Una loca sorpresa

Capítulo 7: Dogan

Siento que la cabeza me va a estallar y la pantalla frente a mí no ayuda. El cursor parpadea, burlándose de mi falta de concentración. Es como si viviera en una pesadilla de la que no puedo despertar, por más que lo intente. Estoy casado con una mujer que no es mi novia y cada día siento que pierdo un poco más el control de mis emociones.

Para empeorarlo, ayer me sentí atraído por Viper. No debió pasar. Amo a mi novia, o al menos eso quiero creer, y Viper… bueno, es Viper. Sí, es guapa, inteligente y tiene ese carácter independiente que la hace peligrosa. Su humor sarcástico me entretiene, y no voy a negar que disfruté cuando puso en su lugar al idiota de Thiago con una mezcla de firmeza y clase.

Tengo que recordar que no es mujer para mí.

Yo quiero casarme de manera consciente, formar una familia y seguir avanzando profesionalmente. Viper es alérgica a las relaciones y, en convivencia, sería como meter un gato salvaje en una caja de cristal. Y no, no estoy diciendo que si ella fuera distinta sería una opción. No lo es. Charlotte es la mujer correcta para mí, aunque todos insistan en lo contrario.

Exhalo, intentando convencerme de que no hay nada que pensar, aunque la duda se clava como astilla. Si estuviera tan seguro de Charlotte, no me habría casado con otra mujer ni habría deseado a Viper. Papá siempre decía que cuando encuentras a la indicada, las demás dejan de existir. Si otra logra llamar tu atención, es porque algo no anda bien.

Fox es el ejemplo perfecto. Salió con muchas mujeres, pero solo quiso casarse con Lexy. Desde que ella apareció, dejó de comentar sobre cualquier otra. Antes lo hacía con frecuencia.

El sonido de mi celular corta mis pensamientos. Contesto sin mirar.

—Hola.

—Hola, amor.

Aprieto los dientes.

—Charlotte.

—¿Por qué dices mi nombre así? Parece que te molesta que te llame.

—No es eso. Estaba trabajando y hablamos hace unas horas.

Ella ríe, como si estuviera en una comedia romántica y no en mi vida real.

—Lo sé, pero te extraño. Hoy el bufete está tranquilo.

Me recuesto en la silla, mirando el día soleado por la ventana, un lujo que Londres rara vez concede.

—Es martes y verano. Hay mucha gente de vacaciones.

En ese momento, veo a mi madre entrar al jardín de la casa de Fox, acompañada de Viper. Caminan juntas, riendo como si fueran viejas amigas. Se detienen en medio del césped. Mamá señala algo, Viper asiente y ambas giran hacia Archer, que aparece de la mano de su madre. El niño suelta a Lexy para correr hacia ellas. Viper lo levanta, le hace cosquillas y lo deja en el suelo para que mi madre lo mime.

No puedo evitar pensar que mamá adora a Viper y que, si fuera por ella, estaría descorchando champán por nuestro matrimonio.

—¿Me estás escuchando, Dogan?

—Sí. Debo colgar, acaba de llegar mi madre. Hablamos luego.

—Dale mis saludos.

Si supiera que mamá no la aprueba como novia, y que no es simple desagrado, sino oposición absoluta.

—Claro.

—Te amo y pórtate bien.

—También yo.

Cuelgo, cierro el portátil y camino hacia el jardín. Mamá me recibe como si no me hubiera visto en años, exagerando una alegría que hasta Archer podría notar.

—Me alegra tanto que hayas decidido quedarte unos días por aquí. Fox anda estresado con la boda porque quiere que todo salga perfecto y tú eres un gran apoyo —dice mientras Archer juguetea con sus pulseras—. Me encanta que mis dos hijos sean amigos —añade mirando a Viper con una aprobación que nunca tuvo para Charlotte.

Viper sonríe de lado.

—Tienen suerte de tenerse uno al otro. ¿Estás libre, Dogan?

Mamá nos mira como si esperara que confesáramos un romance de novela.

—Sí, para ir a ver eso de la boda.

—Exacto. —responde ella con una sonrisa demasiado satisfecha.

—¿Qué cosa deben ver? Porque yo estoy enterada de casi todo… y lo que no, lo puedo averiguar.

Miro a Viper. Ella me mira a mí. Balbuceamos como Archer cuando quiere decir algo y solo salen sonidos raros.

—Una sorpresa —improviso—. Es para Fox y Lexy.

—Y ya debemos irnos —añade Viper, tomándome de la mano con la determinación de alguien que salva a un náufrago—. Nos vemos después.

Mamá nos sigue con la mirada como una detective jubilada.

—Pueden decirme qué es. Soy buena guardando secretos.

La miro de frente, intentando mantener la compostura.

—No es cierto.

—Guardé el secreto de la paternidad de Archer.

—Solo porque estabas en periodo de prueba con Fox y sabías que, si lo contabas, él te borraba de su vida.

Archer interrumpe el momento balbuceando algo a su abuela, y Viper y yo aprovechamos la distracción para alejarnos. Mientras caminamos hacia el auto, puedo sentir la mirada de mi madre sobre nosotros y, aunque no lo dice, sé que está pensando que Viper sería una mejor compañía que Charlotte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.