Una Gota de Amor

XX. Un secreto de ellos tres.

Con mi pequeño corazón roto, (si, lo se, es un poco exagerado) voy a la puerta de mi mejor amiga y tocó timbre. Eran las cuatro de la mañana, no esperaba que me abriera la puerta, pero aún así lo hizo.

—¿Daph? —pregunta al verme. Lleva su pijama, su pelo corto despeinado y las gafas blancas. Luego me examina mejor y me deja entrar—. Pero.. ¿Que paso?

—Todo es mentira, Chloé, desde que los conocimos nos han estado mintiendo—ella no entiende nada, pero prepara chocolate caliente y nos vamos a su habitación, donde le cuento todo lo que pasó.

Su cara es... No se como explicarla pero seguro estaba sintiendo todas las emociones mezcladas como enojo, tristeza o furia. En fin, yo se que mi mejor amiga no era de llorar, porque pocas veces lo hizo y que llore por Alejandro, es que ya no cree en encontrar al chico perfecto. Y eso era horrible, que tu sueño se haya roto y lo conozco porque yo también tuve sueños, pero nunca se cumplieron.

Se saca sus gafas y se seca sus lágrimas.

—Si el no era el chico perfecto, ¿Donde esta? O por lo menos, ¿Existe? —me pregunta mi mejor amiga con lágrimas en los ojos.

Tomo aire para poder hablar ignorando el nido en la garganta.

—Yo no creo en lo perfecto, y lo creí con el y el me demostró que no, así que no, no creo que exista el chico perfecto, nadie es perfecto.

Pasan dos horas, y decido irme a casa para darme una ducha y luego, ir a la casa de Aye y contarle la oscura verdad.

Cuando voy a la casa de Aye ya era mediodía y ya había llegado mi familia. Bajo las escaleras, están Charlotte y Amelie en el comedor. Con fuerza, sujeto mi bolso blanco e intento irme.

—¿A donde vas? —me pregunta Charlotte.

Luce apagada, triste, cuando en realidad, debería estar súper feliz, ya que en una semana se irá a París por sus obras de arte, ella cumplió su sueño y no está feliz. Supongo que el estrés, exigencias y todo lo demas va desgastando a las personas.

Eso me hizo pensar en el Atletismo. Es correr para muchos, pero correr para mi es liberar todo lo que no puedo con las palabras. Hace mucho que no salía a correr y lo extrañaba, extrañaba poder desahogarme de la única manera que yo podía hacerlo y muchos no entendían.

—A la casa de Aye—le contesto y trato otra vez de irme pero mi hermana mayor me agarra la muñeca.

—Ten, —me entrega un folleto, yo la miro extrañada—es una beca para una Universidad concentrada en deportes, como atletismo, y pensé que podrías inscribirte—me dice sería y yo le sonrió.

—Gracias, Lottie—le doy un abrazo y me voy de casa para ir a lo de Aye.

En el camino, reviso el folleto. No era barato, pero creo que mis padres podrían pagar un poco, y yo trabajaría en el verano. No queda tan lejos, está en Bordeaux estaría cerca de mi familia y mis mejores amigas. En las fotos del folleto, se ve todo hermoso, es perfecto, es justo para mí.

Al llegar, toco el timbre y la puerta la abre Simón. Hace mucho no lo veía, la última vez que lo ví fue en la Navidad, ya que después se fue a estudiar a Europa. Esta distinto, se ve más contento, más... Feliz.

Lo abrazo contenta de verlo. El y Víctor eran como mis hermanos mayores, prácticamente crecimos juntos. Algo que me encanta de los tres hermanos Rousseau es que eran todos parecidos, su cabello oscuros o sus preciosos ojos.

—¿Esta Aye? —le pregunto después de separarme.

—Esta arriba con Chloé—enseguida corro escaleras arriba y entró a la habitación de mi mejor amiga.

Sabía que a Aye le iba a doler más. A ella le cuesta confíar en las personas, y supongo que darle tanta confianza a Kev la lastimó, pero nunca pensé que tanto. Hay papeles tirados en el suelo de madera, algunos de ellos están rotos, otros están escritos o algunos arrugados. Aye es muy ordenada y para que su habitación no lo este, es porque esta mal. Esta sentada en el suelo llorando y Chloé la consuela.

—Y-yo... lo sabía, lo sospeche y aún así le creí cada una de sus malditas mentiras... —dice llorando, me arrodillo en el suelo a su lado—. Nunca más lo quiero ver, para mi Kevin Morello esta muerto para mí.

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Menos de un mes para el baile de graduación. Menos de una semana para el baile de graduación. Menos de tres días para el baile de graduación y no tenía pareja para ir. Con mis mejores amigas acordamos que iríamos las tres juntas, no necesitábamos un chico para ir.

Nerviosa bajo las escaleras y me acerca a la encimera de la cocina, donde está mi madre y padre hablando. Dejo el folleto sobre la mesada y ellos lo observan juntos.

—Quiero ir ahí, no es barata, pero tengo plata ahorrada, puedo trabajar en el verano y ustedes me podrían prestar—empiezo nerviosa.

Desde lo sucedido con los chicos, no los habíamos vuelto a ver. En la escuela, los ignoramos y si nos los cruzamos, también. Estos últimos días estuvimos concentradas en el baile de graduación. El baile que toda persona espera. Después de tantos exámenes y todas esas cosas, se habían acabado.

Chloé iba a ir a una Universidad de Londres a estudiar Literatura y Aye se quedaría aquí estudiando Enfermería.

Mis padres dudosos me observan.

—No lo se,Daphne, el atletis...

—¿De verdad quieres hacer esto? —interrumpe mi madre.

Por una vez en la vida, sentí que se estaba preocupando por lo que quería, por una vez en la vida, quería escuchar mi opinión.

—Si, yo en verdad quiero esto y si ustedes no lo pueden pagar, buscare la manera o...

—Te lo pagaremos, Daph—contesta mi madre con una sonrisa.

Mi sonrisa es gigante, mis ojos brillan de alegría y empiezo a saltar de la emoción.

—¿De enserio? —pregunto sin poder contener la emoción. ¡Me iría a Bordeaux! Mi madre asiente feliz—. Gracias, gracias, gracias, muchas gracias—los abrazo y muy feliz me voy a mi habitacion.

Mi primer instinto es llamar a Liam y contarle, pero no puedo, les aviso a mis amigas y empiezo a revisar todo para el baile.




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