—Bueno chicas, bienvenidas a la Torre Oscura.
En cuanto abro la puerta frente a ellas la joven muchacha se queda con la boca abierta mirando alrededor, observando cada detalle de nuestra Torre. Algunos de mis alumnos se quedan mirándola, extrañados. Otros, los que ya sabían de su llegada, la saludan y le dan la bienvenida.
<<¿Naja estará a salvo aquí?>>.
Bajo la mirada hacia abajo para encontrarme con los ojos azules de Aliska. Me mira con preocupación, sé que ha visto las grietas que se han formado en las paredes de la Torre. Sonrío y acaricio su cabeza. No puedo evitar recordar a Haze, ella también se preocupaba así por mí.
—Lo estará, te lo prometo.
Naja nos mira a ambos sin comprender a lo que Aliska le responde con un lametazo en una de sus manos. La maagilyn, por su parte me observa con curiosidad. Me sorprende el que no me tema. No sé si sabrá que fui yo el que robó la gema de su padre y si lo sabe no parece que me tenga miedo. Tengo que convencerla de que traiga al rey hasta aquí. Sé que él podrá ayudarme. Puedo sentirlo en su magia. En la magia que corre ahora por todo mi cuerpo y por el de mis alumnos.
—Vaya, ya habéis llegado.
Kala nos mira con los brazos cruzados junto a Hedeom, que se mantiene callado y serio. A su lado Akuro mira a Naja con notable desagrado y yo le lanzo una mirada de advertencia. La joven se tensa a mi lado y Aliska, a pesar de que ha empezado a gruñir, esconde el rabo entre las patas.
Storm, el lobo de Hedeom, se acerca a ella con tranquilidad y la olfatea a modo de saludo lo que hace que ambas se relajen un poco.
—No tenéis por que temerles. Ahora serán tus compañeros, Naja.
—Lo intentaré…
—Bien. Ahora ellos te acompañarán a tu nueva habitación, allí te he preparado tu nueva túnica. Mañana empezarán tus clases.
Ella asiente y con algo de timidez va junto a ellos tres. Aliska y Launeex van tras ella pero yo detengo a ésta última.
—Hay algo de lo que me gustaría hablar con vos, alteza. ¿Me acompañáis?
<<Está bien. Pero después quiero volver con mi amiga>>.
—Por supuesto. Seguidme.
Empiezo a caminar hacia mi despacho y escucho los pasos de la princesa tras de mí. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que vi al antiguo príncipe maagilyn. Ahora es el rey y hasta ha tenido una heredera. ¿Cuántos años han pasado? ¿Cien, quizás? He perdido la cuenta de cuántas pociones me he bebido para alargar mi vida. Todo porque la muerte me da causa demasiado terror, a pesar de que he querido acabar con mi vida varias veces.
Esta magia me está volviendo loco. Mis pensamientos van cambiando, a veces pienso una cosa, a veces otra. Ya no sé qué es lo que pienso realmente. No sé a lo que le tengo miedo y a lo que no. Por más que tenga algunas cosas claras, otras no las tengo tanto. Y eso me hace replantearme si tengo bien la cordura. Estoy deseando que el rey venga hasta aquí para devolverle la gema, recuperar a Haze...
Recuperarme a mí mismo...
¿O será ya demasiado tarde para eso?
<<Humano, ¿vas a abrir ya la puerta?>>.
Doy un respingo, volviendo en sí.
—Sí, sí… Disculpadme, alteza.
Abro el despacho y le hago un gesto para que entre. Cierro la puerta a mis espaldas y me siento en el suelo para estar, mas o menos, a su altura. Ella me mira, interrogante.
—¿Sabéis quién soy?
<<Sí. Eres el humano que robó la gema de mi padre. Lo sé>>.
—¿No me tenéis miedo? ¿No teméis que haga lo mismo con vos?
<<No. Sé que no lo harás. Mi padre me habló de ti, te arrepientes de haber hecho lo que hiciste. No volverías a hacer lo mismo. Además, no te conviene hacerlo o habrá una guerra entre hechiceros y maagilyns. —Hace una pausa a la vez que se transforma en dragón frente a mí, con las púas erizadas en una postura amenazante— Y aunque seáis poderosos solo tenéis la magia de una sola gema, nosotros tenemos la magia de miles y miles de gemas. Os derrotaríamos antes incluso de que lo intentaseis>>.
Su advertencia hace que me estremezca. Ella me mira con una fiereza que no sabía que podía tener. A pesar de ser tan pequeña parece ser más sabia incluso que yo. Cuando sonrío con amabilidad ella parece relajarse un poco al percibir que no voy a hacerle daño, aunque aún así se queda en su forma de dragón.
—No tenéis que preocuparos por eso. No está en mis planes empezar una guerra.
<<Bien. ¿De qué querías hablarme entonces?>>.
—¿Hay alguna forma de hacer llamar a vuestro padre? He estado mucho tiempo buscando la forma de encontrarlo, pero habéis escondido vuestro bosque y no os dejáis ver. Yo… solo quiero pedirle ayuda… Y devolverle la gema. Es lo único que os pido.
Entonces levanta el vuelo y se dirige hacia la ventana. Temo que escape por ella y pierda mi única oportunidad, pero simplemente se posa en el alféizar y me observa.
<<Puedo usar mi telepatía para llamarlo. Pero no sé cuándo vendrá ya que él no puede transformarse en dragón sin su magia>>.
El comentario me golpea con fuerza, haciéndome sentir culpable. Es por mi culpa el que no pueda transformarse. Me obligo a mantener una expresión serena y asiento. Ella me analiza con la mirada durante unos segundos.
<<Está bien. Puedo sentir que no estás intentando engañarme. Pero espero que se la devuelvas de inmediato. Al haberle robado la gema se está muriendo lentamente y no sé cuanto le quedará>>.
—Os lo prometo, alteza.