Una Gota de Amor

VIII. Un error.

Todo esto fue un error. Desde el momento que decidí reforzar la amistad con Liam hasta ahora. Estaba parada en las gradas, con la boca abierta de sorpresa y viendo a mi novio venir hacia mí.

Tiene su pelo castaño despeinado y sus ojos verdes muestran felicidad, cosa que me hace sentir totalmente culpable, ya que yo no siento lo mismo.

Bajo de las gradas con mi mejor sonrisa y corro a el. Me abraza de la cintura y luego me da un beso. Me separó y trato de peinar su cabello.

—Estas bronceado—le digo viendo sus brazos, ahora yo parecía una loca que nunca salió a ver la luz del día.

—Te extrañe mucho, linda... —me confiesa dándome otro beso y se aleja a saludar a sus amigos.

Vuelvo a las gradas y miro a mis amigas, ellas enseguida me entienden.

—Vale, nos tenemos que ir, tengo que ir a cuidar a mi hermana—miente Aye mientras agarra sus cosas.

—¿Tienes una hermana? —pregunta Kevin.

Mi vista se va a Liam, este esta fumando mirando como juegan al fútbol americano.

—Desde ahora si, bye—se despide y las tres nos vamos.

Salimos de la tortura de la escuela y Aye dice:

—¡No puedo creerlo! —dice con una sonrisa y luego me mira, luego de caminar un rato, nos paramos frente un negocio de ropa al que siempre íbamos—. Daph, ¿Tu quieres seguir estando con Alex?

Entramos a la tienda y empezamos a buscar cosas que nos gusten, pero siempre manteniendo el color.

—No lo se, pero, ¿Podemos dejar de hablar de chicos? —pregunto, mientras trato de contener las ganas de llorar, pestañeo varias veces pero aún están ahí.

—Daph... —me susurra Chloé, poniendo mi mechón rebelde tras la oreja—. ¿Que ocurre?

Me abanico la cara en un intento de tranquilizarme.

—Muchas cosas... No se como explicarlo... —le digo mientras me limpio las lágrimas—. No sé que siento ahora mismo...

Seguimos comprando ropa y luego, Aye nos deja en casa. Entro y veo a mi madre hablando con Alex en el comedor. Saludo a mi madre con un beso en la mejilla y a mi novio en los labios. Mi madre se va a hacer las compra y nos vamos a mi habitación y el me cuelga el cuadro que me hizo mi hermana y luego ve las poesías.

¡Rayos! Me había olvidado de guardarlas.

—¿Por que sigues escribiendo esta porquería? —me pregunta en mal tono.

—No lo se, pero ya no lo haré más... —le digo acercándome a el y rodear mis brazos por su cuello y le doy un beso casto en los labios.

—Te quiero, Daph... —me dice con su sonrisa que te hace saber que todo va a estar bien.

Nunca respondo a el "te amo" o el "te quiero", ya que nunca me demostraron que es, bueno, además de mis mejores amigas, porque ellas si me lo demostraban, ellas si me querían, pero mis padres no, ¿Por que no me querían? ¿Por que no era artista como Charlotte? O ¿Por que no era perfecta?

Alex pasa la tarde ahí y es lo que hacia falta para que me de cuenta que Liam, era solo un relleno para el vacío de Alex. Cuando el se va, voy a la habitación de Amelie. Entró y veo su habitación como siempre. Aun tiene sus posters de cantantes de música country y varios discos.

Esta sentada en su escritorio haciendo tarea mientras escucha música en sus audífonos. Le toco el hombro para que me mire y lo logro. Se da vuelta y se saca los audífonos.

—¿Que pasa, Daph? —me pregunta y yo suspiro. Me arrodillo para quedar en la misma altura que ella.

—¿Que esta pasando, Amelie? —ella aparta la mirada, pero yo hago que me mire—. Estas muy distante.

Se levanta de la silla enojada y yo del suelo, pero sin comprender.

—Lo siento, es que, los vecinos de los abuelos tienen un hijo muy guapo y hemos estado hablando pero el otro día me entere que tiene novia y de enserio me gusta mucho. El dice que terminara con ella pero no le creo nada.

Habló un rato con ella tratando de ayudarla y espero que funcione.

Bajo las escaleras y veo a Charlotte sentada en la mesa con su laptop. Me siento junto a ella y ella levanta su visita para mirarme.

—Daph... ¿Que pasa?

—Tengo un problema de chicos—le confieso.

—No me importa, —me dice levantándose—Daphne, tienes novio, y solo el te debe importar.

Se va a su habitación y yo me quedo ahí sola en el comedor. No puedo creer que le haya contado eso a mi hermana, que ingenua fuí. Ella está cegada por mi madre. No la puedo culpar, mi madre la crio de esa manera, la forma de pensar o de hablar. Charlotte es el tipo de personas de la antigüedad, donde no podías tener sexo antes de casarte o si tenías un novio, debías ser fiel a el hasta el casamiento. Creo que por eso aún no tiene novio.

Suspiro cansada y agotada de mi familia y me voy a mi habitación a leer. Tenía un nuevo libro que me había traído Alex de su viaje, el sabe que me encantan los libros de fantasía y ciencia-ficción, el libro se llama Alas de Sangre.

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Los días pasan rápido, cada viernes, con mis amigas, vamos a dormir a alguna casa. El mes pasa rápido y llega el otoño, mi época favorita del año. Donde las hojas se empiezan a caer y el sol comienza a aparecer devuelta.

Hoy era miércoles, tendría clase de Anatomía y estaba llegando tarde, ya que Aye aviso a última hora, que no podría ir y lo peor de eso, es que el profesor Harrison no te deja entrar si llegas tarde y mucho menos, si esa persona era yo.

Entró corriendo a la escuela, con esperanza de poder llegar al salon, pero se esfuma cuando veo la puerta cerrada.

Tan cerca...

No tendría sentido intentar entrar, solo me ganaría más regaños y castigos.

—La chica perfecta de blanco, llegando tarde a clase, que raro—dice la voz masculina que me ha hecho imposible vivir tranquila estas últimas semanas.

Bueno, no lo culpaba, tenía todo el derecho de estar enojado conmigo, ya que nunca le dije que pasaría luego de que llegó Alex o que nunca respondi llamadas o mensajes suyos. En las clases de Anatomía, trataba de llegar temprano y sentarme junto a Alizée y asi, evitarlo.




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