Una huella en la oscuridad

Capítulo 35: Oshan

Llegamos a la ciudad de Sikar luego de casi morir congelados en la ventisca. Solo he visto algunas ilustraciones en libros de la biblioteca pero en persona. Pero es mucho más hermoso verlo con mis propios ojos que verlo en los libros. Las casas están construidas con piedra negra y los tejados están cubiertos de nieve. Aún así las calles están libres de nieve como si alguien la hubiera quitado después de la ventisca.

Levanto la vista hacia el gran castillo negro, tan imponente en lo alto de una colina nevada. Los sikarenses tienen mucha suerte de vivir en un reino tan magnífico.

Nos hemos quedado en una posada mientras Alek y Claudine van a comprar provisiones. La posada está al lado de una plaza con una impresionante estatua de cristal de la diosa Nyxa junto a su zorro en el centro. Me quedo admirándola desde la ventana, si no fuese por ellos no sé qué habría sido de nosotros.

Tomo a Shadow entre mis brazos y vuelvo junto a los demás.

Pasamos el resto del día descansado dentro de la posada. Nos hace falta tomarnos un día de descanso luego de lo que ha pasado. Después de escuchar las bobadas que tenía que decir Lucas todos nos vamos a dormir.

 

Despierto cuando un rayo de luz entra por la ventana de mi habitación. Shadow se despereza a mi lado. Le doy un beso en la cabeza y me siento en el borde de la cama. Busco a Shunaxx con la mirada pero no lo veo por ninguna parte; su cama está vacía y Shera tampoco está en la habitación. Es raro que se haya levantado antes que yo, él siempre suele quedarse más tiempo entre las sábanas.

Decido salir fuera de la habitación a buscarle pero tampoco está dentro de la posada.

Algo capta la atención de Shadow, que mira repentinamente a la ventana por la que estuve mirando el día anterior. Me acerco a ella para ver lo que está pasando fuera. Quito con la mano la escarcha que se ha formado en el cristal. Shadow también se asoma apoyándose con las patas delanteras sobre el alféizar de la ventana.

Veo a Shunaxx fuera, parado al lado de la estatua. Lo veo hacer un movimiento con las manos, parece que está concentrando su poder para hacer algún hechizo. Me alegra que se haya puesto a practicar por fin, siempre busca alguna excusa para no hacerlo. Debería de practicar más a menudo.

Entonces hace algo que me deja atónito y sin poder pensar en nada más.

Frente a Shunaxx se forma un circulo de fuego y dentro de él aparece un ave de fuego, esperando la orden de su invocador. El Espíritu del Sol. Lo opuesto al Espíritu de la Luna. El hechizo de invocación por el que me he esforzado tanto en hacer y siempre he fallado al intentarlo.

¿Cómo es posible? ¿Cómo ha conseguido hacerlo con tanta facilidad? Incluso al propio Elibeus le cuesta mucha energía el poder hacer ese hechizo. No entiendo qué es lo que está pasando.

Salgo rápidamente al exterior y voy con paso firme hasta Shunaxx.

—¡¿Cómo has hecho eso?! —le digo, sobresaltándolo.

—¡O-Oshan…! ¿Qué haces aquí? —dice, ignorando mi pregunta. El ave de fuego se esfuma tan rápido como ha aparecido.

—Salí a buscarte al ver que no estabas en la habitación. ¿Cómo has conseguido hacer ese hechizo? ¡Hace falta mucha energía y práctica!

Se queda callado y baja la vista. Me siento mal por haberle gritado así que intento tranquilizarme. Pero es como si hubiese algo que no me quisiera contar. Él siempre suele contármelo todo, ¿Por qué ahora no? ¿Qué es lo que me está ocultando?

—Shunaxx… Dímelo —exijo, posando mis manos sobre sus hombros.

Eso hace que me mire a los ojos. Veo algo de duda y miedo en su mirada pero finalmente parece dispuesto a contármelo.

—Está bien… Desde que era muy pequeño he tenido un gran poder sobre el fuego —empieza a decir—. Mis padres se preocuparon cuando descubrieron mi poder ya que era muy joven y les preocupaba que me hiciese daño. Me llevaron entonces a la Torre del Sol y la Luna para que me ayudasen a controlar ese poder. Les dolió mucho tener que separarse de mí tan pronto pero les importaba más mi seguridad. Así es cómo empecé a estudiar en la Torre del Sol.

>>Con solo siete años ya conseguí hacer todos los hechizos del Libro del Sol con facilidad, con demasiada facilidad y con diez supe dominar los hechizos más poderosos. Astrea se dio cuenta entonces de que mi don sobre el fuego era muy poderoso, más que cualquier alumno de la Torre del Sol.

—Hace tres años me dijo que ya estaba más que preparado para graduarme y convertirme en un hechicero del sol… Pero lo rechacé.

—¿Por qué? Ese ha sido mi sueño desde que llegué a la Torre, poder convertirme en hechicero de la Luna. ¿Es que tú no quieres serlo?

Shunaxx aparta la mirada, incómodo.

—Claro que sí...Es solo que… Nunca me ha gustado ser más poderoso que los demás alumnos, Oshan… Mis compañeros siempre me han mirado con envidia, algunos incluso con odio por tener más facilidad en aprender los hechizos.

>>Estuve solo hasta que tú llegaste a la Torre, los demás no quisieron estar conmigo por que les había adelantado a todos. Cuando me enteré de que llegabas me puse muy feliz, por fin podría hacer un amigo que no sabía nada sobre mí ni sobre mi poder. Por eso nunca te conté nada y fingí ser un aprendiz normal que aún le faltaba mucho por aprender.

—Es por eso también por lo que nunca quería practicar contigo y solo hacía hechizos sencillos frente a ti. No quería que te dieses cuenta de lo poderoso que era y te alejases de mí como hicieron todos los demás.

Cuando termina de hablar se queda con la vista clavada en el suelo, como si pensara que voy a enfadarme con él por no habérmelo contado o como si me fuese a alejar tal y como ha dicho. Pero en lugar de eso lo abrazo con tanta fuerza que temo que se vaya a romper entre mis brazos. No hay forma en que vaya a hacer algo como eso.

—No voy a alejarme de ti. Nunca —le digo y enredo los dedos entre sus cabellos—. Te quiero. No me importa si eres más poderoso que yo.



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En el texto hay: amor, amistad, fantasia magia

Editado: 08.12.2020

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