Una hibrida perdida: Hija de la luna.

Capitulo 30

- Enserio eres terrible - dije entre risas a causa de cosas que Sandra me contaba de su vida.

- Tu tampoco eres un angel - esta vez rio Sandra.

Un chico se acerco a nosotras, este parecia que queria interrumpir nuestra platica, pero al parecer la idea no era de su agrado.

- Buenas noches, señorita, Sandra - saludo de forma timida con su cabeza baja - disculpen mi intromicion en su platica, pero Sandra su tio requiere su presencia en el hotel y tengo ordenes de no irme hasta llevarla conmigo.

- Esta bien Cesar no ahy problema, mira te presento a una nueva amiga- dijo Sandra de forma amable.

- Mucho gusto, Shia Smiths - me presente estrechando nuestras manos.

- El gusto es mio señorita, Cesar La cruz.

-Bueno hasta la proxima Shia - dijo Sandra para despues despedirce e irse asia donde su tio.

Al estar sola, decidi entrar en el bosque, se que no tengo buenos recuerdos de cuando estuve la ultima vez ahy, pero por una razon inesplicable sentia que debia de entrar.

Me aleje de las orillas, lo sufiente para apenas poder escuchar la musica que provenian del baile.

- Pense que nunca tendria tiempo para hablar contigo - dijo una vos la cual ya conocia a la perfeccion - Primero Sandra, aunque su entrada era de importancia, luego Karen, quien faltaba el conejo de pascua - dijo sarcastico.

- Jaja que risa - dije de manera sarcastica - y tu ¿para que quieres hablar conmigo?

- Ahy cosas que debes de saber Shia - dijo el hombre dejandose ver ante mis ojos - y es mi deber de decirtelas.

- Aver y ¿como que tendrias que decirme? - dije sarcastiga - ¿o que debo saber?.

- Primero me presento - dijo para despues acercarse y quedar a escasos centimetros de mi - Dorian Castle, un placer - dijo para despues extrender su mano en saludo, la cual rechace.

- Enserio esto es increible - dije con ambas manos en mi cabeza para despues correrlas a mi boca.

- ¿Que es increible? - pregunto incredulo.

- Increible que tu eres las respuesta de lo que me esta pasando y  preferiste llegar todas las semanas aparecias en mi ventana, para ofenderme y hablar como si me odiaras y quisieras darme miedo, en vez de acabar con mis dudas en ese preciso instante.

- ¿Ofenderte?, ¿Odiarte?, para nada pequeña, no te odio - dijo con seguridad aun ocn su rostro confundido.

- Entonces para ti es un alago decirle a las personas que su olor es repugnante - Dorian paso su mano por su cabello en señal de frustacion consigo mismo.

- Pequeña mi intencion no era esa que piensas...
 




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