Una Gota de Amor

IX. Un sueño como ella.

Alejandro Leroux.

Salgo de la escuela y vuelvo a casa. Cuando entro, esta Liam en el sofá viendo unos de sus realitys malos y Kevin sentado en el suelo con la espalda apoyada en el sofá, leyendo unas revistas baratas.

Liam tiene una frazada encima y un pañuelo húmedo en la frente, últimamente, no se había estado sintiendo bien.

—¿Como te sientes? —le pregunto yendo a buscar a un vaso de agua y pongo la medicina dentro de este. Se lo entregó y el lo mira con asco.

—Me duele demasiado la cabeza... —se queja el.

Debo admitir, que una parte de ese dolor, había sido por Daphne, nunca había visto que tenga algo con una chica tanto tiempo, y creo que en verdad le dolio cuando ella simplemente lo ignoro. El hace como si le importara, pero somos sus mejores amigos, Kev y yo nos dimos cuenta, obviamente le importa.

—Oigan, hay una casa que tiene varias cosas de valor—comenta Kevin y lo escuchamos atentamente, ya nos estábamos quedando sin dinero para pagar la escuela—. Conozco sus horarios, y mañana por la tarde, no habrá nadie allí.

—¿Tienen seguridad? —pregunta Liam.

—No, no tienen tanto dinero para pagar una—responde y luego hace una pequeña sonrisa—. ¿Cuando vamos?

—Podemos ir mañana—sugiere Liam levantándose del sofá pero yo le devuelvo ahi.

—Iré con Kevin —le digo y eso no le gusta para nada.

—No, iré con ustedes, vamos los tres, siempre fuimos los tres.

Kevin ríe pero sin pizca de gracia.

—No, eramos cuatro, no tres.

El ambiente se vuelve tenso al nombrar a Connor. El era el cuarto, pero luego, murió...

—Iremos Kev y yo, Liam, fin de la conversación... —termino enojado y me voy al baño para ducharme.

Escucho como Kevin le habla a Liam. De los tres, siempre era yo el que se enojaba con Liam, y Kevin, trataba de hacer entrar en razón a Liam.

Salgo del baño, ya vestido y escucho su conversación.

—Yo puedo ir, Kev—le dice Liam pasándose las manos por su cabello, frustrado.

Estaban parados y este no dejaba de dar vueltas por toda la sala. Kevin lo frena y le pone una mano en el hombro.

—Liam, es tu salud, por una vez en tu vida deja de ser un idiota... Iremos Ale y yo... Liam, no podemos perderte a tí también—le dice Kev y Liam asiente no muy convencido.

La noche llega rápido y nadie come nada, bueno, le ofrecimos la última porción de pizza a Liam, pero este se negó, así que la repartimos con Kev. Llega el otro día y vamos a la escuela. Entró al salón, me quejó cuando veo que toca Inglés y para mi buena suerte, el único lugar libre, está al lado de Chloé.

Lleva gafas rojas, un gorro rojo y un suéter bordó. Su pelo castaño, esta suelto y hace que caiga por los costados, al ser demasiado corto.

Me siento junto a ella y me sonríe. Tiene su cuaderno en la mesa junto con sus lapiceras, pero lo que más me llama la atención, es su hermosa cursiva.

—¿Eres buena en inglés? —le pregunto nervioso.

—Si, de hecho, mi sueño es ir a Canadá—me responde y los ojos le brillan y tiene una gran sonrisa—. ¿Cual es tu sueño?

Lo pienso. No se cual es mi sueño. De niño, solo deseaba tener comida y una familia o un hogar, ahora de grande, solo quería que Liam sobreviviera a esa maldita enfermedad. Yo no tenía algún sueño. No ahora, y dudo que lo tenga. No tenía ningún sueño o deseo. Era un chico que robaba para vivir, si tuviera algún sueño, no sería digno para que se cumpliera.

—Yo... Yo no tengo ningún sueño.

La clase empieza y nadie dice nada más, bueno, el profesor dice de hacer un trabajo con tu compañero y esa persona es Chloé.

No es que me desagrade, el que me disgustaba era el maldito y odioso novio de ella, Jeremié. Antes de salir con ella, nadie lo conocía y luego, se hizo amigo de los populares y todas las chicas lo desean. No creo que le guste Chloé, creo que solo esta con ella por popularidad.

—¿Quieres venir a mi casa? —me pregunta levantándose.

—Claro, si, ¿Vamos caminando? —le pregunto cuando salimos de la escuela.

Ella asiente con una sonrisa pequeña y vamos caminando hacia su casa. El trayecto no es incómodo, pero es silencioso, un silencio tranquilo.

Chloé es muy linda, tiene esas gafas que la hacen parecer muy hermosa y tierna y su pelo corto lacio hace que se vea madura. Es preciosa.

Llegamos y trato de disimular la sorpresa. No lo puedo creer, estaba en la casa de Connor. Las ventanas con las cortinas color crema, la casa blanca y la puerta roja.

—Alejandro, ¿Estas bien? —me pregunta, pero no puedo responder, ya que estoy en la casa de mi mejor amigo muerto—. ¿Alejandro?

—¿Cual es tu apellido?

—Rioux... ¿Pero pasa algo? —dejó de escuchar.

No... No... No puedo... Esto...

Esto no puede estar pasando...

Pierdo el equilibrio, la conciencia y caigo al suelo.

——————————⬤——————————

Entre abro los ojos despacio y veo un techo blanco. Estoy acostado en un sofá muy cómodo, solo que no reconozco la casa. Me siento y miro a mi alrededor. Hay una mesa, una cocina, pero no distingo bien las cosas, ya que veo borroso.

—Te prepare chocolate caliente—dice Daphne acercándose y dejando el chocolate caliente en la mesita.

—¿Daphne? —pregunto medio aturdido.

—Si—se sienta al lado mío y yo bebo mi chocolate caliente—, cuando te desmayaste, Chloé llamó a mi puerta, ella llamó a Liam y Kevin, están viniendo—me explica y se tensa al recordar a Liam.

Luego de unos minutos, tocan el timbre y Daphne abre y ve a Liam y Kevin. El silencio reina y la tensión en el aire sube, por suerte, viene Chloé rompiendo el silencio.

—Estaremos Daph y yo en la cocina, para que puedan hablar entre ustedes—explica y se van a la cocina susurrando cosas entre las dos.

Liam se sienta a mi lado, aun tenso por Daphne y Kevin hace lo mismo.

—Es la hermana de Connor—les digo y ambos no pueden creerlo.

—Hay que mantener esto en secreto, si Connor nunca le contó sobre nosotros a su familia, es por algo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.