Una flor para el alfa

Capítulo 7

Elena dejó la habitación de Alysa después de comprobar que Dalia ya se encontraba bien seguía sorprendida de la actitud de su hijo más siendo contada por su nieta se asomó a la habitación de él, pero ningún rastro dentro sin duda entiende que las cosas están cambiando, pero su miedo sigue siendo el mismo ¿será para bien o para mal? En esos momentos extraña a su amado esposo que era quien daba la fuerza y estabilidad que necesitaba su refugio sabe que desde esa trágica noche nada fue igual, dentro de su habitación mira a la luna con la esperanza de verle en sus sueños hoy más que nunca porque necesita de su consejo.

— Vuelve en mis sueños...

La mañana llegó y Alysa esperaba ansiosa que Dalia despertara sin separarse de ella cuando observo que sus ojos se movían se alegró, Dalia volvió a la realidad mirando a su alrededor con inseguridad, pero al escuchar la voz de Alysa se relajó.

— Que bueno que despiertas Dalia ¿te sientes mejor? — dice la pequeña ocasionando que Dalia dude.

— Anoche tuve pesadillas — dice incorporándose y mirando hacia ella.

— Me asusté mucho tuviste fiebre, pero mi tío Ore te ayudo — dice con alegría saltando en la cama, Dalia abre sus ojos, sorprendida al mismo tiempo que de golpe llega esa calidez acompañada de la imagen de él abrazándola por un momento pensó que había sido un sueño... pero no lo ha sido.

— M-e ayu-do — dice en un tono bajito para ella misma se aferra con sus manos a la sabana que la cubría y sus mejillas reaccionaron a su sentir.

— ¿Por qué te sonrojas? Te sientes mal de nuevo — Alysa se acerca colocando su mano en su frente, pero su temperatura es normal.

— Estoy mejor Alysa, no te preocupes... ¡Tengo hambre! — lo último lo dice con la intención de cambiar el tema.

— Le diré a Sonia que nos prepare un rico desayuno es más no te muevas de aquí le pediré que a la abuela que desayunemos aquí — sale corriendo sin oportunidad de que Dalia diga algo, pero en ese momento quedarse encerrada para ella está bien.

Dalia se deja caer de nuevo en la cama mirando techo intentando encontrar el porqué de todo lo que se mueve dentro de ella al recordar ese momento.

— ¿Qué estoy haciendo?...

Orestes miraba el plato que Sonia le había servido hace unos minutos para que desayunara, pero no ha tocado bocado escucha los pasos apresurados de Alysa y se tensa cuando ve correr a la pequeña sin ver a Dalia detrás de ella se relaja, pero a la vez se preocupa pensando que había seguido mal, aleja el plato y se pone de pie camina despacio como si deseara detenerse, pero algo le jala se detiene en la puerta de la habitación de su sobrina con la intención de entrar, pero mantiene ese pleito interno de darse media vuelta... minutos después abre la puerta al final él es el alfa y si alguien pregunta solo se está asegurando que todo esté bien; lo que no esperaba era encontrarse con esa imagen... Dalia permanecía de pie frente a la ventana abierta de par en par el viento entraba con elegancia moviendo las cortinas rosas de Alysa y ondeaba el cabello de Dalia, por un momento fue consciente de su complexión del color de su cabello negro como la noche y su piel blanca al permanecer de perfil pudo mirar el rostro de ella... de nuevo un aroma familiar llego a él remontándolo a un lugar que ni él mismo recuerda, la imagen de anoche se repitió en su mente y así nada más desapareció de ahí. Dalia se giró al sentirse observaba, pero se encontró que permanecía aún sola.

Elena caminaba escuchando lo que Alysa pedía cuando Orestes bajo las escalaras mal encarado y saliendo de la casa sin decir nada sin saludar a la pequeña que solo le miro triste.

— Me parece bien que desayunen en tu habitación Alysa — dice buscando que su nieta sonría.

— Gracias, abuela le diré a Sonia que prepare mi desayuno favorito — salió corriendo brincando contenta.

— He visto salir muy molesto a Orestes que me ha arroyado y no le importó, pero bueno cuando le importa a él lo que nos pase — dice Rita bajando las escaleras.

— No sé qué habrá pasado.

— No tenemos que buscar mucho, madre él es un hombre amargado... compadezco a Alva que sigue esperando por él — dice a su lado.

— ¿Alva y él siguen teniendo algo? — dice Elena preocupada

— Si a eso le llamas tener algo, estar con mi hermano es una maldición más que un regalo — dice caminando rumbo a la cocina.

— Una que se debe romper... — dice en voz alta para ella misma.

Alysa brincaba rodeando a Sonia que preparaba los panques que tanto adora, Alva por su parte picaba un poco de fruta.

— hoy estás muy contenta — dice Rita haciendo que la pequeña se detenga.

— Si, porque mi amiga Dalia se quedó a dormir y desayunaremos en cama — dice con una sonrisa en sus labios.

— ¿Amiga Dalia? A ya la sobrina de Ágata ¿Orestes la dejo quedarse en la casa? Que interesante...

— ¿Quiénes Dalia? — dice Alva colocando el plato con fruta cerca de donde Sonia preparaba todo.

— Ya lo dije es mi ¡AMIGA! — dice de nuevo Alysa haciendo muecas, Alva nunca ha sido de su agrado.

— Ya está todo listo Alysa te ayudaré a subirlo — dice Sonia la pequeña no pierde el tiempo y abre la puerta dejando solas a las dos mujeres.




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