"Desde que era niño, siempre he tenido problemas para encajar. Ser diferente, ser un hombre lobo, y también... ser gay, me hizo sentir como si nunca hubiera un lugar para mí en este mundo. Pero cuando vi tus películas, algo cambió. Me diste esperanza, me diste un motivo para seguir adelante."
Alex escuchaba en silencio, con el corazón acelerado. "Ricardo, no tienes que sentirte solo. Yo también he tenido mis propias luchas, y no sabes lo mucho que me conmueve escuchar lo que mis películas significan para ti."
Ricardo respiró hondo, luchando por contener sus emociones. "Pero ahora que estoy aquí, contigo, siento algo más que admiración. Siento algo real, algo que nunca había sentido por nadie más. Y lo que más miedo me da es que quizás no puedas sentir lo mismo."
Alex, sin decir una palabra, se acercó a Ricardo, mirando profundamente en sus ojos. La tensión en el aire era palpable, pero no de una manera incómoda. Era una mezcla de vulnerabilidad y deseo.
"Ricardo," comenzó Alex, "yo también he estado sintiendo algo especial entre nosotros. Y aunque todo esto es nuevo para mí, no quiero negar lo que siento."
Sin dudarlo más, Alex se inclinó hacia Ricardo y lo besó suavemente. Fue un beso lleno de promesas no dichas y un entendimiento tácito de que, a pesar de las complicaciones, estaban dispuestos a explorar lo que había surgido entre ellos.
Cuando se separaron, Ricardo tenía lágrimas en los ojos, pero esta vez no eran de tristeza o miedo, sino de alivio y felicidad. "Nunca pensé que alguien como tú podría sentir algo por alguien como yo."
Alex sonrió y acarició suavemente el rostro de Ricardo. "No hay nadie más en el mundo con quien preferiría estar en este momento."
Mientras la noche continuaba, Ricardo y Alex pasaron horas en la azotea, hablando sobre sus vidas, sus miedos y sus sueños. Era como si, en ese momento, el resto del mundo no existiera, y solo importaran ellos dos bajo la luna llena.
Sin embargo, a medida que su relación florecía, sabían que el camino por delante estaría lleno de desafíos. No solo tenían que lidiar con la amenaza de los otros hombres lobo, sino también con las complicaciones de un amor que desafía las normas y las expectativas.
Pero por primera vez, tanto Alex como Ricardo sentían que, juntos, podían enfrentar cualquier cosa.
La brisa fresca de la noche acariciaba sus rostros mientras Alex y Ricardo se mantenían en silencio, disfrutando de la compañía mutua. La ciudad a sus pies brillaba como un mar de estrellas, pero ambos estaban absortos el uno en el otro.
Alex (mirando fijamente a Ricardo): "Hay algo en ti, Ricardo... algo que me atrae de una manera que no había sentido antes. Es como si hubiera estado esperando este momento, sin siquiera saberlo."
Ricardo (con una mezcla de nerviosismo y deseo): "Yo... siento lo mismo, Alex. Pero también tengo miedo. Miedo de que lo que soy—lo que podría hacerte—te aleje de mí."
Alex (acercándose más, sus voces apenas un susurro): "No tienes que temer. Quiero conocerte, completamente. No importa lo que seas, no importa lo que venga con ello."
Ricardo (con una intensidad creciente en su mirada): "¿Incluso si soy un monstruo? ¿Incluso si hay una parte de mí que es... salvaje?"
Alex (tocando suavemente la mejilla de Ricardo): "No eres un monstruo. Eres... fascinante, y esa parte de ti, la parte que te hace diferente, es también lo que me atrae tanto."
Ricardo (mientras su respiración se vuelve más pesada): "A veces, siento como si no pudiera controlar lo que siento, especialmente cuando estoy cerca de ti. Es como si hubiera algo en mí que quiere salir, algo que quiere... devorarte."
Alex (con una sonrisa pícara): "¿Y si te dijera que no me importaría? Que tal vez, quiero que lo hagas."
El comentario de Alex dejó a Ricardo sin aliento. La tensión entre ellos se hizo palpable, el aire parecía cargado de electricidad. Ricardo miró los labios de Alex, y la atracción que había estado tratando de reprimir se volvió imposible de ignorar.
Ricardo (dando un paso más cerca, su voz ronca con deseo): "Alex, no sé si podré contenerme..."
Alex (cerrando la distancia entre ellos): "Entonces, no lo hagas."
Sin más palabras, Ricardo tomó a Alex por la cintura, tirándolo hacia él. Sus labios se encontraron en un beso profundo, cargado de todo el deseo y la tensión que habían estado acumulando. Era un beso que prometía mucho más que simple afecto; era una promesa de que sus sentimientos iban mucho más allá de la simple atracción.
La forma en que sus cuerpos se movían juntos, la forma en que las manos de Ricardo exploraban con cuidado pero con urgencia, todo indicaba que había algo más oscuro y primitivo debajo de la superficie.
Ricardo (separándose brevemente, con la voz temblorosa): "No quiero lastimarte, pero cada vez que estamos juntos, siento que pierdo el control..."
Alex (respirando con dificultad, sus manos enredadas en el cabello de Ricardo): "Tal vez, no necesitas controlarte. Tal vez, lo que necesitamos es dejarnos llevar por lo que sentimos."
La respuesta de Alex fue la chispa que desató el fuego dentro de Ricardo. Lo que siguió fue un beso aún más apasionado, uno en el que ambos se perdieron completamente, sin preocuparse por lo que podría venir después.
Espera espera, esto es contenido family friendly, creo que le pusimos demasiado a esa relación : (Desde el principio y revovinamos)
La brisa fresca de la noche acariciaba sus rostros mientras Alex y Ricardo se mantenían en silencio, disfrutando de la compañía mutua. La ciudad a sus pies brillaba como un mar de estrellas, pero ambos estaban absortos el uno en el otro.
Alex (mirando a Ricardo con una sonrisa tranquila): "Es curioso cómo la vida nos lleva por caminos inesperados. Nunca imaginé que me encontraría en una situación como esta, contigo."
Ricardo (nervioso, pero con una leve sonrisa): "Yo tampoco. Pero estar aquí, contigo, se siente... bien. Como si finalmente estuviera en el lugar correcto."