Creía que mi hermana se asustaría al alejarse aún más de nuestra aldea ya que no ha salido de ella desde que los dos la encontramos hace ya mucho tiempo. Pero parece entusiasmada y feliz, como si no le temiese a nada. Va caminando a varios pasos de mi mientras habla animadamente con Ray. Quizás haya sido un error haberla dejado siempre sola en la aldea mientras todos nos íbamos de viaje. Suspiro. Supongo que mientras vaya con nosotros no le pasará nada.
No puedo evitar pensar en el día en que fallecieron mis padres y mi hermana y yo nos quedamos huérfanos.
Íbamos caminando por un bosque donde decían que se escondían hadas; a mis padres les gustaba descubrir cosas nuevas. Entonces mientras observábamos a una pequeña hada posada en una hoja, el hechicero de la túnica violeta la atrapó delante de nuestros ojos. Recuerdo que tenía el pelo y una barba castaña, su mirada parecía repleta de odio.
Mis padres, furiosos, exigieron que la soltara pero él se negó. Ellos sacaron sus armas, dispuestos a luchar si hacía falta con tal de ayudar a aquella pequeña criatura. Pero ese cobarde les lanzó una especie de hechizo que acabó con ellos y con sus compañeros, dos lobos grises, que se colocaron delante de ellos para intentar protegerlos. Después de eso, el hechicero se fue de allí sin ni siquiera fijarse en nosotros.
Yo estaba aterrado y paralizado, y no sabía qué hacer. Pero entonces un gran lobo blanco se acercó a mi hermana y a mí. Reaccioné cuando tiró de mi ropa para que fuésemos con él. Lo seguimos hasta aquella aldea entonces.
En la entrada le esperaban una anciana y una loba negra. Esa anciana nos acogió y cuidó de nosotros durante mucho tiempo. Tiempo después los dos lobos tuvieron dos crías que acabaron por convertirse en nuestros compañeros. La anciana junto con los dos lobos fallecieron hace ya muchos años, pero aún la sigo recordando con mucho cariño.
Cuando miro a Naja ahora, puedo ver en ella un gran espíritu aventurero, como lo tenían mis padres y como lo tengo yo mismo. Miro a Nico que también parece más relajado al ver a mi hermana y a la suya tan alegres.
Ahora caminamos por un frondoso bosque con grandes árboles y flores de diferentes colores que anunciaban la llegada de la primavera. Mientras, Lucas le cuenta a Naja historias de nuestros viajes y las personas que hemos conocido en ellos.
Claudine, que va montada en Luther le cuenta a Naja cuando, en uno de nuestros viajes tuvimos la oportunidad de conocer a la princesa Grissel de Teyrên. Uno de los Reinos de Kewan o también conocido como el Reino de las aves, ya que casi todo el mundo tiene aves allí y las aman.
—¿Conocistéis a una princesa? ¿Cómo pasó? ¿Os la encontrásteis así sin más? — pregunta rápidamente Naja, entusiasmada.
Sonrío sin pensar al ver su emoción y mi amiga comienza a contarle lo que ocurrió aquel día.
—La princesa daba un paseo por el bosque acompañado de su guardia, Erhan —empieza a decir—. No se dieron cuenta de que alguien les seguía, al parecer venía de otro reino más allá de Kewan. El águila de Erhan vio que en unos matorrales un hombre estaba apunto de dispararle una flecha a la princesa. El hombre se asustó al ver al águila volando hacia él y disparó la flecha al aire, rozándole el ojo izquierdo a la pobre ave. —Naja suelta una exclamación de sospresa.
—Por suerte Nico escuchó el grito de la princesa y fuimos enseguida —continuo yo acariciándole la cabeza a mi compañero—. Nos encontramos al guardia sosteniendo a su águila, asustado. La princesa Grissel nos suplicó que le ayudásemos y Ray se encargó de curarle la herida, pero su ojo izquierdo se quedó ciego. Aun así, ella y Erhan nos lo agradecieron.
—Ahora de vez en cuando la princesa Grissel nos envía cartas con su halcón Athena. ¿No es genial? No todo el mundo recibe cartas de una princesa. Aunque me gustaría que fuesen cartas de amor hacia mí —añade Lucas, con una sonrisa pícara.
—Oh, cállate, Lucas —le responde Alexa enseguida—. Ni que una princesa se fuese a fijar en alguien como tú.
Esos dos siempre están discutiendo sobre cualquier cosa desde que se conocieron, y parece que nunca van a cambiar. Ray suelta una carcajada debido al comentario de Alexa, que también se ríe.
Lucas iba a replicar, enfadado, pero Naja empieza a hablar.
—Wow, es increíble. ¿Algún día podré conocerla yo también? —dice entusiasmada.
—Cuando vayamos a Teyrên te la presentaremos, siempre somos bienvenidos en su
castillo —le digo acariciándole la cabeza con cariño—. Justo nos dirigimos hacia allí.
Pienso que quizás haya estado siendo demasiado sobre protector con ella. Desde que nuestros padres murieron siempre he querido protegerla de cualquier cosa. Pero ahora ya ha crecido y puede cuidarse ella sola. He tardado mucho tiempo en darme cuenta de eso.
Tras estar todo el día caminando, empieza a anochecer. Ya no nos dará tiempo en llegar hasta la siguiente aldea así que tendremos que acampar en el bosque esta noche.
***
Cenamos unos peces que Lucas y Leo han pescado para todos, excepto Claudine que ha sacado las verduras que se ha traído consigo y se ha hecho una sopa ya que ella es vegetariana. Después de cenar todos se buscan algún lugar cómodo donde dormir. Cuando estoy apunto de tumbarme para dormir también, me doy cuenta de que Naja se ha quedado sentada junto a la hoguera, abrazando a su loba.
Miro a Claudine quién también parece haberse dado cuenta de que algo le pasa a mi hermana. Nos acercamos a la hoguera y ambos nos sentamos a cada lado.
—¿Qué te pasa? ¿No puedes dormir? —le pregunta mi amiga, preocupada.
—Todo está muy oscuro de noche. ¿Qué pasa si algo se acerca y nos ataca mientras dormimos?
Recuerdo entonces que Naja le teme a la oscuridad desde pequeña, siempre se venía a mi cama asustada y yo tenía que tranquilizarse para que se durmiese. Creí que ya lo había superado, pero al parecer aun le sigue temiendo y el estar en mitad de un bosque a oscuras no le estará ayudando para nada.