Una fortuna para Luna

Capítulo 5

Pasó una semana desde el beso entre Mattew y Luna. Abbie, por su parte se sintió traicionada. También debía admitir que sintió envidia, su criada había besado a Mattew Williams, un Duque. Ella no estaba ni de cerca de tales hazañas . Para Abbie las clases aristócratas no  importaban, pero no por eso podía evitar pensar en una Boda con un hombre importante, que la respetara y que sus hijos tuvieran todo lo necesario. Pero ahora no tenía tiempo para pensar en eso. Así que, llamó a Luna para que le ayudara a desvestirse y darse un baño.

Luna entró en la habitación contrariada, creía que en cualquier momento Abbie le contaría a los Marqueses lo que pasó y ella quedaría en la calle. Le preparó un baño de agua tibia y le alistó un vestido dorado, era hermosísimo. Este vestido lo habían mandado a confeccionar a espaldas de los Marqueses, tenía unos detalles preciosos y en las mangas tenía pequeños sonajeros. La hacían ver elegante. El vestido le quedaba precioso, ese iba sin corsé para hacerlo más cómodo. Luna también tenía su propio vestido para salir al bar. Un vestido azul, para nada llamativo.

Abbie miró su reflejo, se sintió hermosa al instante. Después observó a Luna y su sonrisa se borró, aquella criada era verdaderamente hermosa, aún y con las grandes bolsas que tenía bajo sus ojos por no haber descansado bien la noche anterior, BitTorrent comprendió de inmediato al Duque, ¿Quién no se dejaría hechizar por tal belleza? Aún, y si le agregamos un hermoso y fino vestido.

Ambas mujeres vistieron con capa, y antifaz para ir al bar. Salieron por la puerta trasera a escondidas de todo el personal. Pidieron un carrueje de alquiler, que era para nada  cómodo comparado con los de los Marqueses, pero este cochero era discreto.

Llegaron al bar y entraron por la puerta principal. Está fue casi la única vez que ambas mujerón e se permitieron tal cosa. Todos los invitados iban con antifaz está noche. Hoy asistían varios personajes de la aristocracia, era el día perfecto para que todos disfrutaran sin temor a un escándalo al día siguiente. Hoy Abbie sería el espectáculo central.

Greenwich fue arrastrado por su amigo a aquel bar, vestido con ropa oscura y con una máscara azul se dispuso a disfrutar de la buena música, unos tragos y excelente compañía. Eran muchas las mujeres casadas, viudas y solteronas que utilizaban está noche para divertirse con un hombre. Pero hubo un cabello rubio que lo atrajo de inmediato, esa boca.  Jamás olvidaría aquellos labios que devoró. ¿Qué hacía una joven en este ambiente? Luna, Mattew sólo pudo pensar en ella. Se acercó con sutileza para no espantarla, pero antes de alcanzar su objetivo esta mujer se le perdió entre la multitud.

Cabellos negros, castaños, rojizos... No la encontraba, a cada cabello rubio que veía se le acercaba rápidamente, pero ninguna era. Llegó a pensar que había sido una alucinación, no había descansado mucho ya que había tenido que solucionar graves problemas en su casa de campo. El hombre que llevaba sus finanzas en aquel lugar apareció muerto a orillas del río, dentro de la propiedad de Greenwich. Su esposa e hijo también fueron encontrados degoyados a poca distancia, parece ser que aquel hombre intentó escapar.

El lugar era un caos, Mattew descubrió cuentas fraudulentas, por lo tanto era el principal sospechoso, pero después con la ayuda de un par de testigos dieron con el asesino, al parecer el contador tenía graves problemas de dinero. Le debía al equivocado.

A media noche, descolgaron unas telas transparentes en la tarima y se apreció la sombra de aquella misteriosa mujer, tenía a varios encantados. El anonimato hacía que fuera más interesante para el público el espectáculo que brindaba. Los engatuzó con su canto.

»Si, mi corazón está sangrando. Hecho tirones por 
este amor«

»Sólo espero que nunca, escúcheme; NUNCA 
regrese con las sobras de su amor«

»Ve con la otra que dice ser 
mejor que yo.«

Entonces la ve, va vestida de un poco llamativo color azul. Tiene un antifaz discreto, el Duque se acerca a ella. De camino recoje un par de tragos y la saluda ofreciendo uno. Ella niega de forma educada y lo intenta ignorar. Greenwich se toma el atrevimiento de acercarse al cuello de aquella hermosa mujer. Tiene que ser Luna, su aroma la delata.

Luna siente los bombeos de su corazón aturdiendola, en un principio se negó a creer que era el Mattew el hombre que se le había acercado, pero ahora que este se había acercado a su cuello causándole cosquillas que sintió hasta las puntas de los dedos. Se llenó de coraje y le hizo frente, era inútil jugar a que no lo conocía. Él se lo había demostrado con aquel simple acercamiento.

- La noche cada vez se pone mejor. ¿No lo cree señorita ?- Preguntó el Duque alzando su trago e inclinando su cabeza, para después vaciar todo su contenido. Lamió sus labios a terminar con la vista puesta en el rostro de aquella mujer y sonrío al ver ella su efecto en ella.

- ¿Qué le puedo decir, mi señor? La noche apenas inicia - Contestó e imitó la acción de él con su trago, el escosor que dejó aquel trago en su garganta demostró su poca experiencia con la bebida, pero mantuvo su rostro lo más sereno posible. Greenwich sonrío.

-Así es, pero hay una duda que ronda mi mente desde hace unas horas ¿Qué hace una mujer como usted en este lugar?

-Una como mujer también puede divertirse MiLord, no se crea que es el único con derechos aquí.

Esta mujer lo volvía loco, ella debía de estar descansando plácidamente en su alcoba, pero no. La señorita había decidido escaparse de la casa para ir a un bar. ¿Es que acaso no le hablaron de los peligros que abundan? ¿Y si la roban o algo peor? Se negaba a dejarla volver sola, hoy sería su guardián.

Luna, a pesar de mantener su semblante con fingida tranquilidad sabía que ese hombre terminaría por complicar las cosas. Dios la ayudara a salir lo mejor posible de aquel enredo.




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