Una flor para el alfa

Capítulo 6

Orestes tenía un tiempo preocupado por el invierno que se anuncia cada vez más cerca tiene que tener todos los víveres para la seguridad de su familia y la manada, pero el último encargo no había salido bien que ocasiono la perdida de una entrega y eso lo pone de muy mal humor, pero no es nada más eso lo que le preocupa uno de sus hombres había llegado lastimado por impacto de bala esa misma mañana el impacto no era lo importante, ya que la zona no comprometía nada, pero la bala contaba con un tipo de veneno específico para los lobos y eso es lo que le tenía pensativo encerrado en su habitación, su madre se hacía cargo, pero sabe que Ágata estaba en sus tierras y por los ruidos de Alysa platicando de todo entendía que Dalia también estaba ahí, pero... eso no importaba ahora... lo que le preocupa son los cazadores y no cualquier cazador furtivo si no esos mismos que quieren acabar con ellos.

—Alfa — Hermes tenía rato hablándole del otro lado de la puerta, pero al no recibir respuesta él otro entro.

— ¿Qué sucede Hermes?

— La señora Ágata ha podido detener el avance del veneno, pero... ella necesita hablar con usted — dice con temor, ya que Orestes siempre ha mostrado su molestia por esa mujer, Hermes se sorprende que no contesta nada y camina para salir de su habitación y llegar donde están todos.

Ágata permanece en silencio, acompañada de Elena en la pequeña sala de espera que tienen en la entrada principal de la casa mientras observaban a Alysa platicar animaba con Dalia de su próxima fiesta de cumpleaños que tanto desea tener.

— Me ha dicho Hermes que necesitas hablar conmigo — la voz de Orestes retumba de manera escalofriante.

— Si, Orestes he podido detener el avance del veneno, pero este ha quemado a su paso una zona considerada de músculo por ello le pedí a tu madre contactar a un amigo mío que es doctor sé que eres celoso con quien entra a tus tierras, pero es una persona de respetar y muy dedicado a su trabajo, porque creo firmemente que no solo tendrás este caso en la manada el veneno utilizado tiene el único fin que es matarlos porque es creado para hombres lobo a lo que pude ver aquí con algunos instrumentos que me traje para analizar, pero me lo llevaré para estar segura de lo que es — dice Ágata tranquila.

— ¿Iras tú por él?

—Sería conveniente para darle parte de lo que está pasado — contesta con cierta duda por la actitud de Orestes.

—Entendido, uno de mis hombres te acompañarán será Hermes no pueden perder mucho tiempo en ello — dice Orestes retirándose.

—Espera Orestes — dice su madre deteniendo su paso.

— ¿hay algo más? — dice sin girarse.

— Si hijo, la preocupación de Ágata es dejar sola a Dalia — dice mirando a la mujer de cabello blanco que no entiende de momento lo que Elena planea.

—Se puede quedar aquí, pero en uno de los cobertizos — diciendo eso continua su camino, Elena sonríe satisfecha y Ágata solo mueve su cabeza en aprobación.

Pero para Dalia eso no fue buena noticia aun pensando que podría estar cerca de Alysa que grito de emoción por tenerla ahí, no podía negarse que el miedo de estar ahí cerca de Orestes lo podía palpar... ¿Pero es miedo lo que su corazón siente?, es una de las tantas dudas que la embargan repetidamente al hacer de nuevo una pequeña maleta.

—Es necesario que yo tenga que ir ahí — dice por tercera vez mirando a su tía que solo asentía.

—Me sentiré más segura Dalia.

—Pero puedo quedarme aquí no le abro a nadie, no salgo para nada — dice cayendo rendida en la cama.

—Dalia no está en discusión — dice Ágata dejándola sola.

La noche llego habían pactado una hora para irse Hermes llegaría y Dalia sabía que alguien vendría por ella, al escuchar a su tía gritar su nombre salió con su pequeña maleta hasta la puerta principal esperando ver con quien se iría se sorprendió al ver a Orestes ahí, pero el grito de Alysa la hizo girarse a ella.

—Vine por ti Dalia, le pedí a mi tío Ore que me acompañara — dice contenta contagiando a Dalia de su alegría ella solamente asiente y la pequeña la toma de la mano para caminar en dirección de la casa.

El alfa se despide de Hermes y se retira caminando detrás de ambas no está tan contento de estar ahí, pero Alysa le había insistido demasiado. Dalia por su parte disfrutaba de escuchar a la pequeña contarle todo lo que harían esos días mientras ella permaneciera ahí. No tardaron tanto en llegar Dalia se detuvo cuando Alysa quiso que entrara a la casa su tía le había dicho las reglas que Orestes había puesto.

—Espera Alysa yo me quedaré en otra parte — dice con calma ganado que la pequeña mirara a su tío.

— Alysa conoces las reglas.

—Entonces me quedaré con Dalia — la pequeña dice entrando deprisa a la casa, Dalia intenta detenerla.

— Ella hará lo que quiera no hay forma que la detenga así que prefiero que las dos estén dentro de la casa — dice Orestes.

— ¿Pero y tus reglas?

— Eso mismo, son mis reglas...

Orestes no le da tiempo a Dalia de decir algo más dudando ella camina detrás de él, dentro Elena la esperaba y Alysa corría escalera abajo con su almohada, pero viendo a Dalia ahí solo pudo gritar.




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