Una huella en la oscuridad

Capítulo 8: Alek

No me gusta la cercanía que empieza a tener mi hermana con ese hechicero. Ella lleva haciéndole preguntas desde que nos pusimos de nuevo en marcha, aunque él solo haga respuestas cortas. Camina junto a él como si se conocieran de toda la vida. No me gusta nada. No me gusta que esté tan cerca de ese hechicero por muy bueno que parezca ser. No me fio de ese chico. Escucho como Nico hace un suave gruñido a mi lado.

Ray está tras ellos en silencio, con la mirada clavada en el suelo. Parece estar decaído y sé que es porque mi hermana apenas se fija en él desde que el hechicero se unió a nuestro viaje. Siempre han estado muy unidos desde pequeños. Le pongo una mano en el hombro para intentar darle ánimos, él solo responde con una pequeña sonrisa. Lucas atrapa la cabeza del chico entonces, sobresaltándonos a los dos.

—Creo que tu novia ha encontrado a otro —le dice mi amigo, con un tono burlón.

Pongo los ojos en blanco. Siempre haciendo las mismas bromas. Ray se deshace de su agarre con brusquedad y resopla.

—¡No es mi novia! —dice, molesto—. Solo somos amigos.

Lucas enarca las cejas ante su respuesta y mira a Leo que parece responderle con un suave maullido. Después vuelve a mirar a Ray.

—Pero te gustaría, siempre estás detrás de ella como un perro —Colt, al lado de Ray, levanta la vista como si se sintiera ofendido y Lucas se encoge de hombros—. Deberías declararte antes de que lo haga otro.

Con esa última frase señala al hechicero con la cabeza y Ray aparta la vista rápidamente. Eso no pasará nunca, no voy a permitírselo. Lo único que quiero es que termine lo que tenga que hacer y se marche de vuelta a su Torre en seguida. Así no tendré que volver a verlo.

Alexa se ha acercado a nosotros, seguida silenciosamente por Silver. Se interpone entre Lucas y Ray.

—Deja ya al pobre chico, Lucas —le dice—. ¿No ves que no quiere admitir sus sentimientos?

Mi amigo hace una mueca de molestia y se cruza de brazos. Hay veces que hace los mismos gestos de un niño pequeño, igual que su personalidad.

—¿Igual que tú no quieres admitir tus sentimientos por mí? —le dice a Alexa, al cabo de unos segundos con una media sonrisa.

—Qué asco —dice ella, haciendo un mohín de disgusto.

Se adelanta unos pasos para caminar junto a Claudine, que se ha bajado de Luther y se ha unido a la conversación de Naja y el hechicero hace un rato. No sé por qué a todos les interesa tanto hablar o estar con él. Siempre se mantiene serio y distante, sobre todo conmigo que no me ha dirigido la palabra desde que dejé que viajase junto a nosotros. Debería agradecerme que se lo haya permitido.

 

Lucas llama entonces a Alexa pero al ver que ésta no le hace el mínimo caso decide ir junto a ella. Ray, a mi lado, se ríe de la situación y me contagia a mí la risa. De pronto tanto Colt como Nico alzan las orejas y miran hacia el cielo. Parece que han escuchado algo. Cuando sigo su mirada veo como un ave vuela sobre nuestras cabezas y segundos después baja su vuelo hasta nosotros.

Se trata de un halcón peregrino que todos, o casi todos, conocemos muy bien. El ave suelta un gañido en cuanto nos ve. Ray parece recuperar su sonrisa y alza el brazo para que ésta pueda posarse en su brazo. Yo sonrío, feliz de volver a verla después de tanto tiempo.

—¿Lo conoces? —pregunta mi hermana, que se ha acercado a nosotros al ver al ave.

El hechicero se acerca también y mira al halcón con curiosidad. No puedo evitar lanzarle una mirada de odio pero el solo dedica un segundo en mirarme.

—Es Athena, el halcón de la princesa Grissel —dice Ray, acariciando sus plumas con cariño. Se fija entonces en el pequeño pergamino que tiene en una se sus patas—. ¿Qué tienes ahí, pequeña?

Ray coge es papel suavemente enrollado y le quita el lazo rojo que tiene atado para leer su contenido. Mi hermana se coloca junto a él para leer también lo que pone pero Ray no le da esa oportunidad cuando se acerca junto a mí con una mirada de preocupación.

—Alek, la princesa quiere que vayamos enseguida a palacio. Parece algo urgente.

¿La princesa quiere vernos? ¿Así tan de repente? ¿Qué puede ser tan importante para que mande a Athena a enviarnos esa carta? ¿Y por qué nos necesita a nosotros? Solo somos unos viajeros. Empiezo a preocuparme.

—De acuerdo. Athena, hazle saber a la princesa que iremos en seguida —le digo al ave, mientras cojo la carta.

Ray la lanza para que pueda alzar el vuelo y ella nos suelta un último gañido desde el aire antes de que desaparezca por encima de los árboles.

Les hago una señal a todos para que nos pongamos en marcha para llegar cuanto antes al palacio. Quiero enterarme pronto del asunto que parece tener tan preocupada a la princesa Grissel. Tenemos suerte de que justo nos dirigíamos hacia el reino de Têyren así que no tardaremos demasiado en llegar.

 

***

 

Llegamos a la ciudad de Têyren después de varias horas de camino casi sin pararnos a descansar. Sé que mi hermana está cansada de tanto caminar, pero le animo a seguir ya que falta poco para llegar. Como la ciudad está en la ladera de una gran montaña, corre un aire fresco y puro que llena mis pulmones y los refresca.

Ya está empezando a atardecer y un brillo anaranjado baña toda la ciudad. Es la primera vez que mi hermana entra en una ciudad. Veo como se le iluminan los ojos y lo observa todo a su alrededor entusiasmada. Al contrario que en nuestra aldea, en la ciudad hay muchas más casas y muchos pequeños puestos con comida o joyas. Algunas aves sobrevuelan la ciudad y otras están sobre los hombros o brazos de los lugareños, que nos observaban al pasar.

 

Cuando por fin llegamos al palacio alguien nos está esperando junto a los guardias de la entrada. En su brazo se posa una gran águila con una cicatriz en el ojo. Dahlia vuela hasta Ray, que la recibe en su brazo con alegría. El águila apoya la cabeza contra su mejilla, dándole la bienvenida a su salvador.



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En el texto hay: amor, amistad, fantasia magia

Editado: 08.12.2020

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