Daphne Bonnet.
El despertador suena y me levanto de la cama sin ganas. Me ducho, me maquillo, me pongo el perfume y me visto de blanco.
No tenía muchas ganas de ir a la escuela, además me dolía demasiado la cabeza por la fiesta de mi mejor amiga.
Liam. El beso. Alcohol. Alex.
Revisó mi celular y no tiene batería, genial. Bajo las escaleras y no veo a nadie, salgo afuera para ver si esta Chloé o Aye , pero no hay ningún rastro de ella o Aye.
Seguro se durmieron y hoy faltarían, que suerte la suya. No tendrían que soportar todos los rumores en la escuela o las personas señalando tu ropa o cara, para ser claros, no tendrían que soportar la escuela.
Voy caminando a la escuela, llegó y entre allí. Los pasillos se me hacen eternos, pero veo a Alizée entre toda una multitud de personas.
—Hola —la saludo, tratando de poner mi mejor cara, ella sonrie—. ¿Has visto a Chloé o Aye?
—Creo que estaban debajo del árbol del campus.
Corro rápidamente hacia allí, no quería encontrarme con alguien o hablar, a menos que sean mis amigas. Veo a mis amigas sentadas allí abajo del árbol, solo que no están hablando. Me siento junto a ellas.
—¿Que te paso en la cara, Chloé? —le pregunto preocupada, ya que tiene media morada la parte de la mejilla, aunque se la intento cubrir con maquillaje, la conozco, depués de todo, somos mejores amigas.
—Fue el idiota de Jeremié Nevé—contesta sin ganas.
El profesor falta, así que nos podemos quedar hablando y aclarando todo. Somos amigas, nos contamos todo. Chloé nos contó su primer beso con Alejandro, lo que pasó en el cuartito y lo que paso, después de eso. Yo también hable, y hable lo que pasa entre Alex y yo.
En la charla descubrimos algo, estábamos todas rotas, pero eso estaba bien, porque hay que romperse algunas veces para entender a donde vamos, a donde dirigirnos.
Alejandro, Kevin y Liam, vienen y se sientan en el césped junto a nosotras.
Liam y yo intercalamos miradas un par de veces, pero nada más. Chloé y Alejandro se fueron a caminar, ya que tenían que hablar y creo que no eran los únicos. Miro a ese idiota tan sexy y el me entiende, se levanta y empieza a caminar, yo voy corriendo hasta alcanzarlo.
—¿De que querías hablar, niña rica?
Sinceramente, había muchas cosas de las que hablar, pero yo solo sentí la necesidad de querer estar a su lado. Pero no podía, mi novio era Alex y era el mejor novio, Liam no.
—Quiero... Distancia... —logro decir con un nudo en la garganta.
El se encoge de hombros con indiferencia, para luego soltar un largo suspiro.
—¿De enserio? —me pregunta, se acerca a mi—. Eso no demostrabas ayer cuando me besaste.
—Estaba ebria, no pensaba con claridad—le digo, aunque sabía que estaba bastante conciente de todo, o bueno, casi todo.
—No es cierto, así que dime la verdad, ¿Lo quieres a el o a mi?
Titubeo, no se que rayos responder, pero en cierto modo a quien preferia, ¿A ese idiota sexy que me ponía nerviosa cada vez que estaba cerca o mi novio?
—Dejame pensarlo—le digo y el vuelve a suspirar.
—Elige bien... —dice y se va.
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Chloé toca el timbre de la casa de Aye y ella nos abre. Hoy iríamos a dormir a su casa y ella también había invitado a Kevin, Alejandro y como era de esperarse, a Liam, aun que lo raro de cuando mi mejor amiga nos dejó pasar a su casa, ellos ya estaban, solo que faltaba... Liam...
—¿Decepcionada de que no vino? —me pregunta divertido Kev.
Pongo los ojos en blanco y mala cara, aunque una parte de mi, si quería verlo y decir a quien elegí.
—¿Que le paso? —pregunto por curiosidad.
—Esta enfermo.
Las pizzas llegan rápido y nos acomodamos en el sofá para ver una película, yo no la termine de ver, ya que dije que saldría a dar a una vuelta, no me apetecía quedarme allí y ver como se besaban.
Salgo de la casa y el aire frío golpea mi rostro. Empiezo a caminar hasta llegar al muelle y me freno a contemplar la noche y su luna llena.
La semana que viene iríamos a Londres para ver a mis abuelos y traer las cosas de Amelie acá. Lo bueno, es que tendría tiempo para pensar en mi y las calificaciones, lo malo, es que no estaría con mis amigas para disfrutarlo.
—¿Te escapaste de casa, niña rica? —pregunta con una leve sonrisa ese idiota sexy que verlo me hace sonreír.
—¿Tu no estabas enfermo? —le pregunto divertida y me acerco a el.
—No, no estoy enfermo—contesta y le empieza a sonar una alarma en su celular, se fija y dice "medicina".
—¿Entonces por que tomas medicina? —le pregunto sería, pero el sonrie y aparta la vista—. Demuestra que te sientes bien y te creo.
El me sujeta de mi pequeña mano y vamos caminando hasta su casa, entramos, el me empuja contra la pared y me besa, tardo en reaccionar pero lo hago y continuó el beso. Nos sacamos las chaquetas y el me tira en el sofa, para luego tirarse encima y besar mi cuello. Quiero sacarle la remera, pero no me deja, me frena.
—No... —dice mientras me sigue besando, pero frena y se sienta—. Tienes novio.
—No importa—digo suplicando un beso o caricia suya, ya que me dejó caliente—, solo por esta noche, para reforzar la amistad.
El sonrie y se acerca a besarme, para luego, dejarme sacarle la remera.
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Despierto con su brazo abrazando mi cintura desnuda y me giro a verlo. Tiene su pelo revuelto y duerme muy tranquilo. Decido no molestarlo, cambiarme e irme a la casa de mi amiga.
Cuando llego veo a Chloé durmiendo y Alejandro viéndola dormir. La ve como si fuera el sol de su día y eso me encanta.
—Gracias—le digo a el, pero el me mira extrañado—, gracias por defender a Chloé, me tranquiliza saber que vas a cuidarla.
El sonrie.
—No se porque, pero siento que siempre intente encontrar mi lugar en el mundo y cuando la conocí en esa fiesta, supe que lo había encontrado—se levanta y se acerca a mi—, siempre la cuidare.