Una hija para el senador

Capítulo 11

Valentina


 

El suave resonar de la puerta me toma por sorpresa, y al abrirla, me encuentro con la presencia de Gabriel sosteniendo un delicado ramo de flores y un tierno oso de peluche destinado a Sofía.


 

—Estas son para ti, Valentina, y el osito es para la pequeña Sofía —me entrega las flores.


 

No puedo dejar de sonreír y me acerco a darle un beso en los labios.


 

—Gabriel, no esperaba esto. Es realmente hermoso.


 

Mientras sostengo las flores entre mis manos, la fragancia dulce y la paleta de colores vibrantes parecen disipar, aunque sea por un momento, las nubes grises que rodean nuestra situación.


 

—Valentina, sé que estamos atravesando momentos difíciles, y quiero que sepas que estoy aquí para ti y para Sofía.


 

—Gracias, Gabriel. Significa mucho, especialmente ahora.


 

Ante las tensiones políticas que envuelven a la familia, Gabriel me informa sobre una reunión crucial. La petición de prepararme resuena en la habitación, y siento el peso de las responsabilidades que se avecinan.


 

—Valentina, necesitamos estar listos para esta reunión. Es crucial para abordar la situación.


 

Bajo la cascada reconfortante del agua, siento cómo la tensión se desvanece, al menos momentáneamente. El vestido azul elegante, cuidadosamente seleccionado para la ocasión, cuelga en la puerta del baño, esperando su turno para ser parte de la historia que se desenvuelve en esta encrucijada política.


 

—Señorita, esto es para usted —una de las empleadas se acerca a mí.


 

Valentina,


 

Tu conexión con Gabriel ha traído consecuencias. Hemos decidido hacer arder tu cama como advertencia. Este fuego es solo un preludio de lo que podría venir si continúas involucrándote con el senador. Tus elecciones afectan a todos los que te rodean.


 

No subestimes la magnitud de nuestras acciones. Cada paso en falso te acercará más al abismo. La política puede ser un juego peligroso, y tú y tu hija están en el epicentro de esta tormenta.


 

Considera esta carta como una llamada de atención. Puedes intentar apagar el fuego que hemos encendido en tu cama, pero lo que está en juego va más allá de las llamas. Cada paso que tomes a partir de ahora será vigilado. La sombra de la consecuencia siempre estará presente.


 

Piénsalo bien antes de seguir por este camino. Puedes ser arrastrada por la marea de la política, o puedes encontrar una forma de salir de este torbellino antes de que sea demasiado tarde.


 

Atentamente,

Aquellos que velan en la oscuridad.


 

La carta que sostengo entre mis manos lleva consigo palabras crueles y una acusación incendiaria: mi cama, un rincón íntimo de mi hogar, ha sido consumida por las llamas como represalia por mi conexión con Gabriel.


 

La tinta en la carta parece arder con la misma furia que consumió mi cama, y las palabras se clavan como aguijones en mi corazón. La trama política, ya complicada, ahora se entrelaza con un peligro más tangible que alcanza las puertas de mi hogar.


 

Mis manos tiemblan mientras leo la amenaza, y la ansiedad se apodera de mis pensamientos. El temor, antes solo una sombra distante, se vuelve palpable, como el humo que debe haber llenado mi habitación en llamas. La seguridad de mi hogar, un lugar que debería ser un refugio, se desvanece ante la cruel realidad de las amenazas anónimas.


 

La carta no solo habla de daños materiales, sino que ataca directamente la esencia de mi conexión con Gabriel. La intimidad de mi hogar se ve vulnerada, y la pregunta de quién puede estar detrás de esta represalia se convierte en un eco incesante.


 

Me veo forzada a confrontar la realidad cruda de la situación.


 

Con el corazón cargado de pesar, me acerco a Gabriel sosteniendo la carta entre mis manos temblorosas. Las palabras amenazadoras impresas en el papel revelan la cruda realidad de la violencia que ha alcanzado las puertas de mi hogar.


 

—Gabriel, mira esto —digo con lágrimas en los ojos.


 

Mis ojos, empañados por las lágrimas que amenazan con escapar, se encuentran con los suyos mientras le entrego la carta. La vulnerabilidad que se refleja en mi mirada expone la profundidad de la herida infligida por esta amenaza. La conexión entre nosotros, ahora más que nunca, se aferra a la necesidad de enfrentar juntos los desafíos que se ciernen sobre nuestra historia.


 

—Valentina, esto es inaceptable. No permitiré que te afecten de esta manera.


 

El semblante de Gabriel se endurece al leer las amenazas, y la determinación se enciende en sus ojos. La carta se convierte en un catalizador que aviva el fuego de la resolución, y la vulnerabilidad compartida nos une en la búsqueda de una solución a este oscuro capítulo de nuestra historia.


 

—Gabriel, no sé quién puede estar detrás de esto, pero temo por la seguridad de mi familia.


 

—No permitiremos que lleguen más lejos. Juntos encontraremos una solución. Esto no nos detendrá.


 

—Gabriel, tengo miedo de que alguien le haga daño a mi hija. Estas amenazas han cruzado límites que no puedo ignorar.


 

Mis palabras revelan la angustia que anida en mi corazón de madre. La vulnerabilidad se manifiesta en la preocupación por la seguridad de Sofía, una inocente atrapada en las redes de una trama política oscura.


 

—Valentina, haré todo lo posible para protegerlas a ambas. Nadie debería usar a un niño como arma.


 

—Gabriel, he estado reflexionando profundamente sobre todo lo que está sucediendo, y me aterra pensar que Sofía pueda estar en peligro por nuestra conexión. La realidad es que la política y la seguridad de mi hija no pueden coexistir sin riesgos.




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