Una guerra invisible en otra dimensión

Prólogo

Vivimos en un mundo cambiante, Si nos de-tenemos a observar todo lo que existe a nuestro alrededor, descifraremos que las personas, los animales y aún los objetos van cambiando al ritmo de las agujas del reloj. Lo que fue hace diez años, difícilmente continuará manteniendo su misma esencia hasta ahora. ¿Lo has notado? ¡Yo si! Y es una de las razones principales que me motivó a escribir este libro. Estamos frente a una sociedad con muy poca tolerancia. Las nuevas generaciones se irritan con facilidad. La mentira, el desorden y la confusión aumenta de forma gradual. No quiero generalizar, pero en el corazón de la mayoría de los habitantes de este mundo “habrá demasiada maldad que el amor se enfriará”. Mateo 24:12. Cada uno busca el “bien para sí mismo”. Cruelmente, se ignoran las necesidades de los más desprotegidos. Ese “fervor” de antaño por ayudar a los de-más está desapareciendo frente a nuestros ojos. Y aquellos pocos que manifiestan tener un “espíritu” altruistas sólo lo hacen para ganarse un par de "follower" o "likes". Cualquiera con sus cinco sentidos notará que todo lo que acabo de mencionar es una realidad. ¿Sabes? Lo interesante es que la Biblia ya lo había anunciado desde siglos atrás. Todo lo que ocurren en nuestro planeta es producto de un conflicto invisible entre las fuerzas del bien y del mal; una guerra espiritual que inició hace un poco más de seis mil años.

 

Desde el momento de nuestra concepción y llegada a este mundo, desconocíamos por completo la naturaleza de este conflicto. En el principio de la creación, cuando Adán y Eva pecaron, automáticamente la humanidad se inscribió en esta guerra de consecuencias eternas. Sólo existen dos bandos, y usted y yo decidimos en cual grupo pelear. Quizá por temor o meramente indiferencia se preguntará: ¿Y si no quiero participar? Lamento decepcionarlo, querido lector, pero eso es algo que no pasará. En esta batalla no hay término medio. Jesús mismo lo dijo en Mateo 12:30: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”.

 

Hay muchas personas confundidas que cues-tionaran la veracidad de esta lucha. No olvi-demos que estamos involucrados en una guerra de naturaleza espiritual, algo que no podemos palpar con nuestras manos o ver a través de nuestros propios ojos. Pareciera ser algo absurdo lo que estoy describiendo, pero recordemos que alrededor de nosotros hay situaciones que no logramos ver, pero si podemos comprobar su existencia. Los grandes huracanes son formados por el aire invisible, capaz de arrasar con todo a su paso. Las bacterias y virus son agentes de enfermedades que no podemos observar de manera simple. Las ondas de la radio, la telefonía, el Internet y las telecomunicaciones nos han permitido conectarnos, aunque no entendamos cómo funcionan de la “nada”. De la misma forma, esta guerra entre Cristo y Satanás es real. En las próximas páginas de este libro estudiaremos a la luz de la Biblia nuestro papel en el gran conflicto. Es nuestro privilegio enlistar-nos en el bando ganador. Sin embargo, no podemos enfrentarnos al enemigo si carece-mos de la artillería necesaria. Jesús, el co-mandante y protagonista de esta fascinante historia nos promete revestirnos del mejor armamento y nos asegura la victoria junto a todo su ejército, su iglesia.

 

“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”. Daniel 12:1.




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