyuki, el Imperio Tartariano empezó a tener problemas mayores con los reinos vecinos.
Esto fue un gran impacto, ya que la mayoría de personas pensaban que, al traer al mundo a la princesa, era como traer una maldición consigo.
—¿Tu qué opinas, Crótalo?
Se volteo con lentitud, observando de reojo al hombre tras sus espaldas.
—Su economía ha aumentado en gran manera, con esta época del año —Respondió el hombre, denominado con el nombre de Crótalo.
Sus palabras se escuchaban completamente calmadas y serenas, aunque su rostro mantenía un enfoque serio.
—Bueno, ya es invierno.
Comento el primer hombre riendo un poco. En cierto modo tenían razón, las ventas en esa época del año eran muy buenas, tanto que las cosas básicas aumentaban de precio.
—¿Se ha descubierto alguna cosa extra, además del aumento de su economía? —Interesado, empezó a escuchar atentamente.
—Si.
La cabeza del hombre se volteo rápidamente, sus ojos resplandecían de la emoción e interés.
—¿Qué han descubierto? Dímelo en este instante —Reclamo.
—Bueno, ejem. La princesa está siendo criada por una institutriz, porque... bueno las razones son obvias.
—Bien, continua, Gules.
—Oh, sí señor. Además de que... Naja ha sonreído.
Se logro escuchar como la copa que el hombre tenía en la mano impactaba contra el suelo. Percibiéndose como los trozos de vidrios se dispersaban en el piso.
—¿Es un maldito chiste, cierto?
Sus palabras fueron lanzadas con rudeza hacia Gules, este último no pudo evitar tiritar ante su acento.
—No, no señor.
Su cabeza bajo lentamente observando hacia abajo, temeroso del más alto. Este último, con paso firme se acercó quedando en frente del chico bajo.
—Repítelo otra vez. ¿Naja ha sonreído? —Le cuestiono en un tono grave, asustando al joven.
Sintiendo el cómo este tiritaba, esbozo una sonrisa burlona.
—¿Por qué tan asustado, Gules?
—¿Y cómo esperes a que reaccione?, ¿Qué reaccione con burla al ver como mi hermano mayor me está atemorizando con sus preguntas? —cuestiono Gules con los ojos entrecerrados.
—Aja
—Que malo eres —El mayor soltó una risa burlona, ante aquella declaración.
El joven solo frunció sus entrecejos, enojado con solo escucharle.
—¡No te burles! —Le grito mientras tiraba algunas mechas del cabello del mayor.
—¡Ay por favor!, ¿No puedes ni siquiera usar tus puños? —Reclamo Crótalo, con una mirada exigente.
—Tú sabes perfectamente que nunca he peleado en mi vida —El mayor soltó un bufido al recordarlo.
—Lo recuerdo. Tú solo estas al pendiente de aquellos libros —Sonrió irónicamente observando la reacción de Gules, quien solo se sonrojo con vergüenza.
—Mejor volvamos al otro tema —Desvió su mirada, tratando de calmarse ante la burla de su hermano. Quien le seguía observando con una sonrisa burlona.
—Como gustes.
—Bueno..., como te comenté anteriormente, nuestra hermana ha sonreído.
—¿Se saben las causas de este cometido?
—Uh... solo un poco —Respondió con la mirada puesta sobre la ventana.
—Suelta la respuesta en este instante.
—Bueno. Naja comento públicamente que fue por una inesperada visita por parte de la princesa.
La oficina se mantuvo en completo silencio ante tal revelación, el ambiente se había vuelto tenso e incómodo.
—Esa mocosa.... ¡Arruinara todo! —Exclamo con un gruñido molesto—. Miserable tatar —Murmuro en voz baja, levantando luego la mirada al joven.
—Cambia esa mirada.
Rodo los ojos ante la suplica del chico. Soltando un "no", en forma de gruñido.
—Ella es solo una niña —Susurro Gules. El otro hombre solo soltó una sonrisa sarcástica.
—Retírate, hablaremos después.
Gules dio un asentimiento, y salió en silencio de la oficina; cabizbajo. Estando el hombre solo, exhalo un suspiro pesado y su mirada regreso hacia un retrato familiar
—Has arruinado nuestro legado, hermanita —Murmuro lo ultimo en un tono profundo, y una mirada sombría