Una Historia De Amor En El Castillo Belmot

CAPITULO II

 

Ha pasado una semana desde que Tomy me pidió casarme con él, y darles la noticia a nuestros padres, fue aún más emocionante, por lo que comenzamos a organizar todo para la boda, ya que estaba planeado realizarlo dos semana después de la fiesta de gala, estaba tan emocionada y entretenida con los detalles, que casi había olvidado la dichosa fiesta, así que le pedí a mis padres que se adelantaran, ya que aún no me había arreglado, se me había pasado el día escogiendo las flores que decorarían mi pequeña fiesta de boda, así que al llegar a casa eran casi las seis y treinta de la tarde. Subí rápidamente a mi habitación, en donde me di un baño, para luego escoger el vestido que usaría en la gala, y mientras me arreglaba en el tocador, sentí un poco de cansancio fuera de lo normal, así que al considerar que aún era temprano, decidí darme una pequeña siesta. Todo iba a la perfección, hasta que los fuertes golpes en la puerta de la casa, hicieron que me despertara, me levante tan desesperada y asusta, me había quedado dormida, eran más de las ocho y la gala comenzaría a la siete y treinta, me levante corriendo de la cama directo a la puerta, en donde dos guardias se encontraban de pie.

  • Es usted la señorita Samy Evans?
  • S… s… sí dije casi tartamudeando. En que los puedo ayudar caballeros?
  • Hemos venido del Castillo Belmot, para resguardarla hasta la fiesta de gala, es usted la única chica que no se ha presentado ante los reyes.
  • Lo siento, no es que no iría, solo me quede… olvídenlo, terminaré de arreglarme y los acompañare.
  • Eso no será posible señorita por lo avanzado de la hora, usted tendrá que acompañarnos así como se encuentra.
  • Aún no me he peinado ni terminado de maquillarme, me niego asistir de esta manera.
  • Señorita si no nos acompaña con buenos términos, lo tendrá que hacer de otra manera menos positiva.

Ante tal fuerte advertencia, no tuve más remedio que acompañar a los guardias tal y como estaba vestida, estaba hecho un desastre, y pensar en todas las personas que ahí estarían mirándome en este estado, me martirizaba a un más, que le iba a decir a mis padres y a Tomy cuando entrara al gran salón, solo desea que hubiera un agujero en donde meterme. Cuando llegamos al Castillo Belmot, me quede mirando con la boca abierta, nunca había estado tan cerca de aquel lugar, pues el único lugar que conocía a la perfección eran los establos, ya que pase gran parte de mi niñez ahí junto a mi padre. Las escaleras hacia ese gran portón de madera era impresionante, y tan solo imaginar en las condiciones en el que entraría me estaba matando. Me quede ensimismada, cuando uno de los guardias me volvió a la realidad invitándome a bajar del carruaje. A los primeros que encontré en el portón con cara de mucha preocupación fue a mis padres, me sentía tan apenada con ellos por haberes fallado de esta manera, y todo por mi tonto cansancio, no sabía que decirle, como explicarle así que solo atine a decir que lo lamentaba. Creo que no había forma de calmar la furia de mi madre.

  • Donde estabas Samy Evans?
  • Mamá, yo lo siento, me sentía cansada y me quede dormida, no fue intencional lo juro.
  • Guarda tus palabras que hablaremos después, y mira el estado en el que estas, no lo puedo creer, que estabas pensando.
  • Mamá en verdad lo siento.
  • Señores, señorita hagan el favor de pasar al gran salón que los están esperando, refirió uno de los guardias.

Que nos están esperando, como era posible eso, como era posible que de tanta gente que hay en esta fiesta se dieran cuenta que solo una faltaba, y para mi mala suerte esa una era yo. Iba detrás de mis padres muy apenada con lo que estaba sucediendo, mi madre tenía razón de estar enfadada conmigo. Cuando se abrieron las puertas al gran salón, mis padres se pararon a un costado, quedando yo en medio de la entrada con la cara totalmente roja, pues todo el mundo había volteado a verme. Algunas miradas eran con pena, mientras otras reían, cuando vi a Tomy junto a su hermana y sus padres, me sentí tan avergonzada que no sabía que cara poner, sabía que estaba molesto y exigiría en cualquier momento una explicación. Ante mí, las personas que se encontraban en medio salón, se dirigieron a un costado, abriéndome paso para dirigirme ante los grandes reyes y sus descendientes. Cuando me encontré ante ellos, me quede mirándolos muy apenada, sobre todo avergonzada, me miraban de pie a cabeza, no sabía que pensar en ese momento. La belleza que la reina irradiaba era sorprendente, tiene el cabello negro como la noche y los ojos azules como el cielo, y el vestido azul eléctrico con lentejuelas ajustada a su figura, hacía que luzca perfecta, sí que es hermosa, a su costado el rey, quien tiene el cabello negro igual al de su esposa y los ojos de color marrón claro, pues que puedo decir no se veía nada mal, pero la seriedad con que me miraba me asustaba. A un costado de ellos se encontraban el príncipe George y el príncipe Eduardo. El príncipe George, quien tiene el cabello negro y los ojos como de su padre, tenía la mirada tranquila y tierna, era cinco años mayor que el príncipe Eduardo, y ya estaba comprometido, su boda era uno del acontecimiento que más se estaba esperando en el reino. La prometida de George, de nombre Nora Pen, lucía hermosa y se encontraba sentada junto a sus padres en una mesa a lado de la meza real donde se encontraba la familia real. Se decía que cuando se conocieron, fue amor a primera vista, que no dejaron de bailar en toda la noche, y que después del anuncio del compromiso del príncipe George en su fiesta de gala, nunca más de volvieron a separar.  Cuando te vuelves la prometida de uno de los príncipes, inmediatamente pasas a vivir en el Castillo Belmot, pues consideran que es la mejor manera que los novios se conozcan a profundidad. En cuanto al príncipe Eduardo, que es el vivo retrato de su madre, se encontraba con los brazos cruzados mirándome de pies a cabeza, con una pequeña sonrisa algo malévola. En definitiva ahora entendía porque las chicas del reino morían por él, tiene el cabello negro y los ojos azules, y la sonrisa que mostraba lo hacía ver sexy, era la primera vez que conocía a la familia real, en especial a los príncipes, no hay duda de los guapos que son. Después de haber pasado unos cuantos segundos, que sentí que fueron una eternidad, para mi sorpresa, la reina ordenó que se me vistiera y arreglara, pues era única invitada que faltaba, y la fiesta de gala tenía que seguir, así que me dirigieron hacia una habitación enorme, en donde se me entregó un vestido de color amarillo, el cual me la puse de inmediato, era impresionante como resaltaba mi silueta, y el encaje era muy sutil y delicado, asimismo se me proporciono unas cuantas joyas que iban a la perfección con mi vestido, en cuanto al maquillaje pedí que se viera natural y decidí dejarme el cabello suelto formando ondas. Cuando me vi en el espejo jamás pensé verme así, tan hermosa, yo misma me sorprendí de todo lo que tenía escondido detrás de mis humildes prendas. Cuando regrese al salón de gala, todo parecía haber vuelto a la normalidad, así que lo primero que hice fue buscar a mis padres, les debía una explicación ante tal humillación, cuando los encontré, estaban junto a Tomy y su familia, y al acercarme se quedaron sin respiración y algo atónitos, jamás se habrían imaginado que detrás de esta chica tierna, habría una gran mujer.

  • Vaya, te ves hermosa cariño.
  • Gracias mamá, pero no es para tanto, aún me siento avergonzada con lo sucedido.
  • Olvídalo cariño, la gente olvida, advierte mi padre. A quien le regalo una pequeña sonrisa.
  • Te ves hermosa, dice Tomy, y si no fueras mi prometida, créeme que en estos instantes te lo pediría que lo seas.



#20250 en Fantasía

En el texto hay: deseo, desamor, amor

Editado: 03.10.2018

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