Atenas Ivanov
Desde el día que Steve se fue temprano de la oficina no lo vi por los siguientes días. Para mí era un completo alivio no tener que estar mirándole la cara desagradable que tiene, aunque me sorprende que me haya dicho algo positivo ese día por mi trabajo respecto a la fiesta del presidente.
Estoy orgullosa de mí porque el trabajo que se me fue encargado lo terminé con anticipación; estaba bien escrito, bien organizado, hasta había hablado con los encargados de los troces de carga que transportarían los vinos desde la empresa vinícola hasta la casa blanca; todo estaba previsto para que llegue el viernes antes del mediodía.
Lo otro que me emocionaba era la invitación que me dio Salvatore para asistir a la fiesta de la casa blanca; realmente se estaría celebrando el cumpleaños número setenta del presidente, el Sr. Lennox, por eso el presidente había recurrido a nosotros personalmente. Sabía que mi jefe importaba vino de calidad y del bueno, por algo Tomlinson Enterprise era la número uno del país, a nivel mundial, la mejor empresa vinícola en exportar los mejores vinos de Italia.
Me encontraba con Zachary en el centro comercial. Cuando le dije sobre el trabajo y la invitación a la fiesta del presidente, ella se volvió más loca que yo. Comenzó a gritarme a través del celular, que no podía ir con cualquier cosa a la fiesta, que tenía que verme como toda mujer de sociedad, bonita, fina y delicada. Me reí demasiado cuando me dijo esas palabras porque soy todo lo contrario. Empezó a hablarme de ir al centro comercial a comprar un buen vestido para dejar a todos con la boca abierta, que no me preocupara por las niñas, que Calex se encargaría de cuidarlas y aquí estamos buscando el vestido ideal para la fiesta de esta noche.
- Zee, ya hemos ido a varias tiendas y no encontramos un buen vestido -dije mientras me comía un donut.
Zachary se voltea tipo el exorcista, bueno, estoy exagerando, pero si se voltea dándome una mala mirada, reí casi atragantándome con mi donut; tuve que abrir mi botella de agua y beber un poco.
- No me voy a rendir, tenemos que encontrarlo -mira el reloj en su mano-, tenemos tiempo aún para conseguirlo, deja de tragar y mira una tienda que te llame la atención.
Me regaña, me termino lo que me quedaba de mi donut, también terminé por beberme el agua, tomé un gran respiro, sonreí mirándola, tenía que ser agradecida de que ella estuviera buscando un vestido conmigo en estos momentos, así que limpio mis manos y me dispongo a buscar una tienda que venda vestidos bonitos para mujeres de mi talla…
- Ya, ya me pondré en modo serio -dije sacándole una sonrisa.
Creo que ambas estábamos perdiendo las esperanzas en encontrar un vestido que pueda quedarme bien; hemos entrado a más de seis tiendas, estaba tan agotada tanto como lo estaba Zachary; mi amiga se recuesta un momento de mi hombro que solo fue unos segundos.
- ¿Estas bien, Zachary? -pregunto preocupada, ella me mira y asiente-. ¿Segura?
Vuelvo a preguntar con insistencia; me laza una mirada de muerte, luego suelta una pequeña risa algo escandalosa.
- Estoy bien, mi gordita, tranquila ¿sí? -asegura.
- Bueno, está bien, no pregunto más -reí un poco.
De repente escucho su chillido muy molesto cerca de mi oído. Luego de varios golpes en mi brazo derecho, hago una mueca de dolor; ella no me está pegando ligeramente.
- ¡Zee, eso duele carajo! -me quejo mirándola.
A ella le brillan los ojos de emoción, su mano está alzada hacia algún punto que no llego a ver todavía porque soy jalada con fuerza dando varios tropezones. Me sorprende la fuerza que tiene mi mejor amiga. Entramos en una tienda donde sus vestidos son de muy buena calidad; quedo con la boca abierta de la impresión; los vestidos son hermosos. Zachary se emociona y comienza a pasearse por toda la tienda viendo los vestidos.
Me llama la atención un vestido blanco que está cerca de la vitrina. Me acerco lentamente como si el vestido me llamara, me dijera acércate, pruébame. Al estar más cerca puedo detallarlo mejor. Es un vestido que es ceñido al cuerpo, tiene las mangas que caen por los hombros del maniquí, tiene un escote sobre los senos en forma de corazón, también tiene una abertura sensual por la pierna derecha, incluso tiene unos bolsillos secretos a los costados. Alzo mi mano tocando la tela, se siente suave, creo que me he enamorado del vestido.
-Pruébatelo, creo que te quedará perfecto -hablan a mi lado sacándome tremendo susto.
Giro la cabeza hacia mi costado izquierdo; veo a una de las chicas que trabaja en la tienda; tanto ella como yo reímos por el susto.
Lo siento, no fue mi intención.
- Tranquila, no pasa nada - paso la mano por mi pecho tratando de suavizarme del susto.
Pero lo digo en serio, señorita, pruébeselo -ella saca el vestido del maniquí y me lo pasa-. Le va a quedar muy bonito…
- Hazle caso a la señorita Atenas -anima mi amiga que no sé cuándo llego.
- Ya entendido, son dos contra uno.
Tomo el vestido, tanto la chica que trabaja en la tienda como mi amiga me acompañan hasta los vestidores mucho más emocionadas que yo, pero realmente estaba algo insegura por la apertura del vestido en la pierna. Al llegar a los vestidores mi amiga me da pequeños empujones, cierra la puerta y yo me quedo mirándome como una buena pendeja en el espejo del vestidor.
- Rápido, Atenas, te esperamos afuera -grita y luego silencio.
Sin darle tantas vueltas, comienzo a desvestirme, pantalón, camisa y tenis afuera quedando en sostén y bragas. Suspiro un poco al ver mis lonjas de más, me gustaría comenzar con alguna dieta o algo parecido. Tomo el vestido, abro el cierre que tiene en la espalda, con suavidad lo paso por mis piernas hasta arriba, paso mis manos por las mangas, lo acomodo, llevo mis manos hasta el cierre, con algo de dificultad llego a subirlo. Cuando me miro al espejo, me quedo más que sorprendida porque el vestido me queda jodidamente bien, me hace ver menos gorda, me siento muy bien con el vestido, me siento hermosa.
Editado: 14.11.2024