Orestes entró furioso empapando todo a su paso en su habitación, su madre lo vio llegar a la casa, pero omitió hacerle preguntas al verle el rostro desencajado con esa mirada dura tan peculiar de él que podía atravesar a quien desee, su preocupación se había instalado por querer entender que había visto o pasado que le ocasionó esa furia tan palpable.
— Mamá he visto a Orestes llegar tan rabioso que da miedo — dijo Rita una joven de apenas veintidós años de cabello corto color chocolate.
— Así es Rita, no sé qué ha pasado ni tiempo de preguntarle ha empapado toda la casa y subió a su habitación; hablar con él cada vez es más complicado no sé cómo acercarme a tu hermano — admitió desganada de esas constantes discusiones sin sentido.
— Abuela, mi mamá no quiere jugar conmigo — una pequeña de apenas 6 años se deja ver molesta, Rita la fulmina con la mirada, no había tenido tiempo de jugar por estar estudiando para su próximo examen, a pesar de las discusiones de Orestes Rita había conseguido estudiar cerca en uno de los pueblos a kilómetros a la casa, omitiendo quien era.
— Alysa mamá necesita estudiar sé que no lo hace por mala — dijo mirando a Rita duramente, extendiendo sus brazos para que la pequeña se abrazara a ella.
—Mamá el examen es muy importante con el puedo tener mi certificado y así estudiar una carrera y así...
—Poder irte de aquí — dijo Orestes mirándolas al bajar por la escalera completamente vestido con ropa seca.
—No iba a decir eso Orestes — dice Rita molesta de que le escuchara.
—Es bueno, espero que no pienses irte como ese — pasa de largo a ambas tomando en brazos a Alysa que se apodera de su regazo.
—¨Ese¨ es tu hermano Orestes no se te olvide — Elena intenta guardar la compostura por la pequeña.
— Hermano, uno que no le importó irse y abandonarnos; solo es un cobarde...— no da tiempo a que su madre le vuelva a reclamar su actitud se va con la pequeña en brazos a la cocina.
Elena lo miró con tristeza el coraje que Orestes le tenía a su hermano menor se había mantenido al paso de los años, a pesar de no llevarse más que un año de diferencia los caracteres eran diferentes, Orestes tan autoritario y él simplemente tan libre, claro que no soportaría la oscuridad de sus vidas al final no lo culpaba por su decisión, pero le dolía no tener su familia reunida.
— Tío Ore fuiste duro con la abuela — dijo Alysa alejándose de él para bajarse de sus brazos.
— Un día lo entenderás Alysa, un día entenderás a tu tío Ore — dijo acariciando sus cabellos color naranja. La pequeña lo miró con sus ojos color verde claro esos que Orestes solamente toleraba le observen sin permiso.
—Alfa perdón que le interrumpa — dijo un hombre entrado en años que toca ligeramente la puerta para anunciar su interrupción.
— ¿Qué sucede Andrés? — Orestes señala a Alysa que les deje solo, la pequeña lo entiende y obedece sonriéndole a Andrés.
—Uno de los cobertizos principalmente el del alimento para los animales tiene una gotera considerable, necesito que pueda ver sobre ello — dijo Andrés, era como su mano derecha en las cosas de la casa porque el hombre era reservado, callado y trabajador no se metía con nadie solo se dedicaba a trabajar.
—Bien Andrés iré a hacerme cargo la tormenta parece que no se calmara nunca, vete a descansar solo déjame material y llama a Hermes o a Rodo cualquiera de los dos me sirve de ayuda — ordeno, con eso el hombre salió de ahí para preparar todo.
Orestes tenía que solucionarlo rápido a falta de poder tener dónde abastecerse de alimento en época de frío tenían ahí animales que les servían para mantener a la manada, el negocio como leñadores les mantenían muy bien, tenían otros negocios un poco menos honrosos, pero esos eran más cerrados y solo unos cuantos hombres de su confianza lo sabían.
La gotera era de consideración así que tardaron más, Hermes no le gustaba mucho hacer labores de ese tipo, pero obedecía, miraba como Orestes se movía ágilmente y logró detener la gotera, pero el silencio de su alfa estaba cargado de una energía muy densa y eso no se le pasó desapercibido.
—Uno de los hombres me ha dicho que vieron a una mujer en casa de la bruja — dijo Hermes para sacar conversación, pero se arrepintió al notarle más serio.
— ¿Saben quién es? — dijo secamente.
—No, pero sería bueno averiguar además que no mostró saber de ti bueno de las cosas de aquí alfa y eso — dijo midiendo sus palabras.
— ¿Cómo era ella? — volvió a contestar con una pregunta.
—Pues ya sabes cómo es Mico un poco coqueto dijo que era una muchacha linda, pero para las mujeres que le gustan a él yo no le creo — dijo en broma, pero su comentario no se recibió bien.
— bien...
Con eso último Orestes salió de ahí directo a la casa principal que era demasiado grande para gusto de él, antes estaba llena de gente lo recuerda de niño, pero ahora es una cueva para 4 personas, mira a Alba al pie de la escalera esperándolo, bufa cansado de solo tener que hablar con ella.
—Mi alfa le vi salir y he venido a ver si necesita algo de mí — dijo coquetamente.