XVI. Un idiota sexy.

Ayellen Rosseau.

Me término de bañar, me baño, me pongo un jean negro junto con un sweater gris, me maquilló y por último, el perfume de vainilla.

Me siento en mi cama y enciendo la televisión, tenía que hacer la tarea, pero primero tenía que ver la película que me recomendó Chloé, "Fabricantes de lágrimas", creo que era, la pongo y la empiezo a ver, pero es interrumpida por el idiota de mi hermano, Vincent.

Entra a mi habitación sin ningún tipo de respeto por mi privacidad.

—¿Que pasa? —le pregunto pausando los 10 minutos que iban de película y lo miro.

—Tenemos que ir a buscar a Simón al aeropuerto—sonrío y me levanto para ir a buscar a mi hermano.

Somos hermanos y siempre peleamos, pero después de todo, Simón era el que nos cuidaba de papá cuando volvía borracho o drogado o el que nos ponía los audífonos con música fuerte para no escuchar a mi madre con su amante.

Simón tenía 21 años y Vicent 19. Luego de un buen viaje en carretera, llegamos al aeropuerto, donde está mi hermano mayor con una mochila esperando. Bajamos del auto y corremos hacia el para abrazarlo.

Hablamos un rato y subimos al auto para volver a casa. En el viaje charlamos, pero nos interrumpe una llamada, la llamada de Kev. Le atiendo rápido, capaz que había pasado algo, mis hermanos me miran fijo.

—¿Kev?, ¿Que pasa? —le pregunto nerviosa.

—Es Liam, esta en el hospital, vengan—el corta la llamada.

—Vamos a la casa de Daph y luego al hospital—le aviso a Chloé y ellas ya esperan afuera, entran rápido en el hospital, saludan a mis hermanos y vamos al hospital donde están los chicos.

Entramos rápido y vemos a Kev hablando con una enfermera. Corro a el y lo abrazo, debe ser horrible que tu mejor amigo este en un hospital y que tenga una enfermedad con la que pueda morir.

—¿Donde esta? —pregunta Chloé—. ¿Esta bien?

—Esta en su sala, aun no despierta, Ale esta hablando con otra enfermera—terminan y observa a mis hermanos de arriba a abajo.

—Kev, ellos son mis hermanos, Simón y Vicent, —Vicent lo mira con mala gana pero acepta su saludo—hermanos, el es Kevin, mi novio.

Simón, como buen hermano le sonríe, en cambio, Vicent no, tiene esa expresión sería de siempre.

Dejó de prestarles atención y mi vista se va a mis mejores amigas, están sentadas en la silla, abrazadas. A veces, siento que ellas se quieren más y no me cuentan cosas, pero luego me digo a mi misma de lo afortunada que soy de tenerlas a mi lado. Me acerco a ellas con una pequeña sonrisay me siento a su lado.

—¿Que pasa? —le pregunto a Chloé en un susurro en la oreja.

—Ella y Liam se pelearon y se dijeron cosas hirientes el uno con el otro—asiento, porque enseguida entiendo porque Daph esta así.

Ella nunca ha tenido novio fijo desde Connor, y creo que ella pensaba que con Liam podría olvidarse de el, pero al parecer no.

Alejandro sale de la sala en la que esta Liam y Chloé se levanta y lo abraza, para luego darle un beso en la boca.

—¿Que te dijo? —le pregunto, aunque en realidad, lo hice porque sabía que mi amiga lo que quiera hacer, pero no podía.

—Esta bien, el no tomar la medicina por varios días, su cuerpo la necesitaba y sin olvidar, que el no venía comiendo bien, más la pelea que tuvo con Alex el otro día, le género 40 grados de temperatura, ya que la medicina evitaba que eso ocurriese, —explica y luego suspira—y luego, el no comer provoco que se desmaye y le duela el cuerpo.

—¿Cuando despertara? —pregunta mi novio.

—No lo se, capaz hoy o mañana... —entrelazada la mano con Chloé—... Lo mejor es que se vayan a casa, nosotros les avisaremos cuando despierte.

—No, yo me quedare—habla por primera vez Daphne, fuerte y clara, decidida por lo que dice.

¡Esa es mi chica!

Sonrío y luego observo a mis hermanos.

—Yo me tengo que ir a casa, pero luego vuelvo—les digo y me despido para irme con mis hermanos, subimos al auto y el silencio reina.

—Parece buen chico—dice Simón con una pequeña sonrisa, pero Vicent no oponía lo mismo.

—Yo creo que no—arranca el auto para volver a casa.

Daphne Bonnet.

El muy idiota no tomó su maldita medicina y ahora está en el hospital. Estoy dentro de la sala sola, ya que Kev se fue a bañar a su casa y Alejandro fue a dormir un rato, ya habían pasado diez horas de que estábamos acá, yo no me había movido de aquí y tampoco pensaba hacerlo.

Aunque de cierta manera no quería que el supiera que yo estuve aquí noche y día, porque las cosas que el me dijo en serio me dolieron, pero después de todo, supongo que el universo nos junta.

El esta en la camilla de hospital con varias máquinas alrededor que están conectadas a el. Aunque este en un hospital, luce tranquilo, como siempre, tiene esa expresión de "todo me importa nada". Su cabello castaño despeinado y su mandíbula bien marcada, al igual que su cuerpo. Solo quiero volver a ver esos hermosos ojos cafés una vez más.

La primera noche fue la peor, ya qué una máquina dejó de funcionar y su cuerpo llegó a los 42 grados, se lo llevaron y no lo devolvieron hasta el otro día, que su temperatura estaba en 38. La segunda noche, fue la más tranquila, igual que las otras seis noches. No fui a la escuela, desapareci de las redes y solo existía para mis amigos. En la séptima noche, cansado, entró Alejandro.

—Ya vete, Daph, vete a dar una ducha, come algo caliente y luego vuelves—me dice y yo no convencida acepto.

Estaba lloviendo a cántaros y la verdad, quería una ducha con agua caliente. Rápido, voy a casa y me preparo una sopa, y luego, me baño. Paso unos treinta minutos en la ducha y cuando salgo me miro en el espejo.

¿Quien era la Daphne que yo estaba viendo en el espejo? La verdadera yo o la que le mostré al mundo.

Me visto con un jean holgado y un sweater del color blanco, igual que mi bolso. Me peino y me maquilló, por último me pongo el mismo perfume de siempre. Me miro en el espejo y me sonrío, el video Alex lo eliminó hace unos días, cuando Kev y Ale fueron por el, el no lo dudo.